Pablo J. Torre 11y

Kyrie Irving o cómo nace una estrella

Esta historia aparece en la edición de ESPN The Magazine del 7 de enero.

CADA VEZ QUE TIENE un mal partido, o falla en una tarea defensiva, o se ve sacudido por el terror existencialista que suele afectar a las personas de 20 años, Kyrie Irving se escribe a sí mismo. Empezó con esto en la Montclair (N.J.) Kimberley Academy, cuando solía sincerarse con un cuaderno blanco y negro que rápidamente se hizo jirones por el uso diario. Pero la primavera pasada, los rigores de su primera campaña profesional comprimida por el lockout le obligaron a confiar exclusivamente en una plataforma más moderna. "Tuve que dejar el diario de lado," dice Irving. Así que ahora la estrella de 6-3 pies de altura y 191 libras de los Cavaliers lleva a cabo sus sesiones de motivación con los pulgares, tecleando palabras que nunca diría en una conferencia de prensa, llenando un iPhone de 3.5 pulgadas con una visión de sí mismo que espera no olvidar nunca.

Irving escribió esto en diciembre del 2008, luego de transferirse a St. Patrick High en Elizabeth, New Jersey: Las luces están encendidas, nena. Es hora de mostrarle al mundo lo que realmente eres y quién es el mejor del país. Esto fue escrito en junio del 2009, en medio de un verano clave en la AAU: Voy a lograrlo, aunque tenga que atravesar un montón de paredes... Al d------ con los amigos. Voy a destruir a estos muchachos. Más recientemente, en noviembre del 2012: Desata todo lo que tienes y nunca mires atrás. Eres el mejor base de la liga, así que actúa como tal. Vamos.

"Es algo extraño leer esto ahora", reconoce Irving al repasar las notas.

Un viernes por la tarde reciente, el último novato del año estaba sentado ante una lustrosa mesa de comedor en su dúplex del centro de Cleveland. El apartamento alquilado, varios pisos arriba de un recodo sinuoso del Cuyahoga River, tiene pisos de madera y ventanas del piso al techo, con vista al Quicken Loans Arena hacia la izquierda. Una foto enmarcada de Irving, su padre y su hermana el día del draft está colgada en la pared opuesta a una pantalla plana de cuatro pies, conectada a una PlayStation 3. Hay un Xbox 360 posado en un estante arriba de un hogar externo. Arriba, en el cajón de la mesita de noche, tiene una buena reserva de chicharrones y Sour Patch Kids. Y, en términos de mobiliario, básicamente eso es todo -- lo que esperarías de un universitario de tercer año quien, después de una práctica reciente con los Cavs, cambió el canal de uno de los televisores de la sala de entrenamiento para sintonizar Bob Esponja. ("Y", agrega su compañero C.J. Miles: "Kyrie decía todas las palabras del show".)

Pero pon un balón en la mano de Irving -- cualquiera de las dos, ya que es ambidiestro -- y el Cav más joven no podría ser más adulto. ¿Lo más destacable para sus colegas y competidores? Su confianza, sobre todo al final de los partidos. Según 82games.com, la temporada pasada Irving fue el mejor de la NBA en el "clutch time" -- cuando la diferencia es de cinco puntos o menos, con menos de cinco minutos de juego por delante -- con 56.4 puntos cada 48 minutos y una efectividad del 54.4 por ciento. Kevin Durant y Carmelo Anthony terminaron segundo y tercero. "Definitivamente hay algunas personas que lo tienen", dice Miles."Kyrie simplemente tiene ese toque, como si hubiera estado haciendo todo esto desde los 4 años".

Hace apenas dos años, como novato de Duke, fue el jugador universitario más dominante cuando estuvo en la cancha -- 11 veces -- con un promedio de 17.5 puntos, 4.3 asistencias, 3.4 rebotes y 1.5 robos de balón por partido, y una efectividad del 90 por ciento en tiros libres y del 46 por ciento desde la línea de triples. En su año de novato, tal vez haya registrado la mejor campaña adolescente en la historia de la NBA con una línea de 18.5/5.4/3.7/1.1/87 por ciento/40 por ciento. En julio, mientras entrenaba junto a los jugadores olímpicos con el Select Team de USA Basketball, fue "el mejor de todos los jugadores Select", según el entrenador del Team USA, Mike Krzyzewski. Seguro, el hombre de Duke tal vez no sea objetivo, pero los elogios vinieron de todos lados, desde LeBron James ("Se destacó más que nadie") hasta Kobe Bryant ("Muy impresionante"). Y esta temporada, a pesar haberse perdido tres semanas por una fractura en el dedo índice de la mano izquierda, una más en una cadena de lesiones extrañas, Irving está haciendo lo suyo nuevamente, con promedios de 23.8/5.6/3.7/1.1/83 por ciento/43 por ciento hasta el 17 de diciembre. Semejante precocidad incluso ha inspirado al escolta Daniel Gibson de los Cavs a acuñar el mantra -- No puedes enseñarlo -- que repite después de cada juego."O naces con eso, o no", dice Gibson. "Nada lo perturba. No puedes enseñarlo".

Excepto que eso es precisamente lo que alguien hizo.


Trabaja. No muestres piedad. No le temas a nadie. Soy Kyrie Irving -. 12 de diciembre de 2008

EN 1992, cuando Kyrie Andrew Irving nació en Melbourne, Australia, los amigos de sus padres se preguntaron por qué dos atletas vibrantes de unos 35 años querrían otro bebé tan pronto. Era como si tuvieran un plan. El año anterior, Elizabeth Irving, ex jugadora de voleibol en la Universidad de Boston, había insistido en clavar pelotas en los juegos intramurales cuando estaba embarazada de siete meses de su hija, Asia. Para saciar su apetito competitivo esta vez, con Kyrie, recurrió a competencias de tiros libres con su marido Dred, quien se había graduado cuatro años antes como el máximo anotador de todos los tiempos de BU. Como de costumbre, Elizabeth -- cuyas navidades en familia incluían un gimnasio alquilado en Seattle, duelos de tiros libres y maratones de nocaut -- nunca perdía.

La pareja se conoció cuando ambos eran estudiantes de licenciatura, en una tienda del campus. Ni bien la vio, Dred jura que el tiempo se detuvo -- a pesar de que, o tal vez porque, Elizabeth llevaba su equipo de voleibol (rodilleras, pantalones cortos blancos y rojos). En pocas semanas, los dos eran mejores amigos. Compartían el mismo sentido de humor seco; Elizabeth, una música consumada, podía poner a prueba a Dred en cualquier deporte. Era "hermosa, por dentro y por fuera" dice Dred, y en pocos años, se casaron.

Luego, en 1991, llegaron a Melbourne. Dred, nativo de las Mitchel Houses en el Bronx, N.Y., tuvo la oportunidad de cumplir el sueño de su vida en la NBA: una prueba con los Celtics como agente libre no seleccionado en el draft. Sin embargo, durante la audición, el hábil escolta de 6-4 pies, ex JMV de Rucker Park, intentó emular el pick-pass-cut colectivista de Boston sobre la marcha, luciendo pedestre en el proceso. En una palabra, desapareció. Debería haber mostrado lo que podía hacer, pensó Dred, quien terminó anotando más de 30 por partido para un equipo profesional de Australia llamado Bulleen Boomers.

Sin embargo, el dolor del exilio de la NBA no tendría ni comparación con lo que ocurriría cuatro años después del nacimiento de Kyrie. Los Irving habían regresado a los Estados Unidos para criar a los niños, y se asentaron cerca de la familia de Elizabeth en las afueras de Seattle mientras Dred buscaba trabajo en Manhattan. Un día nublado de septiembre, Elizabeth acudió al Tacoma General Hospital con síntomas de lo que resultó ser una infección en la sangre.

En cuestión de horas, su condición empeoró mucho. Y luego aún más. Y 48 horas más tarde, de alguna manera -- antes de que Dred pudiera comprender lo que estaba sucediendo -- Elizabeth había muerto, a los 29 años, asediada por insuficiencia orgánica y sepsia.

Dred, quien había planeado décadas a futuro con su esposa-- carrera, niños, viajes-- estaba destruido. Hasta el día de hoy, no le gusta discutir los detalles de su fallecimiento. Su único hijo era demasiado joven como para haber guardado algún recuerdo de su madre. "Sólo tengo fotos" dice Kyrie ahora. "Y las historias que me cuenta mi papá".

A partir de ese momento, el padre decidió convertirse en el todo de su hijo. Dred tenía un vínculo muy fuerte con Asia, pero se convirtió en el mejor amigo, maestro y rival de Kyrie. Dred, graduado de BU en economía, consiguió trabajo como corredor de bonos en Manhattan. Pero el básquetbol nunca dejó de ser su pasión -- y su consuelo.

Kyrie conocía la trayectoria de su padre en el básquetbol. Había oído la parábola del campamento de los Celtics, había visto el dolor en los ojos de Dred. Sintió, de forma aguda, la atracción de llegar adonde su padre no había llegado. En su casa de techo marrón en West Orange, New Jersey, Kyrie rayó muesca tras muesca en la puerta de su dormitorio para llevar cuenta de su altura, y una flecha apuntaba a su objetivo: 6-4 pies, igual que papá. Y en su armario, en una pared oculta por la ropa, el estudiante de cuarto grado garabateó una frase -- Iré a la NBA -- y luego una adición -- Promesa -- que subrayó tres veces, como para convencerse a sí mismo.

Su padre sabía que era más un deseo que una convicción. Dred había cruzado caminos con muchos atletas que se resistieron a sus talentos naturales. Y como entrenador del equipo visitante de Kyrie en quinto grado, él ya sabía que su hijo era uno de ellos. "No estaba listo para abrazar su conjunto de habilidades", dice Dred. "Kyrie era un observador". Su hijo solía "desaparecer", merodeando por la cancha como el tímido que su padre le había advertido que no fuera.

Dred dice: "Trabajé en Wall Street durante años, y puedo decirte que Kyrie no tiene una personalidad tipo A. Esa gente tiene una personalidad muy fuerte. No le falta confianza. Tratan de dominar las conversaciones. Kyrie no era así".

Por naturaleza, Kyrie era un triunfador, un chico que también tomó clases de trompeta, saxofón y fiscorno bajo. En la cancha, se esforzaba demasiado por complacer. "Tenía miedo de ser el mejor," dice Kyrie. "Confianza, confianza, confianza: Eso era todo lo que predicaba mi padre. Él siempre me decía, Kyrie, podrías ser esto. Podrías ser aquello. Mi padre creía más en mí que yo mismo".

Así que Dred ideó un plan. Estaba decidido a frenar la timidez de Kyrie a través de la repetición pura, un millón de gotas de agua con el objetivo de erosionar una represa. En la estrecha entrada de coches de su casa, jugaron innumerables partidos de uno-contra-uno antes de la cena, todos gobernados por dos reglas: Darse siempre la mano antes de entrar y Nada de tiros malos (es decir, en caso de verte atrapado, simplemente debías entregar el balón).

Por la noche, cuando Kyrie había terminado la tarea, Dred encendía las luces de su Audi A6, iluminando el camino de entrada para hacer repeticiones Mikan, una corriente de bandejas derechas e izquierdas, todo contra un tablero al que le faltaba una gran parte del lado derecho. Se hubieran hecho las reparaciones necesarias de no haber sido por un beneficio peculiar: Kyrie aprendió a jugar con ángulos extraños y a aplicar rotación. Luego venían los conos, tres en total, y comenzaban los dribles: dribles con dos balones, con pelotas de tenis, hacia atrás y hacia adelante, hacia adentro y hacia afuera, detrás de la espalda, cruzados, a velocidades alternas, y así sucesivamente. Noche tras noche, año tras año, ante el resplandor de los faros del Audi, los dos hombres trabajaron en la confianza. "Te guste o no", solía decir su padre, mientras conducía a un Kyrie adolescente a diferentes canchas por los suburbios de New Jersey, Newark, el sur del Bronx y Manhattan, "Dios te ha bendecido con un motor Bentley. Si tú no andas, el equipo no anda".


Mantente hambriento y humilde, pero no dejes que nadie tome comida de la mesa -. 23 de junio de 2009

PARA CUANDO Kyrie llegó a Montclair Kimberley, una academia privada desconocida en los círculos del básquet, ese motor ya comenzaba a hacer ruido. Como jugador de segundo año de 5'8" de altura e indiscutidamente siendo el mejor jugador de su equipo, el escolta promediaba 29 ppp y 10 rpp. Para ser un jugador con honores que sabía manejarse bien, el pequeño escolta impresionaba bien. Aún así, para ser un prospecto de División I necesitaba un buen desafío. El plan necesitaba cambios.

Y fue así que, antes de su tercer año, Kyrie fue transferido al St. Patrick, un poderoso equipo de básquet que ya tenía en sus filas a Dexter Strickland (ahora en su último año de UNC) como escolta y al futuro elegido del draft Michael Kidd-Gilchrist (ahora miembro de los Bobcats) como alero. "Kyrie era un chico súper flaco y largo", recuerda Dean Kowalski, escolta del equipo. "Lucía como un atleta promedio". El equipo lograría luego un título estatal, pero los compañeros de equipo y entrenadores a menudo lucían confundidos por la deferencia del nuevo escolta. Kyrie, según él mismo lo recuerda, "no hablaba con nadie". Por momentos los entrenadores tenían que ordenarle a Irving, que deslumbraba en las prácticas, que haga jugadas por su propia voluntad al final de los partidos.

Luego, en la primavera, todo cambió. Y al final fue simple: cuando Strickland se graduó, al no haber nadie más experimentado para comandar el equipo, la deferencia abrió paso al dominio. Entrar en el equipo implicaba un mayor liderazgo. El manejo de balón, la habilidad para terminar jugadas, la inteligencia superior, todo se fue aunando. Fue una sensación de la noche a la mañana. "Entrando en su último año", dice Kowalski, "la audacia y la confianza de Kyrie estaban en otro nivel completamente distinto".

Kyrie arrasó en el circuito de básquet veraniego, emergiendo como uno de los cinco mejores reclutados, y promediando 24.5 puntos y 6.5 asistencias en su último año. Atrajo ofertas de todas las universidades, cumpliendo con la visión de su padre. Pero cuando Krzyzewski envió una nota manuscrita a la casa de West Orange, pareció un golpe del destino. Duke había quitado el apoyo a la carrera de básquet de Dred con una aplastante derrota en la primera ronda del torneo '88 de la NCAA. Kyrie cerraría ese círculo.

Lograría anotar 303 minutos en Duke. Y los escépticos eran legión cuando él se transformó en el primer jugador de cualquier deporte en ser elegido primero en el draft después de haber jugado tan poco tiempo en la temporada anterior. ("No va a ser una ayuda inmediata para mi equipo", profetizó Charles Barkley antes de aquel draft.) Apenas tres bases en la historia habían saltado a la NBA directamente después de su paso por la escuela secundaria Shaun Livingston, Sebastian Telfair y Lou Williams) y los tres habían fallado desde el principio. Pero ninguno de ellos había sido preparado durante más de una década por Dred Irving.

¿No se puede enseñar eso? Consideren esos ejercicios de dribbling y que Irving, hoy, es un maestro a la hora de hipnotizar defensores con un dribble metronómico, para luego armar una coreografía a lo ninja en el momento en que frenan. Consideren las jugadas hacia adentro con el Equipo Selecto, cuando los olímpicos presionaban por el medio de la cancha. Irving perdió a Kobe yendo a la derecha detrás de la zaga, le hizo un crossover a Durant, yendo a la izquierda, giró 360 grados alrededor de James Harden, quien trató de atraer una arremetida, y luego perdió nuevamente a Kobe yendo hacia la izquierda detrás de su espalda y recuperando el balón hacia su mano derecha al quitarlo de un golpe desde la parte interna de su pantorrilla izquierda (luego procedería a anotar 11 de los últimos 13 puntos de su equipo en una sorpresiva victoria sobre el Team USA.) "Fuera de las canchas de barrio", dice el escolta de los Nets, Keith Bogans, uno de los mejores defensores de perímetro de la liga, "no he visto a nadie manejar el balón como Kyrie."

¿No se puede enseñar eso? Consideren todas esas bandejas sobre el tablero. "Entre los tipos que no vuelcan todas las pelotas, Kyrie es el mejor terminador de jugadas de la liga", dice un cazatalentos de la Conferencia Este. "Es tan bueno como cualquier otro con ambas manos y partiendo de ambos pies. Y si puede recibir el balón en cualquier parte del vidrio puede lograr que entre al aro". Considerenqeu su truco más letal involucra la manera de meterse en las líneas, cambiar manos en pleno vuelo (una jugada típica de Dred en sus mejores días) y "ver los ángulos" tal como lo expresa Kyrie, lanzando hacia el tablero como si fuese una bola curva en el béisbol. Consideren que en la temporada pasada lanzó 5.8 tiros al aro en un partido, encestando un 58.8 por ciento. Entre los jugadores menores a 6'4" (Kyrie, con 6'3", todavía no ha llegado a la altura de Drederick), lidera la liga.

¿No se puede enseñar eso? Consideren esa regla sobre no hacer tiros malos, y que ningún otro novato en la historia de la NBA jamás encestó 46.9 por ciento desde el campo, 39.9 por ciento de triples y 87.2 por ciento desde la línea, tal como Irving lo hiciera a los 19 años. "Entre los bases", dijo el cazatalentos, "él encesta como los mejores de la liga". En el Rising Stars Challenge de febrero (la primera y última vez que Irving jugó en la televisión nacional, gracias al horrible poder de atracción de Cleveland), Irving tuvo marca de 8 de 8 desde atrás del arco. Luego, después de que le dieran el trofeo al JMV, se detuvo frente a los camarógrafos para asegurarse de que vieran la palabra Cavaliers en su camiseta.


Alimentar al monstruo. Probar que todos están equivocados. – 11 de julio de 2009

DE REGRESO EN LA MESA A LA HORA DE LA CENA mientras el sol se hunde en el Cuyahoga, Irving está ampliando una foto muy mal iluminada en su iPhone. Todas sus notas personales son digitales ahora, incluso las que nacieron como notas análogas.

En la pantalla hay una foto de un trozo marcado de papel blanco con marcas doradas. Es el tipo de papel que ofrecen como cortesía en los buenos hoteles, en este caso el Townsend de Birmingham, Michigan. Ahí es donde los Cavs se alojaron antes del primer partido de pretemporada ante Detroit en diciembre del 2011 y donde él anotó un plan enteramente propio. Titulado "Objetivos 2011-2012 Temporada Novato NBA", el plan tiene tres columnas que van de izquierda a derecha: Equipo, Persona y Jugador. Bajo cada título, en letra de imprenta (no hay errores de ortografía ni tachones) hay una lista dde tres sub-objetivos. La sigla "ROY!!" (Rookie of the Year, o novato del año) está subrayada en múltiples líneas, al igual que la palabra Promesa en su armario de la niñez, está inscripta en la parte más alta, faltándole las palabras firmado por y seguidas por la garabateada firma de Kyrie, como su autenticación a los 19 años. En la parte inferior izquierda se resalta un mandato, en letras igualmente sobresalientes: Tienes que ser grande!!!

Estos objetivos, escritos en grande en la página, se cumplieron. Otros no. Bajo el título Jugador, Irving se conformaba con 17 ppp, 7 app, 2 rpp y 1 bpp y eso llevaba a una fleche apuntando a la frase Liderar el equipo en defensa. A pesar de que Irving superó su objetivo de anotaciones, se quedó corto en los otros. Y él lo sabe.

"Siempre le digo a Kyrie "sabemos lo que podemos hacer en el lado ofensivo", dice el entrenador de los Cavs Byron Scott, quien ve mucho de su ex alumno (y ex ROY) Chris Paul en su alumno actual. "Pero si quieres ser un jugador estelar, si quieres ser un jugador complete y no una flor de un día, tienes que defender. Tienes que hacer las pequeñas cosas". La temporada pasada, Irving clasificó en el 4 por ciento más bajo en la NBA defensivamente, según Synergy Sports, permitiendo a sus oponentes encestar un 48.3 por ciento.

De este modo, los fanáticos de los Cavs que esperaban que Kyrie reemplace a James quizás deban esperar que se mueva ese objetivo. Las fallas de su nueva estrella (defensa, músculo, aguante) son las fortalezas del JMV defensor. James, con 6'8" de altura, se perdió 20 de sus primeros 492 juegos de temporada regular. Kyrie, debido a lo que Krzyzewski denomina simplemente como "mala suerte" ya se ha perdido 26 gracias a una lesión en un hombro, una concusión y un dedo roto, para no mencionar la fractura de quijada de diciembre y la mano rota durante un entrenamiento en Las Vegas en el verano.

Aún así, lo que Irving ha establecido mucho antes de James (a quien denomina como amigo desde los días de su paso por la Academia de Habilidades de LeBron James), es el tipo de sangre fría que llega luego de escuchar, de parte del hombre que primero creyó en ti, que eres el motor del Bentley.

Si no vas, el equipo no va. "En lo que respecta a personalidad, LeBron y Kyrie son mucho más de lo que la gente en Cleveland quisiera admitir", dice un ex miembro del grupo de los Cavs. "Son sociables, amigables, divertidos. Pero la confianza es la gran diferencia. LeBrron siempre parece preocupado por lo que dirán si es que falla. Kyrie es más del tipo "yo voy a anotarles con todo a estos hijos de...".

En el tercer partido de Irving en la NBA, en diciembre pasado en Indianápolis, él impulsó desde la parte alta de la llave, barrido por Paul George con un crossover y una bandeja zurda sobre el timbrazo… que no entró al aro. Cleveland perdió en tiempo suplementario. Cuatro semanas más tarde, en los últimos segundos del partido ante Boston, Scott pidió la misma jugada, 15-Hat, y Irving la cumplió, haciendo piruetas por el tráfico para anotar esa misma bandeja con la zurda mientras Dred celebraba en las gradas.

Por difícil que sea imaginarlo, le tomó a James 227 partidos en casi tres temporadas para lograr su primer tiro ganador en un partido. Kyrie necesitó apenas 19. Luego, en los siguientes 38 días, agregó tres más: uno en Dallas (cortando en la pintura para superar tres defensores para una bandeja zurda en reversa), Sacramento (colando dos tiros libres cuando faltaban 0.4 en el reloj y acertando uno) y Denver (arremetiendo a través de la presión en toda la cancha para una bandeja con la derecha desde el lado izquierdo del aro). Mientras tanto, su expresión lacónica hacía recordar a la de un estudiante que había procurado una copia del examen de antemano.

Aún así, ninguno de esos momentos dijo tanto sobre Kyrie como el de julio, en el campamento del Team USA, cuando caminó hacia Kobe y le exigió un partido mano a mano. "No me vas a encerrar, se terminó", dijo Kyrie, como si estuviese leyendo de la lista en su iPhone. Responde Kobe, conocedor del árbol genealógico de Kyrie: "ponme a tu papá en el teléfono ahora mismo, ya verás que te dice 'hijo, ¿estás loco?¿Estás loco?". Al final acordaron una apuesta, una buena cifra de $50.000, a disputarse el próximo verano, con reglas y ubicación final a ser confirmadas.

¿Y qué dijo el padre de Kyrie cuando se enteró de la apuesta? No podría haber estado más orgulloso, aún cuando no estará ahí para verlo. Verán, allá por 1992, cuando Dred y Elizabeth habían sorprendido a sus amigos al tener un segundo hijo tan jóvenes y tan pronto, todo eso había sido parte del plan. En todo momento, Elizabeth había querido ser lo suficientemente vibrante como para que cuando sus hijos tuviesen 20 años y estuviesen lejos de casa ella pudiese viajar con su esposo con 40 años de edad. "Ellos eran grandes amigos", explica Kyrie recordando la historia que le contó su padre. "Se prometieron que a menos que tuviesen grandes problemas económicos viajarían por todo el mundo", sin saber que ese futuro nunca llegaría.

Ahora, Dred, con 46, y quien recientemente se retirara tras una docena de años como vendedor de bonos y acciones, ha terminado con sus problemas económicos. Ahora, el hijo que ese padre entrenó durante tantos años es, a sus 20, una súper estrella de la NBA. Ahora su hija, una futura contadora, se prepara para graduarse de Temple. Y ahora, el próximo verano, el padre finalmente conocerá Europa y África cuando viaje por el mundo gracias a dos promesas realizadas hace mucho tiempo.

La primera fue su promesa ante Elizabeth. La segunda es la que estaba escrita en un armario. El padre, al igual que el hijo, nunca lo olvidó.

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