<
>

Fue el año de Venezuela

La Triple Corona alcanzada por Miguel Cabrera coronó un año brillante para Venezuela. AP Photo/Matt Slocum

Enero fue un mes corriente para el beisbol venezolano.

Los Tigres de Aragua y los Tiburones de La Guaira disputaron una final emocionante, como suelen serlo todas.

De nuevo hubo críticas sobre el calendario de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, que sólo permite un día de descanso en la serie decisiva y deja muy poco plazo para armar un equipo con vistas a la Serie del Caribe.

Febrero fue aún más corriente para la pelota profesional en la tierra de Luis Aparicio.

El viaje al clásico caribeño se saldó con un resultado negativo, el tercero de manera consecutiva, luego de la conquista del título en Mexicali, en 2009.

La legión que asistió a los entrenamientos de primavera contó 140 nombres, es decir, por debajo del récord de participación para Venezuela en un spring training.

Entonces, sin que alguien pudiera imaginarlo, comenzó a labrarse el año inolvidable para el beisbol del país suramericano.

Johan Santana empezó a recorrer con lentitud el camino de regreso, que le conduciría a lanzar el juego inaugural de los Mets de Nueva York.

Otros 66 compatriotas de Santana iniciaron oficialmente en la gran carpa el día inaugural, incluyendo las listas de incapacitados. La marca que no sucedió al iniciarse las prácticas sí ocurrió con la primera voz de playball.

Al final serían 96, contando 90 que vieron acción en por lo menos un juego de marzo a octubre.

Hubo sombras y notas tristes. Eliézer Alfonzo fue dejado en libertad por los Rockies de Rockies de Colorado, luego de levantársele la suspensión por dopaje. Freddy Galvis fue castigado por consumir sustancias usadas para mejorar artificialmente el rendimiento deportivo y Bobby Abreu perdió su trabajo en Anaheim, hasta que finalmente fue puesto en libertad por los Angelinos de Los Angeles.

Melvin Mora no consiguió contrato. Carlos Guillén dijo adiós, luego de un último intento. Magglio Ordóñez también se despidió, con un homenaje en Detroit, la ciudad donde disfrutó sus momentos más memorables. Omar Vizquel confirmó a comienzos de campaña que este sería, en efecto, el año de la despedida.

También hubo lesiones preocupantes. Especialmente la de Santana, que perdió parte del calendario en la lista de incapacitados, aunque ninguna de las dolencias fue relacionada con la cirugía en el hombro.

El Gocho, que causó aplausos al retomar su papel de as en la rotación de los Mets de Nueva York, tiró un no-hitter para celebrarlo. Félix Hernández fue más allá y en agosto le dio a Venezuela su primer juego perfecto.

Carlos González dio cuatro jonrones en cuatro apariciones legales consecutivas, entre el 29 y el 30 de mayo.

Freddy García llegó a 150 victorias, tope entre sus paisanos.

Henderson Álvarez llegó a 23 aperturas consecutivas con 5.0 innings o más desde su debut, en 2011, la cifra más elevada para un latinoamericano a partir del primer juego arriba, rebasando la marca de 21 que dejó el dominicano Runelvys Hernández.

Francisco Rodríguez, aún en una temporada discreta, se convirtió en el primer venezolano en lanzar 78 juegos en las grandes ligas.

Pablo Sandoval comenzó la zafra con 20 encuentros seguidos dando imparables, implantando una marca para venezolanos, para San Francisco y para la franquicia de los Gigantes.

El Panda terminó con igual ímpetu, al ser elegido Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, apenas días después de que Marco Scutaro lo fuera en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional.

Sandoval fue uno de los siete representantes de su país en el Juego de Estrellas, otro registro histórico. Allí estuvieron también Miguel Cabrera, José Altuve, CarGo, Elvis Andrus, Asdrúbal Cabrera y el Rey Félix, una delegación sin precedentes, que incluyó dos abridores: el propio Pandoval y González.

Vizquel no estuvo en el clásico de julio, pero su tour de despedida marcó 2012 para sus colegas y seguidores.

El caraqueño llegó a 2.877 hits, en el puesto número 40 de todos los tiempos. Terminó con 2.709 juegos como shortstop, máxima cantidad en la historia, y 2.968 partidos, en la casilla 12 para un pelotero de cualquier posición.

Vizquel disputó su último choque en Toronto. Disparó un sencillo en su última aparición en el plato y fue ovacionado al retirarse del terreno. Fue el epílogo a una carrera de 24 torneos, la más larga para un venezolano.

La trayectoria del torpedero 11 veces ganador del Guante de Oro hace que muchos imaginen para él un lugar en Cooperstown. Allí, en el Salón de la Fama, puede que espere algún día a Miguel Cabrera, el principal protagonista de este año impensado.

El infielder de los Tigres de Detroit comenzó mudándose a la tercera base, una jugada riesgosa que funcionó, a pesar de su corpulencia, y que abrió camino a una sucesión de hechos y hazañas.

Cabrera conquistó la Triple Corona del bateo en la Liga Americana, al conectar para .330 de average, con 44 jonrones y 139 carreras impulsadas. También se convirtió en el décimo quinto jugador en la historia en llegar a 1.000 empujadas antes de cumplir los 30 años de edad.

Nunca un venezolano había repetido un título de bateo. Jamás un latinoamericano había logrado la Triple Corona.

El calendario terminó con la salva de aplausos que el público y la prensa especializada dieron a Cabrera, Jugador Más Valioso del joven circuito y ganador por unanimidad del Premio Luis Aparicio como el jugador más sobresaliente salido de la nación suramericana en 2012, el año inolvidable para el beisbol en Venezuela.