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'Coach Pop', excepción y no regla

A nadie debería extrañar que Gregg Popovich sea el entrenador que más tiempo lleva en un mismo equipo no sólo en la NBA, sino en cualquiera de las cuatro principales ligas profesionales de los Estados Unidos.

Año tras año, los San Antonio Spurs comienzan bajo el radar, pero enderezan y en algún momento de la temporada, aparecen en la primera posición de la División del Sudoeste, o con el mejor récord de la liga, como en estos momentos. El miércoles comienzan en Minnesota su 'gira rodeo' de nueve partidos, que utilizarán para aquilatar sus posibilidades de cara a la parte final de la temporada y a juzgar como les ha ido históricamente, deben salir bien.

Su programa ya tiene cuatro anillos de campeón de la NBA y pese a que son un equipo de mercado pequeño, los Spurs ya son perennes contendores. Y lo hacen como equipo.

San Antonio es un equipo en todo el sentido de la palabra y lo dicen, por ejemplo, sus números de asistencias. En lo que va de temporada, llevan nueve partidos de 30 asistencias o más, incluyendo uno de 38. Este es el mejor indicio del tipo de juego que ejecutan, en el que los egos y las hazañas individuales se sacrifican en beneficio del colectivo.

A nadie debe extrañar tampoco que nueve de sus 15 jugadores se hayan desarrollado fuera de los Estados Unidos, incluyendo sus estelares Tony Parker (Francia), Manu Ginóbili (Argentina) y Tiago Splitter (Brasil). Popovich, de padre serbio y madre descendiente de croatas, pasó una buena parte de su carrera militar en Europa, donde conoció y apreció otra cultura tanto dentro como fuera de la cancha. De ahí que esté en una cruzada de 'culturizar' a muchos de sus compatriotas, que piensan que lo que ellos no conocen no sirve, que hay otro mundo fuera de América y que los que vienen de afuera tienen que probarse aquí. Él vira la moneda y dice: "¿Por qué tienen que probarse aquí, si ya han demostrado su calidad en otras ligas?" Con esa visión de mundo, supo reconocer que como se aprende este juego fuera de Estados Unidos es pasando, compartiendo, tratando de hacer el juego mucho más fácil al compañero.

El jugador que va a San Antonio a jugar bajo las órdenes de Popovich tiene que tener una idiosincrasia de dejar el ego en la puerta y trascender para ponerlo en función del equipo. Y los jugadores extranjeros, acostumbrado al juego internacional, están más predispuestos a adaptarse a ese tipo de sistema. Esa es una dinámica que se le hace un poco más difícil de seguir al jugador desarrollado en Estados Unidos, que aprende el juego tratando de lucir en el uno contra uno, y tiene que hacer el ajuste para aprender el juego colectivo. Al extranjero se le hace natural, y para él, esa es la clave de que su equipo sea tan bueno pasando la bola.

Al que aprendió a jugar así, se le hace más fácil trabajar para Popovich. El mejor ejemplo es Boris Diaw, quien cuando llegó a la liga, lo evaluaban como un jugador talentoso, pero que pasaba demasiado. En todos los equipos, le advertían que debía ser un poco más egoísta. Y él respondía que no entendía el juego así, que en la academia donde se desarrolló en París, la misma en que estaba Tony Parker, había que hacer el pase extra: se jugaba así o no se jugaba. Esa fue la forma en que aprendió el básquetbol.

Popovich debutó con los Spurs en la temporada de 1996-97 y no tardó mucho en demostrar que su sistema podía ser exitoso, ganando su primer campeonato en 1998-99. En San Antonio, el coach es la institución, y en su caso, se da una dinámica parecida a la que se ve en el baloncesto colegial estadounidense, en la que se respeta la institución del entrenador; el jugador gira alrededor del coach y viene a tratar de hacer las cosas que ya están establecidas. No es sorpresa su apodo: 'Coach Pop', al estilo colegial. Esto contrasta totalmente con la NBA, en donde los jugadores son los que se establecen y el coach tiene que tratar de complacer a los jugadores para tratar de permanecer un poco más en su puesto.

¿Es una especie en peligro de extinción? Claro que sí. No porque no hayan entrenadores capaces de hacer lo que él ha hecho, sino porque la misma liga no provee las condiciones para que estos tengan éxito. La NBA es una liga de estrellas, en la que se le da reconocimiento al jugador individualmente; ideada y mercadeada para que dos o tres jugadores lleven la batuta del juego. Los LeBron James, Kevin Durant, Kobe Bryant, cargan a sus equipos y lucen con poder decisional en torno al entrenador. Las "estrellas" de San Antonio, Tim Duncan, Ginóbili y Parker no tienen ese pedigrí de tratar de ser superiores a los demás, sino que hacen todo en función del equipo.

Igualmente, tendría que darse una situación como la que tiene San Antonio o como la de Utah con Jerry Sloan; un mercado pequeño, donde hay que subsistir ganando, no con una estrella sino un equipo compacto. Obviamente, también tiene que haber una confianza total de la gerencia poniendo todas las fichas apostando al coach. Y eso es muy difícil que pase en estos tiempos porque la liga no se mercadea así.

'Coach Pop' sigue teniendo éxito con su colectivo. Al no sobrecargar a las estrellas, le pone iguales responsabilidades a la mayoría los jugadores y en un juego es capaz de llegar en la rotación al número 12 sin problema. El jugador que estuvo en el banco ayer puede salir al otro día y dar fácilmente 18-20 minutos y 10-12 puntos. Aquí no hay tres estrellas, dos suplementarios y dos o tres sustitutos como en la mayoría de los equipos. Los Spurs tienen una plantilla de jugadores sin egos, con la confianza del coach y en la que todos son importantes.

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