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Mandó el equilibrio

ROMA -- El único que la tuvo fácil en Coppa Italia fue Lazio, equipo que superó de manera clara y sin problemas a Catania con un contundente 3 a 0 tras 90 minutos en juego.

Juventus, Inter y Roma, en cambio, tuvieron que disputar 120 minutos muy duros, respectivamente ante Milan, Bologna y Fiorentina. Al final, los tres cuadros lograron evitar los penales, ganando cada no con un gol de ventaja, los bianconeri por 2 a 1 (de remontada), los nerazzurri por 3 a 2 (después de que su rival había remontado dos tantos) y la Loba por 1 a 0, anotando justo en el alargue el único gol tanto del enfrentamiento.

Lo más positivo fue que, en general, gozamos de buenos espectáculos, porque finamente los grandes del Calcio le están dando importancia a esta competición y empezaron a parar sus equipos "titulares", con el claro intento de salir a ganar.

Ahora, en semifinales, el único turno de esta competición que se juega ida y vuelta, la Juventus se enfrentará a Lazio e Inter a Roma, en cuatro partidos que prometen emociones y espectáculo, siempre recordando que la Vieja Señora y los giallorossi están a la caza de la "décima", récord aún nunca alcanzado por ningún club italiano.

UN ÁGUILA CONFIABLE
Algo le falta aún al equipo de Petkovic para ser un grande y poder apuntarle al título en un torneo tan duro y competitivo como el campeonato italiano. Sin embargo, Lazio actualmente es sin dudas uno de los equipos más confiables de la Serie A, probablemente el mejor desde ese punto de vista después de Juventus.
Eso fue, en efecto, lo que demostró contra Catania en cuartos de final de Coppa Italia. El hecho es que los albicelestes siguen siendo una máquina en casa y, en general, raramente fallan ante los equipos chicos cuando hay que ganar si o si.

Ante los sicilianos le concedieron un poquito en los primeros minutos de cada etapa, pero en eso hubo también mucho mérito de los azulgrana, quienes supieron bajar con todo para intentar sorprender a los capitalinos con un juego rápido e inteligente.

De todas maneras, el tiempo de entender como limitar las iniciativas rivales y Lazio se adueñó rápidamente de la mitad de la cancha y, desde ahí, dictó el tiempo de todo el juego, acelerando cuando le venía mejor y manteniendo el ritmo bajo en la mayor parte del tiempo, para que Catania no lograra desarrollar sus contras peligrosas.

Así, a pesar de jugar sin Klose y con un esquema de juego nuevo, un 3-5-2 con Cavanda y Lulic sobre los costados, el Águila fue mucho más, tuvo el cinismo necesario para encontrar el gol de ventaja en jugada de pelota parada y luego, en el complemento, cerró el discurso gracias a un inspirado Hernánes.
Un equipo así puede aspirar a la conquista de la Copa: sólo tres partidos separan a Lazio desde ese objetivo, pero dos de ellos ante el poderoso y peligroso campeón de Italia, Juventus. Los albicelestes deberán jugar "perfecto" para poder alcanzar la final.

PERDIDOS
Juventus y Milan protagonizaron, con toda sinceridad, un mal espectáculo. La Vieja Señora tiene una excusa: es evidente que su técnico y sus colaboradores están trabajando en la dirección de llegar al "top" de la forma física en el momento más decisivo de la temporada, es decir cuando la Juve deberá jugar la Champions, competición en la que busca llegar hasta el fondo.

Así, como se puede ver también por los recientes partidos en campeonato, el cuadro bianconero no es si mismo, no logra imponer ese ritmo intenso que es su principal característica y, por ende, sufre. Todos los mejores equipos italianos pasaron siempre por momentos como este cuando se veían ocupados en más frentes.

Milan, en cambio, no tiene muchas excusas. Porque si es cierto que también el Diávolo está preparando su partido por los octavos de final de Champions (que será infinitamente más complicado que el de Juventus), hay que considerar que la Vieja Señora empezó el torneo a toda velocidad y en los últimos meses del 2012 acumuló una ventaja de ocho puntos respecto a la escolta, para pasar por encima su grupo en la competición continental en calidad de primero.

Los rossoneri, en cambio, empezaron la campaña de manera horrible, están séptimos en la tabla y en la primera fase de la Champions pasaron segundos, a pesar de un grupo honestamente fácil. Era consonante, así, esperarse otro tipo de velocidad, de juego y de resultado en Copa Italia, competición en la que, por segundo año consecutivo, fue eliminado por mano de Juventus con un gol en los primeros minutos del alargue.

Regresando al match, el conjunto de Allegri empezó bien y metió un golazo para pasar en ventaja, pero tuvo el grande demérito de durar poco, si bien su rival se veía lento y apagado, dejándose recuperar pocos minuto más tarde, a pesar de estar jugando mejor.

Luego, entre altos y bajos, salió al dominio en la segunda etapa y en efecto no le concedió prácticamente nada a su rival, jugando casi siempre en proyección ofensiva, pero sin lograr mostrarse con claridad y eficacia a la hora de transformar su mole de juego en ocasiones de gol.

Juventus, a todo eso, jugó como quien sabe que le toca sufrir pero que puede ganar con la fuerza de la cabeza y del corazón. Así fue, en efecto, porque supo aguantar y al inicio de los suplementarios, tal y como sucedido en la pasada edición, bajó para entregar todo en los primeros minutos, imaginando que Milan iba a tratar de administrar las energías por todos los 30 minutos.

Así fue y por segunda vez Conte le dio una lección a Allegri: los triunfos se buscan con agresividad y garra, pase lo que pase, y no hay que jugar haciendo las cosas "correctas" y esperando que un gol llegue, antes o después.

AL ÚLTIMO RESPIRO
Inter logró clasificar a semis, evitando los penales, con un gol de Ranocchia justo al último segundo del alargue, es decir el minuto 120, al final de un enfrentamiento emocionante y lleno de golpes de escena.
Curiosamente, la primera media hora fue bastante aburrida para los hinchas, quienes tenían los cuerpos fríos por la baja temperatura en Milán, los vestidos mojados por la fina y helada lluvia que caía sobre San Siro y los corazones dormidos por la total falta de emociones.

El tema es que ambos cuadros se pararon muy bien sobre el campo y, en efecto, para los amantes de la táctica fue toda otra historia, porque se pudieron aprecias las movidas de los dos técnicos casi como si se tratara de un partido de ajedrez.

Sin embargo, esto es fútbol y en este deporte el equilibrio de desafíos como este suele romperse cuando algún jugador tiene el coraje de hacer valer su proprio talento. Así fue en efecto y los méritos fueron de Cassano y, especialmente de Guarín: el italiano primero rozó el 1 a 0 y luego lo "dibujó" poniéndole un buen pase al colombiano, quien, por su parte, tuvo el mérito de definir con una categoría enorme, liberándose con un amague y pegándole con un fierro.

Un gol de ventaja dejaba todo aún abierto y, en efecto, Bologna tuvo sus chances de meter el empate, que en una ocasión no llegó sólo por mérito de una tapada monumental de Handanovic. Sin embargo, el 2 a 0 que Palacio anotó en el complemento, al 77º, parecía cerrar cada discurso.

En cambio el anfitrión se relajó, vio llegar el descuento tres minutos más tarde, con un tiro libre maravilloso de Diamanti (uno que, como dijimos muchas veces, debería jugar en clubes más importantes, cono todo respeto por Bologna) y cuatro más tarde regaló el 2 a 2. Culpa de Jonathan (uno que, como dijimos en otras ocasiones, no debería jugar con un club tan importante), quien le regaló de manera clamorosa el gol a Gabbiadini pifiando el balón de manera bochornosa.

Se tanto puso el match de ida y vuelta y en los 36 minutos que quedaron, contando claramente los suplementarios, cada uno de los cuadros creó ocasiones y argumentó el triunfo. Al final Inter tuvo la suerte de encontrar el gol decisivo, evitando así los penales y asegurándose el pase a semifinales.

TODO RARO
Honestamente, por momentos estuvo muy difícil reconocer a Roma y Fiorentina en este cuarto de final disputado en el Franchi de Florencia. La Loba, pro su parte, se paró con un esquema realmente inesperado en un caudro de Zeman, un supuesto 3-5-2 que, en realidad, fue un 5-3-1-1 puesto que Piris y Balzaretti jugaron siempre muy bajos, como dos marcadores de punta, y que el segundo delantero era Pjanic, quien prefirió jugar casi siempre entre líneas.

Los violetas, sin cambiar esquema, estuvieron demasiado inconstantes, jugaron con mucha confusión y, a menudo, demasiado encerrados en su propia mitad de la cancha, saliendo más de contra que con dominio.
Si dudas todos los protagonistas se vieron condicionados por el cansancio: el ritmo que les imponen sus entrenadores, fundamental para mostrar ese fútbol de ataque y bello que pretenden, tiene su precio que siempre terminan por pagar pulmones y músculos (por lo menos en los equipos que no hacen uso evidente de doping).

A todo eso, hay que considerar que los jugadores de ambos equipos demostraron grande espíritu de iniciativa, adaptándose a las condiciones del encuentro para reaccionar a todos los problemas que surgían con el pasar de los minutos. Lo curioso fue que tanto Fiorentina cuanto Roma mostraron cierta solidez y cinismo, características que parecían haber perdido, todo bajo los ojos de dos desconformes entrenadores por cuanto ocurría sobre el césped.

El partido vivió de varias fases: en algunas estuvo mejor la visita, en otras hubo equilibrio, en otras más lo mejor lo mostraron los violetas y hubo periodos en los que el juego estuvo de ida y vuelta, todo alternando momentos de velocidad a otros de ritmo bastante blando.

Que Destro haya anotado un gol en este momento personal tan malo habla claro de todas las chances que construyó el conjunto capitalino (en efecto el delantero otra vez más falló unas cinco clarísimas chances de gol), mientras que en cambio el cero en el marcador local describe con cruel fidelidad la mala suerte del Giglio, que por tres veces partió uno de los postes del arco defendido por Goicoechea.

Al final, más con suerte que con mérito Roma se quedó con el triunfo y el pase del turno. Pero hay que subrayar que el resultado no fue injusto y que los giallorossi lo obtuvieron a pesar de jugar en condición de visitantes y con muchas importantes ausencias, que determinaron ese improvisado esqu

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