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Murray venció a Federer y es finalista

MELBOURNE -- El escocés Andy Murray, tercer favorito, superó al suizo Roger Federer (2°) por 6-4, 6-7 (5), 6-3, 6-7 (2) y 6-2, en cuatro horas de acción, y jugará la final del Abierto de Australia ante el serbio Novak Djokovic, número uno del mundo.

Lo tuvo todo. Tenis de alto vuelo, emoción, nervios, intriga y una resolución veloz, al mejor estilo de una película de Hollywood. Y sí, el duelo, que prometía mucho, cumplió con creces. Murray fue un poco más en las semifinales, gracias a su iniciativa ofensiva y al buen funcionamiento de su servicio; Federer, por su parte, jamás se rindió y sacó a relucir toda su experencia para llevar el partido a un quinto set.

Pero el escocés parece haberse quitado todas las presiones desde su conquista en los Juegos Olímpicos, en Londres. Ya con un Grand Slam en el bolsillo, conseguido en Estados Unidos en 2012, se mueve mejor en los momentos críticos. Y en esta semifinal ante el suizo, si bien dudó -y mucho- en el cierre del cuarto set, pudo hacer una rápida diferencia en el set decisivo y se terminó quedando con el pase a su tercera final en Australia.

Murray, desde un primer momento, salió a la cancha con dos claros patrones en su juego: ser agresivo con sus tiros, por un lado, y cargar alto sobre el revés de Federer, por el otro. La idea tuvo grandes frutos en los primeros 45 minutos de acción, en los que logró sacar la primera buena diferencia con un 6-4.

La luz de ventaja, cabe destacar, la obtuvo rápido, apenas en el cuarto game. El suizo no se mostró fino con su servicio (58% de efectividad con su primer saque) y empezó a verse en apuros. Una buena serie de golpes del escocés, que trató que el número dos del mundo siempre pegara la derecha en movimiento, para el quiebre.

Murray, con el 3-1, mantuvo el control. Tuvo más chances de break, pero no logró capitalizarlas. Pero sí se quedó con el primer objetivo, con una interesante marca de 16 tiros ganadores -también 16 errores no forzados- que dejó en claro su intención de atacar.

El escocés continuó por la misma senda en el segundo set, pero el cambio llegó desde el lado del suizo. Primero, mejoró sensiblemente con su servicio. La tranquilidad de mandar con el primer saque le dio otro panorama. Y luego comenzó a buscar variantes con su revés, para contrarrestar las molestias generadas por el número tres del mundo. El slice, su mejor aliado.

La balanza empezó a equilibrarse. Los tiros ganadores comenzaron a ir y venir por lado, mientras que Federer hacía una pequeña diferencia con sus constantes subidas a la red. Así, al tie-break. Y ahí dos situaciones que sentenciaron la historia: dos errores no forzados de derecha del británico en el inicio y un passing de revés de Roger ante un smash de Murray. Luego de 58 minutos, set por lado.

Haber perdido su primer set en el certamen poco le importó a Murray. Menos aún le hizo efecto la amenaza de Federer de llevárselo por delante. El escocés soportó el pequeño envión del suizo y luego volvió a manejar los hilos del match con tranquilidad, esta vez desde su servicio.

Un quiebre oportuno -y muy claro- en el 3-2 dejó todo a merced del británico, que ratificó la ventaja con un game de saque perfecto: dos aces, uno desde un pedido de challenge, y un saque ganador para poner el 5-2 que prácticamente liquidó el tercer set. Finalmente fue 6-3, en 36 minutos. Y nuevamente la ventaja para Murray.

El cuarto set, sin dudas, le agregó la cuota de emoción que quizá le faltaba al encuentro. Federer, luego de salvarse con su servicio, quebró a Murray por primera vez en el partido y llegó a sacar una diferencia de 4-1, pero el escocés, muy ofensivo, logró recuperarse y después, en un enorme game, puso el 4-4. De ahí en adelante, tenis de alto vuelo.

El británico se mostró mejor plantado, con golpes más firmes y en constante posición de ataque. Federer estaba en un lugar más defensivo y hasta algo impreciso, tal es así que tres errores no forzados lo pusieron entre la espalda y la pared en el 5-5. Quedó 0-40; y vio caer su servicio.

Sin embargo, guerrero de mil batallas, aprovechó las dudas de Murray para cerrar el duelo. El escocés, inconscientemente, cedió la iniciativa, quizá tratando de cuidar más sus tiros. Y Federer no lo dejó pasar. Le puso pimienta a cada uno de sus disparos y se terminó quedando con el cuarto set por 7-6.

Se esperaba mucho para el final, y tal vez fue el que menos dio. El escocés pegó primero, con todo lo que vale eso. Logró una ventaja en el marcador y también, por supuesto, anímica. La victoria pareció quedar muy lejos para Federer, que de todas maneras se mantuvo expectante. Pero Murray, con un nuevo quiebre, el segundo en el set y el sexto en el match, se abrió un camino directo hacia la final, donde lo espera el serbio Novak Djokovic, número uno del mundo. Promesa de otro gran partido.

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