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Historias mínimas de la Copa Davis

BUENOS AIRES -- Pasó la primera ronda del Grupo Mundial de Copa Davis y con ella quedaron postales bien marcadas: el partido de siete horas, la caída de España al repechaje, la reaparición victoriosa de Djokovic. A continuación, repasamos algunas historias paralelas que también cobraron vida el último fin de semana.

El quinto set, la pesadilla de Isner
"Mi récord en partidos de quinto set es atroz. Tan simple como eso". Sin rodeos, el estadounidense John Isner le aportó autocrítica a la castigada estadística (4-11) y mostró su preocupación por el bajo rendimiento en momentos decisivos. "Se siente como un enorme gorila en la espalda", remató.

Desde aquel maratónico e inolvidable 70-68 a Mahut en Wimbledon 2010, contando los partidos que se extendieron a un quinto set, el gigante de Carolina del Norte sumó ocho derrotas y solo una victoria. Números que dejan su marca en el norteamericano: "No estoy ni cerca de tener la confianza que me gustaría hoy por hoy".

La buena noticia para Isner fue que su rodilla respondió bien, luego de la baja obligada del Abierto de Australia. Pero solucionada la parte física, resta equilibrar la mental: "Me siento bien de la lesión. Obviamente me hubiera gustado llegar con más partidos encima, pero no pasó por ahí el tema. Simplemente es como que no vine a jugar los momentos cruciales del cuarto y quinto set. Empecé bárbaro, pero no pude mantenerlo". "Perder partidos de Copa Davis es muy duro -cerró-. Ganarlos es probablemente la mayor alegría que sentí. Con ese tipo de triunfos el año pasado estaba en la cima de la montaña. Hoy no..."

El héroe menos pensado, los elogios poéticos y el recuerdo de Nalbandian
Canadá dio el gran golpe de la primera ronda y dejó en el camino a la potente España, finalista en 2012 y cuatro veces campeona en los últimos nueve años. Para la clasificación norteamericana fue vital el triunfo de Frank Dancevic (151°) sobre Marcel Granollers (34° y 19° en julio pasado) en el segundo single de viernes, que dejó la serie 2-0.

Fue un duelo soñado para el canadiense de 28 años: 6-1, 6-2 y 6-2 en una hora y 48 minutos, 42 tiros ganadores y cero quiebres en contra. "Frank es un jugador muy creativo y tiene la inspiración de un artista. Cuando está así de inspirado, puede hacer cosas increíbles. Jugar como lo hizo en los tres sets es algo muy difícil y no se ve muy seguido; hay que saborearlo", lo elogió el capitán Martin Laurendeau. Su par español, Alex Corretja, también recurrió a la vía poética para ilustrar su desempeño: "Jugó como si lo estuviera haciendo con los ojos cerrados". "Todo lo que hizo fue perfecto. No encontramos nunca la manera de hacerle daño", agregó el ibérico. Y fue más allá: "Me sorprende que no sea un mejor jugador en el Tour. Sería excelente para el tenis porque su juego es un placer para ver".

Dancevic llegó a estar en el puesto 65 en 2007, pero una serie de lesiones lo alejaron del Top 100. Acumula dos finales ATP, tiene el curioso récord de haber sido el primer tenista en jugar la Qualy de los cuatro Grand Slams en una misma temporada y si bien llevaba más de dos años sin vencer a un Top 40 ya tenía experiencia en esto de dar el golpe: "Aquel fue otro partido sin fallas. Estaba muy motivado". ¿De qué habla el jugador? De la primera ronda de Wimbledon 2008, cuando barrió en sets corridos a David Nalbandian, finalista en el All England en 2002 y por entonces N°7 del mundo. De todos modos, el éxito ante Granollers tuvo un sabor distinto para Frank: "Jugar por tu país es distinto. Es más inspirador".

Wawrinka y una eliminación entre lágrimas
El recuerdo de los octavos de final del Abierto de Australia está fresco. Stanislas Wawrinka batalla en dobles junto a Chiudinelli ante la dupla Berdych-Rosol. Se alarga el quinto set, las horas pasan y los recórds también. El final se repite. El festejo queda del otro lado de la red. Se va el partido más largo de las 101 ediciones de la Copa Davis. "Es muy poco consuelo", graficaría luego el suizo, relativizando el hecho de "haber entrado en la historia". Se iría, también, la serie ante República Checa.

La estocada final llegaría algunas horas después, en su single frente a Berdych. Y la descarga emocional se haría incontenible. Raqueta destrozada contra el piso, cabeza escondida debajo de la toalla y a pensar, una vez más, en evitar el descenso. Otro revés para Wawrinka como capitán del barco en el equipo de Copa Davis, donde sin Roger Federer solo pudieron ganar una eliminatoria.

"No es fácil esto. Estoy muy triste", resumiría tras la serie. Su postura en la conferencia lo eximía de palabras. Visiblemente conmovido, dejó escapar alguna lágrima y por unos momentos abandonó la sala de prensa. Al volver, completó su catársis: "Uno entrena cada día por esto. Es muy importante jugar por mí país. Aprecio mucho el apoyo del público".

La "bulla" de Brasil, mal recibida en Jacksonville
Fue una eliminatoria muy pasional, de las más emotivas del fin de semana. Brasil estuvo cerca de lograr un batacazo histórico, levantando el 0-2 de viernes hasta el quinto punto que definieron Querrey y Alves, pero allí terminó el sueño de los sudamericanos. Con la curva descendente de sábado y primer tramo de domingo, el equipo estadounidense apuntó contra el "griterío" del público visitante y los propios integrantes del equipo.

Una escena palpable tuvo lugar en el dobles entre los hermanos Bryan y la dupla Melo-Soares. Allí, en el tiebreak del segundo parcial, Bob protagonizó un duro cruce de palabras con el banco brasileño. "Ellos se pusieron eufóricos cuando creyeron haber ganado el set, yo me volví eufórico con ellos", explicó el jugador en conferencia. "Son cosas que pasan. Es Copa Davis. No hay rencor", agregaría luego, buscando bajarle el tono a la polémica.

Soares se lo tomó con humor: "Yo no sé qué pasó, Marcelo lo presenció. Él es más grande y más fuerte que yo, así que simplemente me fui corriendo". Melo tomó la posta: "Me sorprendió la reacción de Bob, corriendo y gritando al lado mío. Es un amigo. Nunca lo había visto así. Fue como un shock". La discusión no pasó a mayores, pero al día siguiente Isner recogió el guante y también mostró su disconformismo: "No aprecio para nada a su público. No solo ellos, en realidad, los que estaban en el banco también. No tuvieron nada de clase. A mí no me afectó, pero no creo que corresponda todo ese griterío". La respuesta no tardó en llegar: "Llorar es gratis", lo arrinconó el capitán Joao Zwetsch. "Thomaz lo venció jugando al tenis. Eso fue todo".