Rodrigo Tovar 11y

Michael Jordan, el joven de 50 años

MÉXICO -- Las luces de United Center Arena se apagan. La gente impaciente saca sus cámaras para registrar el momento esperado. De pronto, el sonido local interrumpe las charlas en las gradas e indica: "Proveniente de Carolina del Norte...1.98 metros de estatura...¡Michael Jordan!".

Los reflectores se encienden en Chicago y la música y la ovación se escuchan al unísono para recibir a quien expertos y aficionados han calificado como el mejor basquetbolista de la historia: el número 23 de los Toros de Chicago, Michael Jeffrey Jordan.

Cualquier arena que pisaba era abarrotada. La gente acudía curiosa, expectante, emocionada, para ver en acción al jugador, a su jugador. Su sola presencia era garantía de llenos en los estadios.

Los fanáticos querían ser como él, portaban sus playeras, se rapaban la cabeza, sacaban la lengua al jugar; los comentaristas deportivos anhelaban narrar sus juegos y se especializaban en baloncesto; y los mismos basquetbolistas hacían lo posible por adoptar al menos uno de sus movimientos en la duela.

Hoy, a casi tres décadas de su llegada a la NBA y a casi una de su retiro "definitivo", Michael Jordan sigue siendo tema de conversación. Se habla de sus triunfos, de sus récords, de su mentalidad ganadora y de su cumpleaños número 50.

Su legado está vigente y aún se mantiene como monarca absoluto de las duelas. Pero como todo rey, tuvo que heredar sus bienes y el trono que ocupó por 15 años. ¿Qué nos dejó MJ?, ¿por qué no ha pasado de moda?, ¿cómo fue que llegó a muchos rincones del planeta?, ¿de qué manera trascendió a la industria del deporte?

Luego de que Michael Jeffrey Jordan egresó de la Universidad de Carolina del Norte, en 1984, para incorporarse a los Chicago Bulls, la marca de zapatos y ropa deportiva Nike se acercó al jugador y le ofreció un contrato por 500 mil dólares para portar sus artículos.

En ese entonces, casi toda la NBA era patrocinada por la firma de calzado Converse, marca que utilizaban los basquetbolistas del momento como Larry Bird, de los Boston Celtics, Earvin "Magic" Jonhson, de Los Angeles Lakers y Julius Erving, de los Philadelphia Sixers. Se estima que desde la firma del contrato entre Jordan y Nike, el guardia tirador de los Bulls generó ganancias por $5.2 billones de dólares hasta 1999, dinero con el cual se podrían realizar cinco veces unos Juegos Panamericanos como los de Guadalajara en 2011.

Desde que la NBA fue fundada en 1946, el talento y las miradas recaían en más de un jugador. Las referencias más cercanas son Wilt Chamberlain, Kareem Abdul Jabbar, Julius Erving, Dominique Wilkins, Larry Bird y "Magic" Johnson, jugadores altos y talentosos que dominaban el área.

Con la incorporación de Michael Jordan a la liga, la comunidad basquetbolera tuvo que hacerse a la idea de que el deporte ráfaga también era para jugadores no muy altos y que basquetbol era sinónimo de publicidad y dinero.

Michael Jordan alcanzó lugares que nunca antes habían sido ni siquiera pensados. Fue la imagen de bebidas rehidratantes, apareció en cajas de cereal, fue portada de revistas de negocios, protagonizó una película de Warner Bros., se publicaron más de 70 libros escritos por él o sobre él y también jugó baloncesto como nadie ha podido hacerlo.

Las nuevas tecnologías como la Internet contribuyeron a que todo esto fuera posible. La inmediatez de la información produjo un efecto "Jordan" que ha servido de inspiración para generaciones enteras. Ya lo dijo Chris Paul, armador de Los Angeles Clippers, si le preguntan a su hijo pequeño quién usa el número 23 en la camiseta, responde que Michael Jordan. Sin embargo, no podemos atribuirle sólo a la Internet la fama y el prestigio que alcanzó, esto no habría ocurrido si no hubiese poseído las cualidades atléticas y la mentalidad ganadora que lo caracterizaron a lo largo de su carrera.

Cuando el neoyorquino dio el "adiós definitivo" como jugador de los Washington Wizards el 16 de abril de 2003 ante los Philadelphia Sixers, el público lo ovacionó por casi tres minutos. Tres minutos eternos en los que seguramente pasaron por su cabeza los seis anillos de campeón, sus galardones como jugador más valioso, el concurso de clavadas, los Juegos Olímpicos que ganó, la vez que al fin derrotó a los "chicos malos" de Detroit, la muerte de su padre y sus participaciones en los Juegos de Estrellas.

Tres minutos agónicos para la gente del baloncesto, jugadores, entrenadores, afición, periodistas… tres minutos que marcaron un declive de la NBA que se quedó sin raiting y con un vacío inmenso que poco a poco está tratando de llenar. Tres minutos que cerraron un ciclo en el deporte mundial y que significaron el adiós al más grande jugador de baloncesto de todos los tiempos.

Felices 50, Michael Jordan.

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