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Se acabó la espera

LAKELAND -- La tortuosa espera de Víctor Martínez ha terminado.

Por primera vez en un año y medio, Martínez verá acción este viernes en un juego real cuando los Detroit Tigers Tigres se midan a los Bravos de Atlanta Braves en el inicio de los juegos de pretemporada de Grandes Ligas como quinto en la alineación del manager Jim Leyland y bateador designado.

Para el venezolano será la gran prueba para ver cómo responde su rodilla izquierda, operada en dos oportunidades desde principios de 2012, cuando tuvo una ruptura de ligamentos.

Todo ese escenario ha generado una gran expectativa en Martínez, quien desde que está en el campo de entrenamiento luce como un novato en su primera participación en un equipo de Grandes Ligas. Así incluso lo deja saber, en el clubhouse de los Tigres, en su base primaveral de Lakeland, en Florida, mientras se coloca el protector ortopédico para proteger su rodilla izquierda.

"Son dos sentimientos muy diferentes, pero yo creo que este es algo más especial, porque en el primero estaba como novato, las expectativas son otras, vienes con la mente centrada en las cosas que tienes que hacer, en conocer todos los pitchers y eso. Ahora gracias a Dios, ya tengo diez años en las Grandes Ligas y ya uno sabe qué hacer. Después de perder un año, de verdad, que se siente bonito regresar y estar sano, que es lo más importante", dijo Martínez en relación a sus emociones cuando estuvo por primera vez en un spring training y a este regreso que lleva adelante.

El designado de los Tigres tuvo un largo proceso de rehabilitación, que llevó a cabo casi exclusivamente en Lakeland. En ese lapso que duró su puesta en forma para regresar a la acción no tuvo ninguna recaída, ni nada que retardara su regreso. Tal situación lo tiene entusiasmado y confiado de que no hay nada de qué preocuparse en este momento, en el que quiere jugar y ya.

Sin embargo, no siempre fue así. Hubo instantes en los que pese a los progresos de su recuperación sintió incertidumbre por cómo iba a responder su rodilla lesionada y por cómo iba a regresar a la acción, ¿si iba a poder seguir siendo un hombre valioso y rendidor?

"Obviamente tenía un poco de miedo en cómo iba a responder la rodilla, aunque antes de llegar aquí, al spring training, pasé alrededor de dos meses o seis semanas corriendo las bases. Al principio sentía un dolorcito aquí, un dolorcito allá, pero no era en la rodilla, todo era que si en un hamstring, en un squad y eran dolores normales, porque tenía mucho tiempo sin correr", dijo Martínez.

Las dudas terminaron de desvanecerse con el aumento de su confianza y de la convicción que le generaba el pasar positivamente las pruebas que le iban haciendo y que ponían a prueba la condición de su rodilla. De allí que ahora no dude de su estado físico y que hoy no tema exigirse al máximo en su regreso a la acción real.

"Es un día que he esperado durante mucho tiempo y vamos a ver la reacción después de que le pegue a la pelota, salir corriendo y eso. Tengo la plena seguridad de que todo está bien. No he sentido nada extraño, ni siquiera unas cosquillitas y me doy en los dientes, porque hasta ahora todo ha salido muy bien", contó.

Ahora Martínez está concentrado en terminar de prepararse y de pulir sus condiciones para volver a la acción formalmente, una vez que comience la temporada, en el mismo nivel en el que se había desempeñado en el pasado, antes de la lesión.

Su ofensiva, según Leyland, no ha lucido mal para alguien que pasó un año alejado de la actividad, sin embargo, el venezolano, 34 años de edad, tiene sus reservas, pero confía en que irá quitándole ese oxido que todavía le queda en su swing.

"Me he sentido muy bien el swing. Aunque una cosa es cuando te le enfrentas a los coaches y otra a los pitchers. Obviamente pues, cuando te enfrenta a los pitchers es diferente, porque ahí es donde se nota el año de ausencia, pero como se dijo por ahí, nadie dijo que iba a ser fácil. El timing y todo eso viene después, con el juego diario", dijo.

La llegada de Martínez a los Tigres ha llenado de optimismo a sus compañeros que lo ven como un líder, por su ética de trabajo, su actitud en el juego y en el clubhouse.

"Víctor significa mucho, porque no solo ha sido un líder aquí, sino en Cleveland y en Boston, cuando estuvo con ellos. Él nos ayudó mucho cuando estuvo aquí el primer año (2011), porque nos hacía estar listo para cada juego, para cada situación. Es un ejemplo para todos nosotros, por la forma en la que trabaja, en la que se dedica y en la manera en la que él sale a jugar pelota todos los días. Eso se vio ese año en el que él estuvo, porque ganamos la división faltando un mes o tres semanas", dijo el Triple Coronado y JMV del 2012 Miguel Cabrera.

Esos comentarios generan satisfacción en Martínez, quien sin embargo las asume sin mayores fanfarrias.

"Se siente bonito saber lo que piensan los compañeros, pero a la vez no es algo que busque o quiera, simplemente yo soy así, esa es mí personalidad y como todos lo saben, adonde voy, voy a ganar. Espero que ese sea el objetivo de todos mis compañeros, porque esto no se trata de uno o dos peloteros, todos lo tenemos que hacer en conjunto", soltó el venezolano.

Un año 'raro'

Para Martínez, aunque duro profesionalmente, el último año dejó muchas cosas positivas y le permitió ganar experiencias personales que normalmente no tiene el privilegio de vivir, como el estar con sus hijos y su familia día y noche. Eso lo ayudó y le dio impulso para emprender este regreso con certeza y fuerza.

"Fue un año raro, porque cuando se trata de mi carrera fue el peor, pero a la vez fue el mejor año que he tenido en mi vida. Este fue un año en el que compartí con mi hijos, con mi esposa, con mi familia entera, que nunca había tenido la oportunidad de hacerlo. Tuve la oportunidad de acostarme y levantarme con mis hijos, el año entero. Sinceramente esas son cosas que para mí no tienen precio", expresó el venezolano.

Ahora, con su vuelta a la actividad en los diamantes no podrá tener esos privilegios familiares de forma seguida. Sin embargo, será a sus hijos a los que quizás más le afectará la separación, por eso ha comenzado a prepararlos.

"He hablado con mi hijos y mi esposa también ha hablado con ellos. Ya papi regresa a la rutina y ellos entienden, aunque son muy chiquitos pero son bien inteligentes, mi hijo tiene ocho años, la niña tiene cinco y ahorita tenemos una niñita de tres semanas", dijo.