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Baja en producción

Por tercera ocasión consecutiva, Puerto Rico será sede de uno de los grupos de primera ronda del Clásico Mundial de Béisbol, aunque esta vez ve más lejos sus aspiraciones de al menos repetir las actuaciones de los certámenes anteriores en el 2006 y el 2009.

Sin las grandes figuras del pasado, los boricuas han logrado conformar una selección con casi todo lo mejor que tienen disponible y al igual que en los dos primeros Clásicos, el pitcheo se ve como su lado más débil.

Edwin Rodríguez, el primer boricua nombrado manager en Grandes Ligas, fue designado para conducir la escuadra nacional y espera arreglárselas con lo que tiene para satisfacer a la afición local.

Para la edición de este año, Puerto Rico presentará a seis serpentineros que ya estuvieron en el Clásico del 2009, incluido el derecho Javier Vázquez, quien salió del retiro y busca un lugar para volver a las mayores.

Además de Vázquez, tienen experiencia en estas lides J.C. Romero, Nelson Figueroa, Orlando Román, Giancarlo Alvarado y Fernando Cabrera.

Pero más que los experimentados, Rodríguez depende de lo que puedan hacer sus figuras más noveles, que ahora mismo están en las menores pujando por ascender a las Grandes Ligas, como Giovanni Soto, Andru Santiago e Hiram Burgos, este último elegido lanzador del 2012 en el sistema de fincas de los Cerveceros de Milwaukee.

Dados los límites de envíos (65) para la primera fase, el dirigente ya ideó un plan de dúos que se encargaría de cubrir al menos los dos primeros tercios de cada partido.

Vázquez haría pareja con Burgos en el partido del debut ante la débil España, mientras que la dupla Román-Soto enfrentará a Venezuela, con Figueroa y Alvarado reservados para el choque final contra República Dominicana.

Las cosas parecen más complicadas cuando lleguen los innings finales, pues no se ven en el roster boricua nombres con la calidad real para cumplir a cabalidad las funciones de preparador y cerrador.

Para nadie es secreto que el nivel global del béisbol puertorriqueño ha bajado considerablemente, en comparación con hace diez o 15 años atrás, cuando en la Isla del Encanto podrían vanagloriarse del talento de Juan González, Ivan Rodríguez, Bernie Williams, Carlos Delgado, Carlos Baerga y Jorge Posada, entre otros.

Un sólido Yadier Molina, establecido como el mejor catcher defensivo de las Grandes Ligas, y un veterano Carlos Beltrán, son hoy la cara del béisbol boricua.

Ambos estarán esta vez bajo las órdenes de Rodríguez para encabezar a un grupo que cuenta también entre sus principales figuras a Alex Ríos, toletero de los Chicago White Sox, así como Ángel Pagán y Andrés Torres, ambos de los Gigantes de San Francisco, que le dan a la novena boricua gran profundidad en los jardines.

Asimismo, el veterano Mike Avilés y el prometedor Irving Falú deben redondear una buena combinación alrededor del segundo cojín, para completar una línea central sólida junto con Yadier detrás del plato y Pagán en la pradera central.

Lo demás depende de cuánta cohesión consiga Rodríguez con los peloteros jóvenes en torno a los más experimentados.

Figura muy respetada en la Isla del Encanto, Rodríguez tiene para dar pelea, con todo y que las plantillas de República Dominicana y Venezuela se ven más sólidas en el papel.

La clave será iniciar con un triunfo ante la más débil escuadra de España, con todo y que parece el equipo de las Naciones Unidas, para aprovechar el resultado del primer partido entre quisqueyanos y venezolanos, que dejará a uno de ellos con una derrota en la arrancada.

Entonces, una victoria más, ya sea ante República Dominicana, ya sea frente a Venezuela, los pondría casi al seguro en la segunda ronda, etapa a la que los puertorriqueños han avanzado en las dos ediciones anteriores de los Clásicos.

Sin tanto renombre como en esas dos ocasiones, Puerto Rico tiene para llegar al Marlins Park de Miami, aunque la tarea parece ser mucho más difícil que las dos veces anteriores.