Desde que Nick Diaz empezó a pedir la pelea en contra de George St. Pierre, la línea de la historia ha sido la misma. El chico malo que se niega a seguir las reglas, el villano proveniente de un barrio de mala reputación en California que quiere despojar al chico rico de su vida fácil y llena de lujos.
Georges St. Pierre es exactamente lo opuesto a Nick Diaz en absolutamente todos los aspectos de su vida, excepto en uno. A pesar de las declaraciones del retador señalando que el canadiense es mimado y ha tenido una vida muy fácil, St. Pierre tiene un origen muy similar al de Diaz.
El campeón creció en una provincia en Quebec en una familia de ingresos moderados y tuvo una infancia difícil, contrario a lo que el nativo de Stockton cree. La gran diferencia entre ellos, como bien lo señaló GSP en declaraciones previas, es que St. Pierre tuvo la inteligencia para sacar el máximo provecho de sus oportunidades, resultando en patrocinadores, publicidad y fama al ser una figura accesible, educada y profesional. Diaz en cambio se ha ganado su fama por su falta de profesionalismo, falta de respeto y su suspensión por fallar un examen anti-doping por uso de marihuana.
El retador ha sido muy claro en el desagrado que tiene por lo que el campeón representa. St. Pierre, siempre paciente y educado, ha dado muestras de su molestia e incomodidad con algunos comentarios de Diaz al igual que con los eventos a los que el retador ha decidido no presentarse.
Después de todo lo que se ha dicho, finalmente el sábado estos dos guerreros arreglaran sus diferencias dentro del Octágono en una de las peleas más esperadas.
El campeón buscará desesperar a Diaz con derribes y manteniéndolo a distancia con su jab tal y como lo hizo en contra de Josh Koscheck. El retador tendrá que buscar conectar un golpe de nocaut o dar su mejor exhibición de jiu-jitsu brasileño en el piso para lograr someter a GSP. Si el combate llegara a prolongarse los cinco rounds, difícilmente la decisión favorecería al retador, por los que Diaz tendrá que salir a arriesgar y esperar poder tomar desprevenido al franco canadiense.