Carlos Nava 11y

Desinflados desde el inicio

SAN FRANCISCO -- República Dominicana atacó rápido y Puerto Rico nunca tuvo nada para responder.

La selección boricua perdió la final del Clásico Mundial de Beisbol desde la primera entrada, cuando el abridor Giancarlo Alvarado salió sin nada en el brazo.

Alvarado sufrió con la velocidad y el control, antes de que el manager Edwin Rodríguez lo enviara a las regaderas con sólo una entrada lanzada, dos hits, dos carreras y una base por bolas.

"Hoy era un partido definitivo, había que tomar decisiones temprano", dijo el manager Edwin Rodríguez. "Desafortunadamente, Giancarlo no salió en su mejor día y pensamos que lo mejor era traer a otro muchacho".

Alvarado, de 35 años, apenas una vez pudo levantar su bola a 90 millas y sus pitcheos se estaban quedando arriba, de acuerdo al manager de Puerto Rico.

"Ellos cogieron la delantera temprano en el partido y fue muy difícil casi salir del camerino perdiendo", dijo el jardinero Alex Ríos. "Eso le metió un poco de presión a la ofensiva del equipo. Pero nada, debimos hacer un mejor trabajo".

Hiram Burgos sí mantuvo a raya los bates dominicanos durante tres innings, hasta que Erick Aybar produjo la quinta carrera de los hoy campeones con doblete.

Los puertorriqueños nunca pudieron descifrar al abridor Samuel Deduno, quien permitió imparable del primer bateador que enfrentó, Angel Pagán. Pero sólo eso.

Deduno se fue después de cinco entradas con pelota de sólo dos imparables, cinco ponches y tres bases por bolas, antes de que llegaran cuatro relevistas de un bullpen que se presentó a la final con 21.2 inning sin permitir anotación.

"Deduno es un pítcher tremendo", consideró Pagán. "Y su bullpen (...). Casi nadie le hizo carreras en el torneo. Yo creo que eso fue la clave para ellos ser campeones. Se lo merecen ya que jugaron la mejor pelota".

De manera irónica, los últimos que habían anotado frente al relevo de los dominicanos eran los puertorriqueños el 10 de marzo pasado.

"Todos son estrellas de Grandes Ligas", agregó Pagán.

En tres enfrentamientos, Puerto Rico sólo pudo anotarle dos carreras en el primero, en la ronda inaugural, y desde entonces ni ellos ni nadie volvió a pisarles el home.

En el séptimo episodio, parecía que los boricuas generaban a la ofensiva, cuando el veterano Octavio Dotel permitió imparable de Mike Avilés y regaló pasaporte a Ríos, antes de ceder su lugar a Pedro Strop, quien apagó el intento de ataque sin despeinarse.

En total, Puerto Rico dejó siete hombres en las bases frente a Dominicana en la final.

"Faltó el batazo ahí", reconoció Avilés. "Eso terminó con el momento. Tuvimos problemas para encontrar la pelota".

Puerto Rico batalló todo el Clásico para generar ofensiva; en la semifinal sólo una carrera en el primer capítulo y un cuadrangular de Ríos ayudaron a su causa.

En general los bates de su personal ligamayorista, como Yadier Molina y Carlos Beltrán, se fueron del torneo antes que los demás.

"No pudimos conectar el hit", dijo Beltrán. "Pero así es la pelota. No era que nosotros no estábamos tratando. Ellos hicieron una gran labor monticular".

De cualquier manera, la mayoría de los 35,703 aficionados, que en su mayoría apoyaban a los boricuas este martes en el AT&T Ballpark de San Francisco, salieron satisfechos con la actuación de su equipo.

Puerto Rico terminó el Clásico Mundial con marca de 5-4, incluidas tres derrotas frente a Dominicana, la última en el juego por la corona del Caribe y del mundo entero.

"Siento que todos los miembros de este equipo deben sentirse orgullosos de su desempeño", dijo el manager Rodríguez. "Deben sentir que fue una misión cumplida. Los muchachos tienen que irse con la cabeza arriba".

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