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Sobrevivir al tiempo

Acostumbramos a mostrarnos obsesivos con los números. Dibujamos una y otra vez una hoja de ruta hacia el pasado, que intentó unir 2013 con 1972 a través de una carretera imaginaria. Los Angeles y Miami en una autopista de doble vía que se esfumó en un chasquido de dedos.

El sueño de los héroes está terminado. Ya no hablaremos de lo que será sino de lo que pudo ser. Fueron los Chicago Bulls los que oficiaron de verdugos ante un equipo de Miami Heat que, pese a no hacer pie en el United Center, ya hizo méritos suficientes para sobrevivir al tiempo.

El número 27, nos informa el departamento de estadísticas de ESPN, jugó un rol trascendental en esta racha. No sólo indicó la cantidad total de triunfos conseguidos de forma consecutiva, sino que LeBron James promedió 27.0 puntos durante la racha, el mayor déficit que sufrió el equipo de Erik Spoelstra en toda la cadena de victorias fue 27 ante los Cavaliers en Cleveland, se terminaron las victorias el 27 de marzo y si mirábamos hacia delante, con 27 triunfos consecutivos adicionales empezando por el viernes en New Orleans, el Heat hubiese conquistado un nuevo campeonato NBA (11 partidos de serie regular y 16 de playoffs).

Algunas casualidades despiertan escalofríos.

Volvamos a LeBron. Está jugando el mejor básquetbol de su carrera porque le ha sumado a su dominio del juego una mentalidad avasallante. Pocas veces perdió su línea temperamental a lo largo de este carretel de victorias. Recibe faltas duras, agravios de todo tipo, pero sin embargo va. Una, otra y otra vez más. Es el jugador multiposición que destroza el básquetbol de la vieja escuela. Un híbrido que se divierte encontrando oportunidades donde el resto sólo ve amenazas.

Es el jugador más dominante de la NBA, el MVP asegurado de esta campaña 2012-13 y el eje de acción de un equipo que luce como máximo favorito a repetir el campeonato.

La racha, que comenzó el 3 de febrero y duró 52 días, hizo que Miami tenga una ventaja de once juegos y medio sobre el inmediato perseguidor en el Este, los New York Knicks. Cuando Miami apretó el acelerador hace casi dos meses, el equipo de Mike Woodson estaba, junto al Heat, en el tope de la Conferencia. La caja de cambios, en South Florida, tiene una velocidad más.

"Entendemos, y probablemente lo haremos mejor más adelante en nuestras carreras, el significado de esto", dijo el coach Erik Spoelstra a AP. "Nos tomamos un momento para darnos cuenta, para mirarnos unos a otros y vivir la experiencia. Pero nunca fue sobre la racha. Tenemos una meta mayor. En este momento tiene que ver con una pregunta: ¿estamos mejorando?".

Sumar 27 victorias consecutivas en el mundo moderno, en el que se publican millones de videos diarios que ayudan a los scouts a desnudar falencias de los poderosos, es conmovedor. Spoelstra controló los egos y el temperamento de sus figuras en dosis exactas, trabajadas en tubos de ensayo dentro de un laboratorio. Un entrenador increíble que tiene la grandeza de los que hacen mucho y piden poco a cambio.

Se requiere capacidad, determinación, dominio psicológico y, a veces, también una cuota de fortuna para conseguir una racha de este tipo. Es una cantidad de triunfos avasallante, teniendo en cuenta que la NBA es una competencia en la que el desgaste físico es abrumador. Jugar en noches consecutivas, frente a los atletas más dotados del mundo, genera cicatrices invisibles que son difíciles de disimular.

Perder no siempre es abrazar la frustración. Tuvimos -y aún tenemos- la chance de presenciar un equipo único, que hizo de la multiplicidad de variantes una radiografía renovada del básquetbol. Jugadores híbridos que se mueven en diferentes lugares con suma naturalidad. El perímetro y la pintura como un hábitat común, en el que los caballos se disfrazan de alfiles y los alfiles de reinas. Todo a una velocidad inquietante.

Algunos deseaban que esta racha se extienda y otros que se corte cuanto antes. Pero hay una realidad que es difícil de refutar: ¿acaso algún equipo está capacitado para ganarle cuatro juegos en una serie de playoffs a a Miami? No sean impulsivos: piénsenlo varias veces antes de contestar.

La defensa intensa de los Bulls exhibió algunas grietas del Heat que pueden significar algo para los oponentes que tengan que enfrentarlos en la postemporada. Según nos comunica el departamento estadístico de ESPN, Miami atacó la llave 35 veces en ofensiva estacionada el miércoles y no pudo encontrar tiradores abiertos en esas penetraciones. Tuvieron 13-17 en incursiones hacia el aro y sólo 2-7 en las descargas de esas penetraciones.

El Heat lanzó 25.6 por ciento fuera de la pintura, en lo que fue su segundo peor porcentaje en esta temporada.

Habrá que observar cómo controlaron a LeBron de cerca. Agrega ESPN Stats que James tuvo 5-7 en penetraciones y sólo uno de sus pases fue una descarga a Shane Battier, quien falló un triple. Sólo tuvo tres asistencias en el juego, su tercera peor marca de la Liga 2012-13.

Como dijimos en el análisis de la semana pasada, los triples en las esquinas, para Miami cobran un valor fundamental para conseguir victorias. Chicago le permitió a Miami meterse en la llave pero no descargar a los francotiradores. Eso hizo que el equipo de Spoelstra reúna un 71.1% en la pintura y un bajísimo 25.6 fuera de la misma.

El pasado 21 de febrero, cuando el Heat ganó, había tenido ante Chicago 59.4% en la pintura y 43.9% fuera. Y el 4 de enero, cuando los Bulls ganaron, Miami había tenido 77.3% en la zona pintada y 30.2% en el perímetro.

Esto hizo que el Big Three se desprenda del resto del equipo. LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh se combinaron para anotar 71 puntos con 26-47 en TC, mientras que el resto anotó 26 con 11-30 en TC, señala el departamento de estadísticas de ESPN.

Una más: Miami lanzó 7-25 en lanzamientos de recepción y tiro (28.0%). El equipo de South Florida era el mejor de toda la Liga (42.4%) en esa clase de tiros y habían mejorado a 45.0% durante la racha.

Incluso en el último cuarto, el terreno fértil del Heat en estos 27 triunfos en fila, las cosas no salieron para LeBron y compañía. El básquetbol tiene un efecto contagioso: si todas las armas están encendidas es muy difícil perder. Es mucho más fácil tapar tres huecos que doce. Tom Thibodeau lo planteó a la perfección y sus alumnos aplicaron en consecuencia.

En los 27 triunfos, el Heat sacó, en el cuarto decisivo, +152 puntos respecto a sus rivales, con 44.1% en triples y +24 en rebotes. Ante Chicago, el miércoles, tuvo -3 puntos, 1-8 en T3 y -6 en rebotes.

En consecuencia, habrá que concluir que los Bulls hicieron muchas cosas bien para ganar, sobre todo sin el balón. Soportaron el dominio psicológico que había ejercido Miami sobre sus contricantes noche a noche y creyeron, como ocurrió con su rival el pasado 2 de febrero, que quebrar el orden establecido era posible.

Ahora, el objetivo del equipo de South Florida es la conquista del bicampeonato de NBA. Pase lo que pase, este equipo ya ha logrado lo más importante que puede lograr un grupo de hombres: sobrevivir al tiempo.

En una Liga que vive en base a lo que hacen sus estrellas, Miami demostró que todavía es posible pensar en los equipos.

Y donde algunos ven un final, otros ven un comienzo.

De eso se trata.

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