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Cosas turcas

ROMA -- En Italia hay una manera de decir muy graciosa para indicar cuando algo es particularmente raro o inusual: "cose turche", es decir "cosas turcas". Por ejemplo, cuando a la hora de hace un examen un profesor pide cosas realmente muy complicadas, lo más difícil en absoluto de su materia, es fácil que a la pregunta a un determinado alumno de como le fue, responda: "cosas tucas, en serio..."

Bueno, en Roma todos los aficionados albicelestes deben estar pensando en esa frase, pero esta vez para usarla casi literalmente, considerando que Lazio perdió de visita a Fenerbache, en Turquía, en condiciones realmente muy extrañas.
Al final, este cuarto de final de ida de la UEFA Europa League terminó con un 2 a 0 para los negroamarillos, un resultado que maduró cuando el equipo visitante jugaba con hombre de menos y por encima en los minutos finales, primero con un penal de Webo al 79º y luego con un tanto de Kuyt, ya en minutos de descuento.

Un resultado pesado, que no será fácil de dar vuelta en casa, si bien el Águila, por cuanto mostrado también en este mismo desafío, tiene lo necesario para poner en serias dificultades a los turcos en su propia casa. Siempre esperando que el referí no se comporte como el que dirigió el match de esta ida.

A PROPÓSITO DEL ÁRBITRO
Porque fue justamente el referí el hombre que marcó mayor diferencia en este encuentro, que administró sin algún sentido lógico. Los números ya nos dan una idea de este factor: Lazio cometió 18 faltas y Fenerbache 17, pero fueron 6 las amarillas sufridas por los italianos y 3 por los turcos.

No hay que pensar que los jugadores albicelestes hayan sido más duros y, al revés, hay que considerar que en realidad fue el equipo local el que pegó más, pero el árbitro faltó en cobrar muchas faltas, así como lo amonestó a Mauri por una infracción inexistente.

A eso hay que agregar que el Águila merecía patear un penalty al inicio de la primera etapa, cuando Ederson fue claramente bajado en el área rival, pero ni el referí ni el juez de portería cobraron la falta.

El mismo juez de portería fue quien indicó el penal en favor del anfitrión, episodio que le abrió las puertas del triunfo a Meireles y compañeros. Una jugada seguramente discutible, porque si bien Radu toca claramente el esférico con la mano, hay que considerar que parce haber un empujón de un rival suyo, quien la bajó de cabeza enviando la pelota justo en el brazo del defensor visitante: en suma, una jugada totalmente involuntaria.

Nosotros, por estas páginas, subrayamos en más de una ocasión que, según nuestra opinión, la regla debería cambiar. Pero hasta que estas sean las reglas, una falta de mano para ser cobrada debe ser voluntaria o efecto de un movimiento totalmente innatural o exagerado; no puede considerarse tal un toque con dos jugadores saltando en el área, con un brazo muy cerca del cuerpo y movido según la lógica del salto, con muy poca distancia en la jugada y, además, con la pelota que no iba hacia al arco sino que en dirección contraria, puesto que era una torre (hacia ningún compañero) y no un remate.

Episodios a parte, toda la conducción fue tremenda y parcial, lo que le permitió a Fenerbache imponer en el complemento su ritmo, algo que no había logrado hacer en la primera etapa.

Quizás la doble amarilla a Onazi sea la única cosa acertada del referí en este desafío, si bien hay que considerar que con ese metro de juicio, justo y lógico, más de un jugador local hubiera debido llevarse la doble amonestación o, cuanto menos, verse mostrar la amarilla durante la primera etapa.

RESPECTO AL JUEGO
Hablando de fútbol, si bien Lazio tenga una coartada más que aceptable por el tema del referí, hay que admitir que los muchachos de Petkovic fallaron. Onazi más que todos, porque viendo la actitud del referí y considerando que era el único jugador amonestado del match, la falta cometida al tercero del complemento, totalmente inútil y en el medio de la cancha, es totalmente injustificable.

Además, por toda la primera etapa la visita estuvo muy bien en el planteo táctico, porque supo tenerle frente al buen conjunto turco y, por momentos bastante amplios, controló el trámite y dominó la cancha.

Sin embargo, concedió una clara ocasión por un despeje irrazonable, que se transformó en una asistencia perfecta para Sow, quien hubiese anotado de no ser por una gran atajada de Marchetti: el portero "voló" sobre su derecha, rozó el balón y lo desvió al poste.

Fue la única que los albicelestes concedieron, es cierto, pero al mismo tiempo, excepto la jugada en la que Ederson pidió justamente el penal no cobrado, los italianos crearon demasiado poco, sin saber transformar su mole de juego en peligros.

El equipo de Petkovic falló sobre todo en los últimos 16 metros por todo el primer tiempo, mientras que en el segundo se equivocó en encerrarse demasiado sobre el final. La expulsión, queda claro, cambió todo porque le quitó fuerzas al Águila mientras que le dio coraje a Fenerbache, que rozó el gol de inmediato en tres ocasiones, la más clara de las cuales fue un disparo de Meireles que se estampó en el poste a la izquierda de Marchetti.

Sin embargo, a pesar de sus límites y sus yerros, Lazio había aguantado con todo y la impresión es que sin ese penal, los turcos no hubieran logrado romper el "hechizo" de la portería defendida por el conjunto cisalpino.

Lamentablemente, el gol chocó a los albicelestes y les quitó mucha confianza, tanto que, cuando el match parecía ya terminarse así, concedieron otro tanto más. Ese fue el error más grande que todos, porque hay otro partido por jugar y, a pesar de que sea obvio, debemos recordar que no es lo mismo tener que remontar un gol o dos.

En suma, hará falta otro arbitraje en Roma para poder pasar el turno, pero también una Águila mucho más decidida, fuerte y eficaz que la que se vio en tierra turca, en este turno de ida.