Brian Campbell 11y

Hora de que Rigondeaux eche ganas

Si el boxeo fuese un juego de cartas, el campeón de peso junior pluma, Guillermo Rigondeaux, tendría una tremenda cara para el póquer.

No es solamente el tono suave y la naturaleza estoica del boxeador cubano que ha creado un aire de misterio a su alrededor. De última, son las preguntas sin responder acerca de los límites de la habilidad sublime de Rigondeaux que tiene a los expertos tan divididos entrando al combate d eunificación del sábado contra el campeón de las 122 libras Nonito Donaire en Nueva York.

Cuán bueno es el puño del dos veces medallista olímpico de oro es lo que ha sido debatido desde que Rigondeaux (11-0, 8 KOs), ampliamente considerado uno de los mejores boxeadores amateurs en la historia, se convirtió en profesional en el 2009. Los subsiguientes tres años han producido esfuerzos inconsistentes que han impulsando opiniones ampliamente divergentes acerca de su standing.

Lo que nunca ha estado en duda son las herramientas físicas que Rigondeaux, con 32 años de edad, aporta como un contraataque de manual con una técnica incomparable y un poder hechizante, evidenciado por sus nocauts del 2012 sobre Rico Ramos y Teon Kennedy. Dicho eso, esfuerzos pocos excitantes y lánguidos en los cuales la defensa de la quijada de Rigondeaux y su enfoque fueron llamados a cuestionamiento en combates por el título contra Ricardo Córdoba y Robert Marroquín le han dado a sus críticos una misma causa para preocuparse.

Si Rigondeaux es un talento al nivel de la libra por libra quien se ha bajado al nivel de la competencia o no o si en realidad es muy viejo, sin consagrarse y unidimensional para un peleador peligroso y dinámico como Donaire (31-1, 20 KOs) es una pregunta que por fin se contestará el sábado. Al igual que todas las preguntas acerca de que si Rigondeaux tiene el maquillaje y el comportamiento adecuado para caminar sobre el fuego y ser tan grandioso como su talento sugiere que es.

Rigondeaux tiene todas las cartas que decidirán si este encuentro entre los dos mejores boxeadores por debajo de las 135 libras puede alcanzar el potencial esperado como un clásico de alto nivel entre dos boxeadores puros que pueden lanzar bombas. Si el combate es uno defensivo y aburridísimo, la culpa recaerá sobre él. Lo mismo si Donaire penetra sus defensas y le da una golpiza a Rigondeaux en los primeros asaltos.

Una cosa que ha sobresaltado a las expectativas previas al combate es cuánto el usualmente reservado Rigondeaux detesta la crítica de sus detractores: "Mira, ¿cuándo ellos van a ve rmi talento? Entreno duro, trabajo fuerte, estoy listo para pelear y hacer mi trabajo", le dijo a ESPN.com. "Mi trayectoria y mi récord (como amateur) habla por sí solo". Y cuando la conversación giró en torno a Donaire, algunas de las hostilidades reprimidas de Rigondeaux comenzaron a colarse.

"Donaire es simplemente otro boxeador. No tiene cuatro manos. Tiene dos manos y dos pies al igual que yo. Así que es otro simple boxeador".
Rigondeaux dio un pasó más adelante en una entrevista aparte con ESPN Deportes, diciendo: "Le cerraré la boca a ese filipino cabezón y unificaré mi título".

La mayoría de los intentos de hacer que Rigondeaux confirmara una falta de motivación por oponentes inferiores o que reconociera las críticas de sus detractores, se encontraron con respuestas ligeras. Pero Rigondeaux sí tenía esto por decir acerca de sus desempeños recientes: "Los estilos hacen las peleas. No todos los oponentes son iguales. Uno se tiene que ajustar y uno tiene que enfrentarse uno a la vez".

Lo que hace la pelea de Donaire tan desafiante es que Rigondeaux no puede solamente recostarse de sus habilidades defensivas y de pelear en riposta para producir una victoria de rutina. Si Rigondeaux va a sobrepasar ese obstáculo de una vez y por todas y catapultarse a la conversación de la libra por libra, va a tener que ser llevándole la pelea a Donaire en momentos claves y ser capaz de aguantar un gran fuego de contraataque en el medio.

Ser capaz de ejecutar su estrategia bajo condiciones tan peligrosas, según el entrenador, Pedro Díaz, es una batalla mental que puede ser ganada en el campamento de entrenamiento.

"No podemos olvidarnos de que el proceso de entrenamiento es un proceso bilateral, es un proceso psico-pedagógico", explicó Díaz. "Creo que un gran competidor tiene que entrenar no solamente su cuerpo, sino también su mente. Tiene que entrenar su cerebro. Tiene que estar preparado desde una perspectiva mental para enfrentar una gran batalla para poder estar en una gran escenario como Nueva York o Las Vegas. Creo que Rigondeaux ha aprendido a perfeccionar todo esto".

Rigondeaux ha descrito el desafío que enfrenta Donaire al pelear contra él como "no es lo mismo tocar la guitarra que el violín". Pero, para mantenernos con esa metáfora, está claro que Rigondeaux no ha compuesto aún la canción representativa de su corta carrera profesional. Su reciente encuentro con Díaz, quien guió el programa amateur cubano durante la memorable racha de Rigondeaux, puede ser el ingrediente que falta. Hay claramente un elemento de familiaridad con Díaz que ha traído confort a Rigondeaux, quien estuvo forzado a dejar a su familia atrás para poder desertar de Cuba en dos ocasiones (su primer intento no fue existoso) para poder perseguir sus sueños profesionales.
"Pedro es alguien que me conoce desde que soy amateur- yo crecí con él", dijo Rigondeaux. "Si alguien me conoce, es él. Él sabe lo que necesito en lo profesional para llegar al próximo nivel. Me empuja hasta el límite y quiere que sea el mejor que puedo ser".

Díaz, quien también entrena a Miguel Cotto, admitió que Rigondeaux estaba en la posición de emocionalmente beneficiarse del haberse juntado, diciendo: "La experiencia es la madre de todas las ciencias. Tengo experiencia trabajando con Rigondeaux y eso me ha permitido tener una buena comunicación".

El entrenador miembro del Salón de la Fama, Freddie Roach, se ha referido a Rigondeaux, quien una vez entró a su gimnasio, Wild Card Gym en Los Ángeles, como el mejor golpeador de contraataque y uno de los mejores talentos que había visto en su vida. Díaz no hace objeciones.

"Voy a decirles algo claramente para que lo puedan compartir con el mundo", dijo Díaz. "Tengo la misma opinión que Freddie Roach, que es considerado como el mejor entrenador del mundo: Rigondeaux es un boxeador grandioso -- un boxeador multilateral, un peleador muy técnico, un boxeador muy fuerte y veloz. Tiene todos los ingredientes para ser un gran campeón. El sábado, todos esos que dudaron del talento de Rigondeaux podrán ser capaces de apreciar lo que es ser considerado uno de los mejores boxeadores en el mundo, mas allá de su tan corta carrera como profesional.

"Cuando los críticos de Rigondeaux lo vean pelear -- cuando lo vean usar su cerebro, cuando vean las piernas de Rigondeaux brillar y su gran coordinación de manos -- entonces la opinión pública y la de los expertos de boxeo y los fanáticos de los deportes en general sabrán de lo que estamos hablando".

Ni Rigondeaux ni Díaz estaban dispuestos a comentar sobre lo que aporta Donaire o qué tipo de desempeño se necesitará para derrotarlo. Ellos ven este desafío como otra parada en la trayectoria de Rigondeaux a la cima.

"Al final del día, es muy sencillo", dijo Rigondeaux. "Hay mucho mejor talento y muhos boxeadores mejores allá fuera que deberían estar clasificados donde lo está Donaire. Es como todo. Cualquiera gana decisiones y asciende en los rankings. Sabemos cómo funciona este negocio. Al final del día, solamente recuerden esto: estoy trabajando para ascender a la cima desde abajo. Nunca le he dicho que no a nadie; me enfrento a cualquiera. Y cualquiera puede tener una buena racha, pero el reino de Donaire va a terminar. Conclusión: Él se va a dar cuenta y no va a poder escapar de ello".

Solamente Rigondeaux realmente sabe cuán bueno él puede ser y qué tipo de cartas tiene debajo de la manga. El sábado, finalmente estará obligado de apostarlo todo y mostrar su mano.

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