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Más joven, fuerte y con hambre

BUENOS AIRES -- Ante más de doscientas personas, Sergio Martínez y Martin Murray presentaron oficialmente la pelea que sostendrán el sábado 27.

Nunca se supo bien por qué, pero en un momento, Ernesto Cherquis Bialo --moderador y también vocero de prensa de la organización-- determinó que ya no había más preguntas para formular. De pronto y cuando los boxeadores se pusieron frente a frente, en la clase pose fotográfica de promoción, una nube de curiosos portando sus cámaras invadiendo el ámbito, ante las protestas de los reporteros gráficos profesionales.

Antes, Sergio Maravilla Martínez y Martin Murray estuvieron sentados durante una hora, a partir de las cuatro de la tarde, escuchando agradecimientos, saludos y otros detalles de parte de quienes están a cargo de la organización, LouDibella a la cabeza, promotor de la velada del sábado en Vélez.

Las traducciones también fueron pocos felices, por decirlo de un modo amable. Lo cierto es que, ante un centenar de asistentes --entre los cuales fueron muchos los que lograron meterse sin nada que lo justificara en serio--, fueron desfilando Sampson Lewkowicz, el ya mencionado DiBella con menciones a los auspiciantes y hasta alguna referencia a la lluvia que se anuncia para el sábado. "Carlitos Monzón enfrentó a Mantequilla Nápoles bajo la lluvia y nadie se movió", aseguró Sampson aunque en realidad, esa pelea se efectuó bajo la lona de un circo en París, 1974. A esta altura un dislate más...

Cuando una hora más tarde de haber comenzado la conferencia --que fue, además, seguida por más de veinte cámaras de televisión--, Maravilla finalmente pudo hablar, se encargó de ponerse en la piel de la audiencia con un "Bueno, perdón por toda la lata que tuvimos que escuchar". Vestido de negro y sin sacarse sus ya clásicos anteojos ahumados, se encargó de aclarar que su donación de 40 mil dólares había llegado, finalmente, al Hospital Pena, "Aunque un diario se encargó de decir otra cosa, olvidándose que estamos hablando de gente que sufre", dijo en el único momento en que perdió la sonrisa.

Mientras Murray escuchaba pacientemente, Martínez recobró el tono jocoso y dijo que efectivamente, "Me duele el codo, me duele la rodilla, me duele la mano, pero me preparé para esta pelea como nunca y será una gran pelea". Agregaría luego que "pasé un enero fatídico, porque entre mi rodilla y mis tobillos padecí bastante, pero acá estoy, dispuesto a ganar antes del límite". No dejó de hacer una broma al pasar cuando se escuchó un sonido de teléfono, con un "¿Quién dejó el celular encendido?"

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No hubo grandes desafíos, sobre todo porque Murray habló lo necesario. "Yo he conversado algo con él --dijo Martínez-- y es un hombre muy sencillo, muy formal, muy inglés, él no necesita andar diciendo demasiadas cosas ni decir amenazas. Es un muy buen profesional y creo que será en el ring en donde nos mediremos de verdad"

A propósito de Murray, aclaró: "Nunca dije, como apareció por ahí, que yo era el más inteligente o que soy más inteligente que él, digo que las peleas las ganan los más inteligentes, que es otra cosa. Murray se sostiene en tres pilares, el hambre de gloria, la juventud y la fortaleza. Y mi trabajo será ir talando ese árbol, para que baje su guardia, y como dice Roberto Durán, después del octavo asalto hablamos... Es el un ciento por ciento europeo para pelear, muy inglés, muy armado y muy fuerte, pero yo tengo una motivación extrema: quiero ser profeta en mi tierra"

Entre los asistentes estuvo Jorge Locomotora Castro, que fue campeón mundial de los medianos y a quien Sergio se dedicó a alabar y aplaudir. De la misma manera en que también aparecieron muchos rostros absolutamente desconocidos (incluyendo al padre de Sergio Martínez quien, lógicamente, pasó desapercibido. A su lado, la madre de Sergio, la señora Susana, aunque el matrimonio se separó hace ya unos años). La invasión de cámaras ganó el terreno principal, convirtiendo el recinto en un caos que obliga a pensar seriamente en la ceremonia del pesaje, programada para el viernes a las 10,30 horas, en donde seguramente aparecerán todavía muchos más de aquellos que nada tienen qué hacer con el acontecimiento.

Maravilla se restregó las manos, muy alegre, palpitando la pelea que se viene, y dispuesto a disfrutarla, más allá de que pueda llegar a llover. Fue aplaudido y vitoreado por el público como una estrella, y presentado ante la gente por Michael Buffer, quien hará lo mismo el sábado, por HBO, que por primera vez transmitirá una velada de semejante jerarquía desde Sudamérica: vinieron 50 personas de esa empresa para la transmisión y utilizarán 13 cámaras.

Cherquis Bialo hizo lo que pudo y lo hizo bien, aunque por momentos fue el propio DiBella quien pareció querer conducir la ceremonia, que se llevó como quedó dicho, una hora entera de presentaciones y agradecimientos.

Se esperan 800 efectivos en los alrededores de la cancha de Vélez; se trajeron de los Estados Unidos 23 pares de guantes Cleto Reyes (fabricación mexicana) y se calcula que, sobre 800 solicitudes de acreditaciones periodísticas, se entregarán unas 300. Los guantes del argentino y del inglés tendrán tres colores, rojo, negro y blanco, pero no serán iguales. Los de Murray tendrán predominio del blanco y los de Martínez, el negro.

Esos guantes, entre todos los otros, están celosamente custodiados por Sampson. Son –como aquellos cuchillos del cuento de Borges-, dos pares de guantes que esperan, silenciosamente, que suene la campanada inicial, a la medianoche del sábado.

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