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El día después de mañana

BUENOS AIRES -- Ya todo pasó. Con un fallo que no muchos compartieron, el argentino Sergio Maravilla Martínez le ganó al inglés Martin Murray en la lluviosa noche de Vélez. Y ya expresamos que, aunque teníamos una diferencia mínima para Murray de un punto, el título estaba en buenas manos, porque Murray careció del empuje final para llevarse la pelea por una mayor diferencia. De la misma forma en que Martínez, apelando a su corazón, sacó fuerzas de donde no tenía para cerrar el encuentro ganando los dos últimos asaltos.

Luego se supo de la lesión en la mano izquierda. Que fue en el segundo round, tras haber golpeado el codo de Murray. "A mí no me dijo nada hasta el séptimo round, o algo así, se hizo cargo de la situación como pudo", nos dijo su técnico Pablo Sarmiento. "Y lo que sí es seguro es que, por este año, ya no volverá a pelear". Técnicamente, luego de haber pasado por las manos del doctor José Vals y su médica personal, Raquel Bordons Cortázar, Maravilla sufre de fractura del hueco grande del carpo izquierdo y deberá llevar una férula durante un mes y medio. O sea que, cuando regrese, tendrá ya 39 años., Y un largo historial de lesiones, ya que esta, nueva, se le suma la operación en la rodilla derecha efectuada a comienzos de este año, más la costilla fisurada que tenía antes de pelear con Chávez Junior, más el problema en los tobillos...

Seamos realistas: Martínez es un hombre que está físicamente desgastado. Y, como suele ocurrir cuando suceden estas cosas, son muchos los que tras haberlo endiosado, ahora poco menos lo tratan de farsante. Se pasa --a veces, demasiado rápido--, del amor al odio, tal vez porque se pone en el ídolo una cantidad muy grande de sentimientos que él debe hacer realidad por nosotros. Y, cuando éste por alguna razón falla, nos decepciona.

No es el caso de hacer sicología barata. Martínez puso todo lo que tenía que poner en el ring de Vélez, y le costó mucho ante un rival limitado, muy fuerte --y 8 años menor-- que terminó con el rostro intacto. Careció de ese empuje final para rematar una pelea que tuvo el momento de mayor emoción cuando Martínez cayó, producto de una derecha corta en la punta del mentón. El referí Barrovecchio, contó, correctamente, de la misma manera en que habrá que convenir en que se hizo el distraído en la segunda caída del argentino en el décimo asalto.

Sangrando por un corte en la ceja izquierda, y con el problema en la mano, llegó al final tirando como pudo y hasta llegó a conmocionar a Murray en el último, según Pablo Sarmiento: "Le metió una mano muy corta y Murray se abrazó. Para mí, Martínez había ganado por dos puntos".

Para un ser tan competitivo como Martínez, seguramente el descanso forzado se convertirá en un suplicio. Y, si se confirma lo anticipado, de que ya no combatirá por lo que resta del año, la espera será aún mayor. Se inventó a sí mismo, aseguró en todo momento de que estaba preparado para el adiós, logró convocar a una multitud en una cancha de fútbol, igualando o superando el récord histórico de Justo Suárez cuando venció a Julio Mocoroa el 27 de marzo de 1930 (40 mil personas en la vieja cancha de Ríver) y es todo un fenómeno mediático. Pero además, cuando las cosas se le pusieron mal frente a Julio César Chávez Junior y Martin Murray --en los dos casos anduvo por el suelo-- demostró que es un campeón lleno de coraje para defender los suyo.

Si, la noche de Vélez quedó atrás, y lo que fue una fiesta, a pesar de la lluvia, terminó más que en un fallo confuso en ese infierno tan temido que es visitar un hospital. Conociéndolo a Maravilla, sabemos que ya está rumiando su regreso. Ojalá que, de ser así, logre también hacerse carne, en todo este tiempo de descanso forzoso que tiene por delante, que nada es para siempre...

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