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Cowboys carecen de identidad

Los problemas de los Dallas Cowboys comienzan en la cima, con el propietario Jerry Jones. Getty Images

IRVING -- Hubo algún momento en que los Dallas Cowboys contaban con una identidad en el fútbol americano.

Jugaban una defensiva 4-3 compuesta de jugadores pequeños y rápidos que aterrorizaban a las ofensivas en base a la velocidad. Ofensivamente, usaban un ataque aéreo basado en la sincronía con un juego terrestre de poder y una línea ofensiva que atropellaba a las defensivas.

No más.

Estos días, los Cowboys carecen de identidad. Y dirección.

Después de jugar un esquema defensivo 3-4 por casi una década, decidieron cambiar al sistema 4-3 menos de dos semanas después de dar por terminada la campaña del 2012. El entrenador en jefe Jason Garrett ha dicho que si los Cowboys hubieran vencido a los Washington Redskins en el cierre de la temporada regular, quizás no se habría hecho el cambio.

¿Cómo dijo?

¿Así que si Tony Romo hubiera liderado a los Cowboys a una sexta victoria de cuarto periodo, en diciembre, Rob Ryan seguiría siendo el coordinador defensivo y los Cowboys seguirían empleando una 3-4? Como no lo consiguió, ¿Monte Kiffin es el nuevo coordinador defensivo?

Eso es tonto. Disculpen, pero no hay otro modo de decirlo.

No después de que los Cowboys gastaron 50 millones de dólares en el esquinero Brandon Carr y canjearon para ascender y reclutar al mejor jugador defensivo del draft, el esquinero Morris Claiborne. Los equipos siempre quieren buenos esquineros, pero el esquema Kiffin no requiere a los jugadores de gran cartel en que invirtieron los Cowboys la temporada pasada.

Los Cowboys están extraviados.

Cuando los Pittsburgh Steelers contrataron a Mike Tomlin en el 2007, le dijeron que empleaban una defensiva 3-4, y si quería el empleo debía seguir empleando la defensiva 3-4 porque era la identidad de Pittsburgh. Tomlin aceptó el trabajo y ha ido a un par de Super Bowls.

Los Cowboys sufren de problemas sistémicos que impiden a la organización ganar consistentemente.

Son el tipo de problemas que no ocurrían cuando Tom Landry, Jimmy Johnson y Bill Parcells dirigían a los Cowboys. Sabían con exactitud lo que querían lograr los Cowboys a la ofensiva y a la defensiva.

Lo mismo los jugadores. Y los cazatalentos.

Estos días, Jerry Jones está tan desesperado por ganar que cambia de filosofías cada par de años cuando cambia entrenadores. Es imposible ganar con esa mentalidad.

Piensen en ello. La versión 3-4 de Wade Phillips era demasiado simple. La 3-4 de Ryan era demasiado compleja. Ahora los Cowboys están cambiando a una 4-3 porque es fácil de aprender.

Ridículo.

Ofensivamente, Garrett habla sobre tener una filosofía definida, pero solamente los Detroit Lions tiraron el balón con mayor frecuencia que Dallas la temporada pasada. Sí, Garrett se ha asegurado de que los Cowboys reclutaran a linieros ofensivos en la primera ronda de dos de los últimos tres drafts, algo que Jones jamás había hecho.

Pero luego de que los Cowboys tomaran al centro Travis Frederick en la primera ronda, sumaron a un ala cerrada y a un receptor abierto con sus dos siguientes selecciones. Cada uno de los jugadores que reclutaron los Cowboys tiene sentido, pero hablen con los que saben sobre ganar partidos de fútbol americano, y ellos les dirán que los equipos triunfan con gente grande y ágil que puede dominar a ambos lados del balón.

Landry, Johnson y Parcells lo comprenden.

Es difícil comprender cómo es que los Cowboys pueden ser tan disfuncionales, pero todos sabemos que comienza desde arriba. Jones quiere ganar más que nadie. Simplemente carece de toda idea sobre cómo hacer que suceda.

No hay que mirar más lejos que el draft. Los Cowboys presumieron sobre obtener a los jugadores ranqueados más altos en su tabla de evaluación en las rondas dos, tres, cuatro y cinco. Aun así, dejaron pasar al liniero defensivo de Florida, Sharrif Floyd, y al ala cerrada de Notre Dame, Tyler Eifert, cuando fue su turno de seleccionar en el Nº 18.

Pasaron con Floyd --un Top-10 en su tabla-- porque no les gustó su total de capturas y porque pensaron que se trataba más de un tackle nariz en su esquema. Eso está bien, pero la pregunta es por qué se llevó a cabo esa conversación cuando los Cowboys estaban en el reloj, y no semanas o meses con antelación.

A veces, todo lo que uno puede hacer es sacudir la cabeza.

Y si los Cowboys no deseaban a Floyd, entonces reclutar al mejor ala cerrada disponible tenía sentido, pero los Cowboys canjearon hacia abajo para sumar una selección adicional de trcera ronda.

Para el momento en que seleccionaron los Cowboys, sintieron miedo de no obtener a Frederick en la segunda ronda --lo consideraron como el último liniero que valía la pena recoger en primra vuelta-- así que lo tomaron.

No hay nada de malo con él, pero el proceso para obtenerlo fue extremadamente deficiente.

¿A quién le sorprende?

Eso es lo que pasa con una franquicia sin timón. La peor estadística no es el tener solamente un triunfo de playoffs desde el 1997. Es su inhabilidad para ligar campañas consecutivas de 10 triunfos desde 1995 y 1996.

Ahí está el indicador más importante de que la franquicia no ha sido un ganador constante.

No lo será hasta que Jones se decida por una ideología de fútbol americano y se apegue a ella en los buenos tiempos como en los malos.