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Historias mínimas

BUENOS AIRES -- Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Las nuevas tecnologías, protagonistas en París
Está clarísimo que las nuevas tecnologías cambian costumbres y pequeños detalles de la vida diaria. En Roland Garros hubo casos. Sergiy Stakhovsky disputaba la primera ronda de Roland Garros, torneo importante como pocos, y ante Richard Gasquet, con todo lo que implica ser local. Por eso, no fue amena la reacción del ucraniano cuando consideró que había sido gravemente perjudicado en un pique: su bola fue cantada mala y él la consideraba buena. A diferencia de Victor Troicki, no necesitó de terceros para atestiguar su pensamiento.

A los minutos, y luego de haber sido apercibido por el juez de silla, utilizó su celular para sacarle una foto, ante la negativa reacción del estadio que no dudó en abuchearlo. Finalizado el partido, el ucraniano publicó la foto en Twitter con la idea de que una sanción sea atenuada y también para que cada uno, donde quiera que esté, brinde su veredicto...

"Ahora estoy esperando una multa, así que voy a ir a apelar", decía el derrotado tras el partido. "Fue una mala decisión, fue una mala decisión. Después de todo, estamos jugando en polvo de ladrillo, donde uno debe poder leer claramente la marca, aunque por desgracia, no todos los árbitros son capaces de hacerlo". La pena, a fin de cuentas, fue de dos mil dólares.

Más agradable resultó la situación de otro local, Gael Monfils, que en un cambio de lado de su partido ante Ernests Gulbis también sacó a escena su celular y aprovechó para filmar al público. ¿Falta de respeto del galo? No, apenas esperaba que su rival volviera del toilet...

Mamá Justine
A poco más de dos meses del nacimiento de Lalie, su primera hija, la ex N°1 del mundo Justine Henin habló en un programa de la televisión belga sobre su nuevo rol de madre. "Soy relajada, pero muy ansiosa y los primeros días tuve que aprender a tener paciencia. Las noches aún son cortas y agotadoras, pero igual es un momento único y realmente extraordinario", se abrió en el show "Café Corsari".

"Un hijo te obliga a ser menos egocéntrica", graficó. Y planteó las diferencias entre su vida como tenista profesional y la que hoy lleva en familia, fuera de las canchas. "No se parecen en nada. Tuve una vida llena de adrenalina por 15 años. Pero sin equilibrio, con muchos altibajos. Hoy la real emoción está en otro lado. De todas maneras, siento que lo que aprendí en mi carrera me va ayudar en mi rol como mamá: antes tenía como una coraza cubriéndome; ahora solo quiero estar rodeada de la gente que quiero. Además, no se trata solo de ser mamá: quiero seguir mi vida como mujer".

"En mis tiempos como jugadora, después de un triunfo grande o importante ante miles de espectadores volvía al cuarto del hotel y me sentía muy sola. Y así recorriendo el mundo. Hoy debe haber menos gente a mi alrededor, pero es en otro tipo de relación y me conforta", remató la ganadora de siete títulos de Grand Slam, retirada (por segunda vez) en enero de 2011. Entonces, ¿le gustaría que Lalie continuara su legado? "Todos se preguntan si el tenis ya lo lleva en sus genes -sonrió Henin-. Yo espero que siga su camino... y allí estaré para acompañarla de la mejor manera posible".

Explotó Paire
Tercera ronda de Roland Garros. Set abajo ante Kei Nishikori, dos instancias con break de ventaja desperdiciadas, una raqueta destrozada y el condimento del público local como marco ineludible. Bienvenidos a la cabeza de Benoit Paire.

El francés se adelanta 5-4 en el parcial, Nishikori va al servicio. Paire fuerza un set point. Falla. Una doble falta del japonés le concede otra oportunidad. Y entonces, el desconcierto: "Égalité" (iguales), proclama el juez de silla Enric Molina. ¿Iguales? Sí, el árbitro interpretó que el coach de Paire, Lionel Zimbler, había cometido "coaching" con su pupilo y, como ya había obtenido un warning por romper la raqueta, lo penalizó con un punto, aun en pleno set point. Deuce. La gente estalló en silbidos, el local enloqueció, le pidió explicaciones a Molina y solicitó el ingreso del supervisor. Nada cambió, el juego siguió y Nishikori se quedó con el game.

Curiosamente, ese terminaría siendo el único set ganado por Paire en el partido (en tiebreak). Pero nada calmó su bronca: "No fue coaching, solo un apoyo para mantener la concentración. Dijo que me mantuviera en el partido, agresivo, lo mismo que pasa siempre... no hay entrenador que no sepa que todo umpire está al tanto de eso. Lo que me resulta difícil de aceptar es que, en tal caso, ni siquiera le haya advertido antes: ´Ey, Lionel, contrólate...´, como hacen los umpires. Si le hubiera tocado a Nadal o algún otro de arriba no le habrían puesto el warning. Los jugadores del Top 5 pueden hacer lo que quieren: tomarse 50 segundos entre los saques, que sus entrenadores hablen, cuenten sus vidas y todo está bien... pero yo no. Es inaceptable".

Gulbis y el tenis aburrido
Del creador de "Algunos Top 100 no pueden jugar al tenis" y "Nadal es sólido pero no hace nada especial", entre otros tantos grandes éxitos, llega "Los jugadores del Top 4 son aburridos". Momento, que el letón no habla de lo que sucede dentro de la cancha, sino fuera de ella. "Respeto a Roger, Rafa, Novak y Andy, pero sus entrevistas no son buenas. El tenis sufre hoy una falta de personalidades", le dijo al diario L'Equipe.

"Federer fue el que comenzó esta moda, con su imagen impoluta de caballero suizo. Repito: lo respeto, pero no me gusta que los jugadores jóvenes traten de imitarlo. Me aterroriza escuchar cuando alguien contesta ´Tuve un poco más de aciertos en algunos momentos y por eso gané´, como él. No tengo interés en caer simpático. Dentro de la cancha es la guerra. Fuera, no hay problema. Tengo buena relación con la mayoría, pero quiero decir lo que pienso. Y si mi pronóstico es que voy a ganar el partido, no me molesta decirlo", se entusiasmó Gulbis.

Además, hizo un paralelismo deportivo: "Me gustaría que las entrevistas fueran más como el boxeo. Ok, quizás esos no sean los muchachos más brillantes del planeta, pero cuando se cruzan en el pesaje ofrecen todo lo que los fanáticos buscan: guerra, sangre, emoción. Eso es lo que le falta al tenis, donde todo es limpio y cristalino, con apretones de manos y lindos tiros. La gente quiere ver raquetas rotas, oir estallidos en las canchas".

Pero la arremetida del letón solo obtuvo respuestas "aburridas": "Nuestras entrevistas no serán las más emocionantes, pero no es nuestra culpa; así funciona la máquina. Y uno no puede salir a decir que no le gusta algo de alguien sin luego ser criticado. Hay que tener cuidado...", matizó Federer. "Cada uno puede tener su opinión. Yo prefiero ver el lado positivo: creo que los jugadores son muy respetuosos para con los otros tenistas, los fanáticos y los medios", subrayó Djokovic. Y Murray fue frontal: "Soy aburrido por una razón. Es muy difícil decir las cosas como son".

Sueño premonitorio
"Recuerdo haber ganado la final de Wimbledon, tener el trofeo en mis manos, la sensación de que era el campeón... y luego despertarme para darme cuenta que todo era un sueño, y aunque supe de inmediato que no había sido real, debo decir que me sentí bastante decepcionado". La anécdota de Andy Murray sería una más si no fuera por lo que pasó con el británico días más tarde.

"Ese sueño lo tuve la mañana del primer día de prácticas antes de los Juegos Olímpicos. Y de hecho me dio la motivación para entrenar más fuerte. Después de eso jugué el mejor tenis de mi vida". Escalofriante motivación. A partir de allí, tuvo un fin de 2012 de maravilla: medalla dorada en Londres y título en el Abierto de los Estados Unidos.

La anécdota fue contada por el escocés en una entrevista que brindó para la edición británica de la revista GQ. Por eso, Murray vuelve a ser noticia en las islas, aun sin jugar en Roland Garros, y a semanas de presentarse en su torneo favorito y en su superficie favorita. ¿Se le dará este año?

La saga Tomic renueva elenco
El paso de Bernard Tomic por Roland Garros, en su regreso al circuito, fue casi imperceptible. Poco más de dos sets estuvo en cancha el australiano, antes de retirarse ante el rumano Hanescu. El joven que en enero ganó su primer título ATP jugó el torneo sin la presencia de su padre/entrenador, John, que en Madrid protagonizó un escándalo al golpear al compañero de prácticas de su hijo, el francés Thomas Drouet. De todas maneras, Bernard no fue el único Tomic en París. También estuvo Sara, de 15 años, disputando el torneo Junior, donde fue eliminada en segunda ronda.

Consultada por la particular situación de su hermano, fue franca: "No está triste ni nada parecido. Mentalmente es muy fuerte, lo admiro. Hablamos mucho últimamente. Es bueno tener esa comunicación". A diferencia de Bernard, Sara no es entrenada por John, sino por el también australiano Johnny Stamenovic. Y según apuntó el propio Bernard, John seguirá con trabajo: "Sigue siendo mi papá, sigue siendo mi coach y lo quiero muchísimo. Prefiero no hablar de lo que pasó". Marcha atrás para lo que había sentenciado Drouet, el otro personaje de esta historia, que, por cierto, ya tiene nuevo rumbo: será pareja de entrenamiento de Marion Bartoli. Sí, de John Tomic a Walter Bartoli. Suerte para Thomas.

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