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Yankees, los únicos culpables

"Sin duda, han habido ocasiones en que hemos estado decepcionados de él y se lo hemos hecho saber", dijo el propietario de los Yankees de Nueva York acerca del jugador mejor pagado en su equipo, que tiene una nómina estratosférica.

Y si hubiera sido George M. Steinbrenner III quien hablara el lunes acerca de Alex Rodríguez, no habría ninguna duda acerca del significado de esas palabras.

Pero este era Hal Z. Steinbrenner quien hablaba, y aunque quizá él sea el jefe, definitivamente él no es El Jefe.

Si hubiera sido George, esas palabras hubieran llevado advertencia y amenaza: mejora o atente a las consecuencias.

Pero aquí no hay "consecuencias" para Alex Rodriguez. Los Yankees están atascados con él, y viceversa, hasta el final de la temporada 2017, o hasta la altamente improbable situación de que alguien más se los quite de las manos.

Así que cuando Steinbrenner dice que él ha estado "decepcionado" de A-Rod y cuando Brian Cashman dice, como lo hizo el domingo, que Rodríguez "probablemente no esté a la altura" del contrato de 10 años y $275 millones que le dieron los Yankees, sin competencia, tras la temporada 2007, ninguno manda algún mensaje, velado o de cualquier otra forma.

Ellos simplemente están diciendo la verdad.

La idea de que ni Rodríguez ni nadie más podría estar a la altura de un contrato sin precedentes no es novedad; A-Rod lo admitió desde 2009, cuando fue obligado a confesar que usó esteroides. De hecho, él usó la presión de ese contrato monstruoso como su excusa para doparse, por decirlo de alguna forma, y eso fue cuando su acuerdo apenas era de $252 millones.

Así que, si el A-Rod joven, sano y en su mejor época generó sus propias dudas acerca de si valía lo que ganaba en ese entonces, ¿cómo es que el gerente general de los Yankees podría sentirse diferente acerca del A-Rod de 38 años con dos caderas reparadas quirúrgicamente y a quien deberá tener en el roster hasta mediados de la administración del próximo Presidente?

¿Y hay alguien por ahí que pudiera encontrar una razón para debatir la opinión de Steinbrenner de que, a la hora de hacer un balance, Rodríguez ha sido una gran decepción para los Yankees?

Cierto, su bateo en la Serie Divisional y la Serie de Campeonato de la Liga Americana en 2009 fue un factor importante para que los Yankees llegaran a la Serie Mundial ese año.

Pero del otro lado tenemos, la "admisión" de esteroides, forzado luego de que había sido revelado a través del trabajo de investigación de Selena Roberts, su biógrafa no autorizada.

Tenemos la primera cirugía de cadera, y luego el desfile de lesiones menores e irritantes, y la disminución de su producción que llegó como una consecuencia.

Tenemos la investigación del póker, la reaparición del primo Yuri Sucart luego de que el equipo y Grandes Ligas habían pedido que terminaran su asociación, el escándalo del doctor Anthony Galea y ahora la investigación de Biogénesis.

Y tuvimos las horribles postemporadas en 2010, 2011 y 2012, la última tan mala que incluso el mánager Joe Girardi, el más tolerante de los manejadores, fue orillado a enviar bateadores emergentes por A-Rod e incluso enviarlo a la banca en tres potenciales juegos de eliminación.

Y no olvidemos por qué el hermano mayor de Hal, Hank Steinbrenner -- junto al presidente del equipo, Randy Levine y con la bendición de Hal -- decidió firmar de nuevo a A-Rod luego que Cashman de forma innegable dijo que si Rodríguez anulaba su contrato, su carrera como Yankee estaba terminada.

Porque vieron algo próspero en su inesperada persecución por el récord de cuadrangulares de todos los tiempos en un uniforme de los Yankees. Esa prosperidad es ahora un fiasco, con la admisión de A-Rod de emplear sustancias prohibidas contaminando una gran cantidad de jonrones ya conectados y con su cuerpo deteriorado que asegura que ese récord estará seguro lejos de él.

Por supuesto, Alex Rodríguez es una decepción para los Yankees, cuando se mide lo que ellos le dieron a él en comparación a lo que él ha entregado a cambio

De hecho, la única pregunta interesante aquí no es si Rodríguez es una decepción para los Yankees y sus aficionados, sino para él mismo. Esa es la pregunta de la que me gustaría escuchar una respuesta honesta, aunque conociendo a A-Rod ya por 10 años, dudo mucho que la escucharé.

Pero puedo apostar que esa respuesta sería algo extraño, digno de la contraportada en los tabloides. Y no estoy seguro que esa respuesta sería lo que muchos aficionados piensan que debería ser. Pero, siendo honestos, si Hal Steinbrenner y los Yankees quieren estar decepcionados con alguien, debería ser con ellos mismos. Ellos son los que optaron por darle a Rodríguez un contrato que nadie esperaba que estuviera a la altura.

Ellos son los que están atascados ahora con el tercera base, que será un lastre en su nómina, su roster y su orden al bate los siguientes cinco años. Ellos son los que rezan porque otro equipo, otro dueño tonto, que pensará que es apropiado quitarle a Rodríguez de las manos con la esperanza equivocada de que pondrá aficionados en los asientos y carreras en la pizarra.

Pero en el fondo, los Yankees saben que son la última estación del Expreso Alex Rodríguez. Por eso, aunque las palabras de Hal Steinbrenner el lunes quizá hayan recordado vagamente las de su padre ya fallecido, no llevaban nada de esa incitación.

George hubiera estado furioso, frustrado y determinado a que alguien pagara por este error, aunque hubiera sido suyo. El hijo solamente se escuchó resignado por una dura verdad, por la que los Yankees no pueden culpar a nadie más que no sean ellos mismos.

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