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Historias mínimas

BUENOS AIRES -- Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

El otro Djokovic
Mientras Novak asimila la chance perdida en Roland Garros y Marko busca recuperarse de un saldo de ocho derrotas seguidas (siete en Futures), el más joven de los hermanos Djokovic, Djordje (17 años), acentúa su inclusión en el plano profesional. El hoy 1587° del ranking (registra dos primeras rondas ganadas en Futures de 2012) fue invitado esta semana al Challenger de Kosice (el tercero en su carrera) y, en la previa, contó detalles de su preparación y de la relación con el N°1 del mundo.

"Novak es un hermano adorable. Cualquiera lo querría. Siempre es muy atento conmigo y con Marko, con nuestras carreras; pero no de un modo intrusivo. Trata que nos vaya lo mejor posible, tanto en el tenis como en la vida cotidiana. A veces también nos lleva a los torneos y esas experiencias nos dejan muchas enseñanzas del más alto nivel", le reveló al portal TennisItaliano.

"Todos esperan que tengamos los mismos resultados que Novak, pero es imposible. Él llegó muy alto. Nosotros tratamos de no darle importancia a esas expectativas, pero es difícil. Es mucha presión. Yo me conformaría con mucho menos. Me sería suficiente tener su revés y su posición en el ranking", sonrió Djordje, explicando que aún tiene que crecer desde lo físico y mejorar el saque.

"Lo que más le envidio es la fortaleza mental. En momentos difíciles, cuando todo va mal y la derrota se acerca, él se las arregla para levantarse. Eso es muy importante. Ojalá algún día yo pueda tener ese valor", agregó. Pero también, claro, dio a conocer su otro costado: "Odia perder. Se agita, se vuelve quejoso, a veces insoportable. Cuando se enoja con su juego se pone muy nervioso, uno no puede ni hablarle. Pero enseguida se calma".

Maria contra el mundo
Buscando abrirse y lograr complicidad con sus seguidores, Sharapova publicó en Twitter durante la semana parisina que necesitaba "mirar más partidos de Roland Garros" porque había nombres que le resultaban extraños: "Ayer no tenía idea quién era Paire, hoy Chardy. Necesito mejorar mi conocimiento tenístico...", decía, en tono pícaro. Lo que no contemplaba era la respuesta de Alizé Lim, 236ª de la WTA, y novia de Chardy. "A mí me parece que deberías [conocerlos]", retrucó la francesa, y adjuntó una foto del ranking ATP donde se veía, escalonadamente, a Paire en el puesto 26, a Chardy en el 27 y a Dimitrov en el 28. Sí, inmediatamente por encima del flamante nuevo novio de la rusa. Como si hubiera estado digitado...

Días después, Maria reeditó un viejo duelo con Jelena Jankovic, con quien se conoce desde chica, de la época en que ambas se entrenaban en la Academia de Nick Bolletieri, en Estados Unidos. Y el propio norteamericano, consultado por ESPN, recordó aquellos días: "Para ser honesto, no eran para nada amistosas. Por entonces Maria asustaba a todas las chicas, aun siendo tan pequeña". La serbia prefirió concentrarse en el presente: "Cuando entras a una cancha, todo lo que importa es lo que puedas hacer en ese momento, no lo que hiciste en el pasado...".

El incontrolable Mikhail
Set abajo, 0-3 ante Tommy Haas. Youzhny camina a paso tranquilo hacia su sector para el cambio de lado. La cámara de la televisión se va con el ganador. Pronto tiene que virar hacia el otro costado. Una, dos, tres. Nueve veces estrella su raqueta el ruso. Está bien, no llegó a lo de Marcos Baghdatis en Australia 2012, pero fue llamativo. Exteriorizada la bronca, el jugador se tiro una toalla encima y allí permaneció hasta calmar sus pulsaciones.

"En una situación así uno trata de hacer cualquier cosa para volver en el partido. Mi modo es este. No ayuda, claramente. Mala suerte para la raqueta...", apuntó en conferencia el ruso. "Jugué mal. Lo intenté hasta el último punto, pero no pudo ser. A veces pasa". ¿Crédito para Haas? "Le di demasiadas chances para que jugara bien, por eso jugó bien".

Imposible no recordar lo ocurrido en Roland Garros 2012, cuando fue vapuleado por David Ferrer (6-0, 6-2, 6-2) y en pleno partido escribió "Sorri" en el polvo de ladrillo. "Jugué horriblemente. Ferrer lo hizo bien, pero no tanto. Ganó porque yo fui horrible", dijo aquella vez. "El público vino a ver un buen espectáculo y yo no pude dárselo, por eso escribí "perdón" en la tierra", completaba. Esta vez, muy a pesar suyo, el espectáculo lo dio él.

Campeonas sin jugar
A varios kilómetros de París, tuvo lugar una de las historias más increíbles de la semana. Se dio en Israel; más precisamente, en la ciudad de Herzliya, donde la ITF realizó un torneo femenino con 10 mil dólares en premios. El más bajo en la escala profesional. Allí fueron en busca de puntos y experiencia las mejores jugadoras locales, pero también participaron algunas tenistas del resto de Europa y hasta una latinoamericana: la ecuatoriana Charlotte Roemer.

El cuadro de dobles lo disputaron 14 parejas, con lo cual las dos primeras preclasificadas debutaban directamente en cuartos de final. Una de esas duplas beneficiadas por el bye fue la compuesta por las israelíes Keren Shlomo (493ª) y Lee Or (916ª). En segunda ronda (es decir, en cuartos) debían chocar con su compatriota Ester Masuri y la suiza Chiara Volejnicek, pero no se presentaron. Ya en semifinales esperaban por la sueca Mathilda Hamlin y la local Libi Mesh, pero la primera se lesionó en su partido de singles y, una vez más, hubo walkover.

Pero la historia tuvo un capítulo más: en la final aparecía la primera pareja preclasificada, conformada por la alemana Michaela Frlicka y la rusa Evgeniya Svintsova, que había batallado en supertiebreak en semifinales para llegar a la misma instancia a la que sus rivales habían accedido sin pisar la cancha. Y el cierre fue acorde a toda la semana: Frlicka y Svintsova se retiraron antes de comenzar el partido. Sí, título para la dupla Sholomo-Or, con cero minutos jugados. Lo que se dice ganar sin transpirar...

Una jugadora de lujo
Serena Williams arrasó en París y se llevó el título dejando solo un set en el camino: fue ante Svetlana Kuznetsova, en cuartos de final. Pero el duelo también dejó otra particularidad, más curiosa que estadística: la N°1 salió a la cancha con un anillo de considerable tamaño en el dedo anular de su mano derecha, la que usa para empuñar la raqueta.

Lógicamente, el rozamiento inevitable y sistemático le provocó en poco tiempo una irritación en el dedo meñique, lo que la obligó a llamar al trainer. El médico curó y encintó la zona, pero Serena siguió jugando con el anillo. Como si nada hubiera pasado. Por suerte para ella, el partido también quedó en sus manos.

Algunos días más tarde, Serena tenía consigo otro objeto de brillo propio: el trofeo de Roland Garros, el que le era esquivo desde 2002. Y en el discurso post final volvió a dejar su sello: lo dio enteramente en francés, como le había sugerido a la prensa. "Cuando tenía 10 años le dije a mi madre que ganaría el título aquí y que hablaría en francés", recordaba, mientras la cámara enfocaba a la propia Oracene, algo desconcertada con las palabras de su hija. "Así que gracias, ma. ¿Ma? Bueno, no entiende nada de lo que digo", rió la N°1, cómplice con el público local. También le dedicó unas cuantas palabras de elogio y felicitación a Maria Sharapova. Siempre en francés, claro. La rusa tampoco comprendió su discurso, pero entendió por dónde venía el mensaje y cuando le acercaron el micrófono, rápida, devolvió: "Merci beacoup".

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