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Goleada sin sentido

MADRID -- Muy pocas veces, por no decir nunca, se ve a un equipo hacer diez goles a nivel profesional. Si acaso se dan son en partidos amistosos y entre un equipo de primer nivel contra otro amateur, un España-Tahití por ejemplo. De antemano se sabía que la bicampeona de Europa y del mundo iba a golear. El marcador final dejó un 10-0 para la Roja lo que supuso la mayor goleada que se ha visto en la historia de Maracaná. Además, este marcador es la mayor diferencia que se ha logrado en una competición FIFA. Desde el Mundial de España en 1982, donde Hungría ganó 10-1 a El Salvador, no se había dado una diferencia de goles tan amplía.

La incógnita antes del partido era saber si España batiría el record histórico de goles (13-0) que tenía contra Bulgaria en 1933. Este registro no lo batió España porque no le metió más intensidad ni ritmo a su fútbol. Si hubiese necesitado hacer 15 goles los hubiera hecho, pero el rival no invitaba a exprimirse. Este tipo de partidos no le van bien a la Roja. Cuando tiene que competir contra un rival de máximo nivel es cuando ofrece su mejor versión. Uruguay, por ejemplo, fue una demostración. Lo de Tahití ya se ha repetido otras veces en amistosos: la falta de intensidad y ritmo.

Lo que nadie a España le podrá discutir es el respeto y la deportividad que tuvo hacía Tahití. Hay quienes, en estos casos, abusan y aprovechan la debilidad del contrincante para hacer florituras y ridiculizarle. Esto a España no se le podrá achacar. En todo momento fue respetuosa. Y lo mismo a Tahití, que no dio una mala patada y cuando tuvo la pelota quiso jugarla, siempre fue limpísimo. La deportividad fue tal entre ambos que cuando acabó el partido Tahití le hizo el pasillo al campeón y éste invitó a los jugadores oceánicos a pasar a su vestuario para darle las camisetas y hacerse fotos con ellos.

La FIFA debería hacer algo cuando organiza este tipo de competiciones. Hay que modificar el formato, porque no puede ser que haya partidos con diferencias tan grandes. No tiene ningún sentido ni para España que ya sabe de antemano que va a golear, ni para Tahití que sabe que se va a ir a su casa con un saco de goles.

Para este juego Vicente del Bosque alineó un once completamente distinto al que maravilló contra Uruguay. Tan sólo repitió Sergio Ramos, que luego fue cambiado en el descanso. El resto fue diferente y en algunos casos le hicieron ver al entrenador que puede echar mano de ellos cuando quieran. Pero Del Bosque no sólo puede mirar a los suplentes que están en la Confederaciones. Hay otros que están pidiendo a gritos su sitio en la selección. Uno de ellos es Isco. El malagueño fue la figura de la Rojita que consiguió el martes su segundo campeonato consecutivo de Europa. El mago andaluz tiene un puesto, casi seguro, en el próximo Mundial si continúa con su progresión. Otro que aspira a estar en Brasil en 2014 es Thiago. El capitán de la rojita terminó el campeonato con un hattrick. Formidable su repertorio en la final.

El tema de Thiago es tener más regularidad en su equipo. Dicen que sus horas en el Barcelona están contadas por la falta de minutos. Su gran amigo De Gea, porterazo que apunta al Mundial, le dijo tras alzar el título de campeón de Europa que en verano quiere encontrarse con él en el Manchester United. No lo descarten. Como tampoco a Isco en el Manchester City, que ya le ha hecho una oferta mareante. Por desgracia el talento sigue saliendo de España.