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Maldición Ibérica

La Azzurra dominó el match por largos momentos, pero cayó en los penales AP

ROMA -- El veredicto de la segunda semifinal de la Copa Confederaciones, la que se jugó en el estadio Castelao de Fotaleza el jueves 28 de junio entre España e Italia, fue sin dudas agridulce para el seleccionado itálico.

En efecto, la Azzurra fue superior a la Roja y dominó el match por largos momentos, lo que lo deja a Prandelli con la grande satisfacción de haber hecho sufrir (nuevamente) al que actualmente es el mejor equipo del Mundo, pero al final la Nazionale perdió en la tanda de penales y no jugará la final de esta competición, lo que nos deja con una profunda tristeza y una marcada sensación de injusticia.

Lo curioso es que esta España del "mito" nació justamente un día de junio del 2008 cuando el cuadro, entonces entrenado por el muy criticado Aragonés, superó a la Italia de Donadoni en cuartos de la Eurocopa venciendo la definición por penales, después de un 0 a 0 muy parejo en el que la mejor chance del match la había tenido el conjunto cisalpino (gran tapada de Casillas para sacar un disparo de Camoranesi).

Después de eso, contando este match, los dos seleccionados se enfrentaron otras tres veces, dos de las cuales terminaron con un empate a pesar de que la Azzurra jugara mejor (este desafío y el 1 a 1 en fase de Grupos de la EURO2012), mientras que en una sola ocasión ganó la Roja, en esa final del pasado primero de julio realmente maldita y muy discutida.

En suma, Italia sigue siendo el cuadro que más problemas le da a "los Toros", pero en los últimos siete años parece sufrir de una maldición por la que no importa lo que pase o como juegue, al final termina siempre perdiendo ante España.

BELLA ITALIA
Los muchachos de Del Bosque venían jugando el que en absoluto era el mejor fútbol lucido por su parte en los últimos exitosos siete años: finalmente transformaron su exquisita pero estéril posesión del balón en un fútbol rápido, vertical y muy ofensivo, mostrando así un juego digno del Olimpo de este deporte.

Buffón y compañeros, en cambio, sufrieron mucho en la primera fase y ante Brasil mostraron claros límites defensivos y de concentración, jugando tan mal el primer tiempo que, como nosotros mismos dijimos, no había coartada suficiente para justificar semejante papelón.

Nosotros sabíamos que esa no era la Azzurra que conocemos, pero no lográbamos entender adonde había ido a parar ese conjunto que nos hizo enamorar en Polonia y Ucrania; así, lo más probable era que a los italianos les tocara sufrir para evitar otro papelón. En suma, la Roja se presentó con un favoritismo totalmente argumentado e indiscutible.

Grande (y muy grata) fue nuestra sorpresa, y la de todos los que vieron el partido, cuando Italia supo imponer su ritmo y su juego desde el primer minuto, obligando a los ibéricos a tirar demasiados pelotazos y rindiéndole imposible el juego corto y la posesión infinita que tanto les gusta, que tanto cómodos los hace sentir.

No sólo España fue anulada y por momentos acorralada, sino que el primer tiempo hubiese debido terminar como mínimo con un gol de ventaja para la Nazionale, que creó cuanto menos cinco claras chances para anotar, más otras ocasiones buenas pero no tan nítidas. A todo eso, los campeones del mundo se asomaron apenas con una invención personal de Torres, muy hábil en la gambeta pero menos en el disparo de zurda. En ese contexto, vale la pena subrayar que probablemente con Soldado la Roja hubiese sido mucho más eficaz.

La alineación italiana bajó con un 3-4-3 muy inteligente, porque en definitiva con ese esquema logró poner cómodos a todos sus protagonistas: la defensa fue la de Juventus, acostumbrada a jugar así; Maggio y Giaccherini pudieron jugar como aleros con la tranquilidad de tres centrales atrás, De Rossi y Pirlo se alternaron en posición de "cinco" y Candreva fue dueño de la franja derecha, así como Gilardino del área rival.

El único "pez afuera del agua" fue Marchisio, quien sin embargo se tiró mucho para el medio y jugó más de "media-ala" que delantero lateral, una posición que le complicó las cosas a las Furias Rojas. También estuvo algo afuera de lugar De Rossi tras los primeros 45 minutos, porque la salida de Barzagli en el entretiempo lo obligó a jugar en defensa. Sin embargo, el giallorosso fue en absoluto el mejor del partido y la rompió también en esa posición, con el equipo que fue menos peligroso adelante pero más solido atrás y aún más eficaz en las salidas desde la defensa.

Sin dudas el esquema puso lo suyo para que la Azzurra pudiera dominar el encuentro, pero la diferencia real estuvo en la mentalidad, porque esta vez los muchachos de Prandelli no cometieron errores y, al revés, jugaron con una precisión, un corazón y un nivel técnico y táctico extraordinarios.

España logró salir un poco al inicio del complemento y mejoró sobre todo cuando ingresó Navas, un jugador que con su velocidad y la profundidad de sus piques puso en dificultad a la defensa italiana, ya algo agotada (no se puede jugar a las cuatro con 32 grados y una fuerte humedad). Sin embargo, un poco por cansancio pero más por "miedo" y respeto, la Roja no logró nunca expresar su fútbol y así Italia salió nuevamente al ataque, creando menos respecto a la primera etapa y sufriendo un poco más, pero sin dejar de ser superior respecto a su rival.

El problema de la Nazionale fue que le faltó el gol (Gilardino fue muy útil para que el equipo se moviera y jugara como lo hizo, pero la ausencia de Balotelli a la hora de mandarla a guardar se hizo sentir tremendamente) y, en fin de cuentas, en este deporte lo único que cuenta es eso: el gol.

Así se llegó a la prórroga y si bien la Azzurra por momentos supo jugar bien, en esa media hora final la Roja fue más. Inevitable que fuera así: Italia puso sus tres cambios por cansancio (Marchisio y Gila no daban más) o problemas físicos (Barzagli en el entretiempo), mientras que las movidas de Del Bosque fueron más tácticas que físicas, si bien todos sus cambios le apuntaron a poner mayor dinamismo en las zonas claves de la cancha; algo en el que el D.T. Español fue sin dudas mejor que el italiano.

A todo eso, vimos muchos "cisalpinos" pararse por los calambres, mientras ninguno de los ibéricos tuvo ese tipo de problema. En suma, más allá del cansancio contado en las declaraciones, el calor y los más de 50 partidos que cada una de las Furias tiene en sus piernas, ellos llegan siempre mejor a los alargues, tal y como pasó en la semifinal de la EURO2012 ante Portugal, a pesar de que Ronaldo y compañeros habían descansado dos días más. ¿Que más decir?

De todas maneras Italia aguantó y logró llegar a penales. Penales que fueron probablemente la mejor serie de la historia, porque nunca habíamos visto patear tan bien desde los once metros, poniendo siempre el balón a lado del palo o desplazando totalmente al portero rival. Lamentablemente para Italia, el único que fue para menos fue Bonucci, quien recordando el disparo de Baresi en el mundial 1994 le pegó muy por arriba del travesaño, dejándole así la posibilidad a Navas de patear al gol el séptimo penalty de su equipo y gritar así la victoria de su cuadro, la enésima en los últimos años pero una de las pocas que se pueda decir inmerecida.

RESPONSABILIDAD DEL CALCIO
En cierto sentido, podríamos decir que la diferencia entre esta España y esta Italia fue de 703 a 336. No son números sin sentido, sino la cuenta total de las presencias en Champions League entre los once titulares rojos y los once titulares azzurri.

Entre los hombres que bajaron al principio en el cuadro de Del Bosque el que jugó menos en la máxima competición continental para clubes es Jordi Alba, que por la joven edad suma "apenas" 16 presencias. En general, en la Roja más o menos todos jugaron más de 40, llegando a Xavi que disputó la belleza de 144 desafíos en ese hermoso escenario.

De los muchachos de Prandelli, en cambio, Candreva nunca escuchó el famoso himno de la Champions y medio equipo no supera los veinte enfrentamientos. Apenas Pirlo, Buffón y Gilardino cuentan con números respetables, a saber respectivamente 100, 77 y 45 encuentros en Champions.

En suma, hay una enorme diferencia de experiencia entre los jugadores españoles y los italianos, factor acumulado no tanto con las selecciones sino que con sus respectivos clubes. Es el problema de tener demasiados extranjeros en nuestro campeonato, muchísimos de los cuales de medio-bajo nivel (para eso valdría la pena darle chances a jóvenes nacionales), y de contar con equipos de alto perfil que no le apuntan a las canteras y no les interesa sumar italianos en sus filas. Vale la pena recordar, en este marco, que el Inter del triplete ganó con Balotelli como único italiano (por encima suplente).

Con mayor experiencia y costumbre a ciertos niveles este mismo equipo podría jugar mucho mejor. El mismo Giaccherini, jugador utilísimo pero limitado en ciertos aspectos, no tuvo "el coraje" de patear en la tanda de los penales y mandó en su lugar a Bonucci, quien terminó por disparar afuera. Una actitud que jugadores de grande nivel internacional no tienen, porque saben tomarse sus responsabilidades.

En pocas palabras, inevitablemente la crisis del Calcio se refleja en la Nazionale, especialmente porque, por ahora, la respuesta a las dificultades económicas estuvo más en las compras a bajo precio en los mercados sudamericanos o de Europa del este, que en las canteras y en los jóvenes italianos. Aún no se entiende, en ese sentido, porque Insigne tuvo que hacer tanto banco en Nápoli cuando el titular, Pandev, anotó apenas 6 goles en 33 partidos de Serie A, 7 en 41 en la temporada.

Italia está jugando muy bien, pero puede y debe mejorar y su crecimiento no pasa exclusivamente por el trabajo y las intuiciones de Prandelli, quien demostró una vez más ser realmente un excelente entrenador, sino que también por todo el ambiente del fútbol italiano. El futuro es rosa, con este equipo en las manos y a la puerta jóvenes como Verratti, Florenzi e Insigne. Pero hay que trabajar mucho y todos juntos. Nuestro mismo D.T. declaró que "ellos están aún adelante, porque son años que vienen trabajando en una clara dirección".

Por ahora pero no miremos demasiado al futuro apuntemos a Uruguay, para ganarnos la tercera plaza en este "Mundialito". Será un partido difícil porque las motivaciones serán menores y porque la Celeste es un equipazo. Ante España recordamos que jugando como sabemos podemos ganarle a cualquiera. Ahora hay que aprender a encontrar la manera de sacar esas garras siempre, no sólo cuando estamos con el agua hasta la garganta. A comenzar por Uruguay, para recordarles a todos que siempre fuimos y siempre seremos entre los mejores seleccionados del mundo.