Jerry Crasnick 11y

La unión no quiere el dopaje

En el deporte y la vida real, los escándalos se desarrollan con su propio ritmo. Los patrocinadores de Paula Deen desaparecieron en cuestión de días. Anthony Weiner cayó con una serie de tuits desacertados, solamente para resurgir vistiendo sus pantalones naranja y azul brillante, como el candidato líder en la contienda por la alcaldía de Nueva York.

En el verano de 1989, Pete Rose pasó todo un verano en la parrilla mientras el béisbol conducía una investigación exhaustiva acerca de sus actividades relacionadas con las apuestas. Yo estaba ahí, observando cómo se desarrollaba toda esa situación lamentable, como el reporteo que cubría la fuente de los Rojos de Cincinnati, y puedo recordar pleitos periódicos con fuertes reacciones intercalados con tramos largos de descanso. Fue como observar el equivalente a toda una temporada de turnos al bat de Rob Deer.

Ryan Braun, Alex Rodríguez, Nelson Cruz y los otros protagonistas en la investigación de Grandes Ligas acerca de Biogénesis están bajo el microscopio este verano, y enfrentan un puñado de resultados potenciales -- desde la reivindicación, a la absolución parcial, a suspensiones prolongadas, hasta una humillación del tipo Rafael Palmeiro de "quizá debamos cerrar las persianas y nunca mostrar nuestros rostros en público nunca más".

Es mucho lo que está en juego, lo que ayuda a explicar por qué esta historia está tardando un poco en desarrollarse. Grandes Ligas está realizando entrevistas a los 20 jugadores enredados en la telaraña de Biogénesis, y fuentes dicen que probablemente serán varias semanas más antes de que la oficina del comisionado esté lista para impartir cualquier sanción. Luego, el proceso de apelación es inevitable, lo que significa que esta saga posiblemente se extenderá hasta el final de temporada o incluso el receso invernal.

Como todos los escándalos, el caso de Biogénesis está marcado por un ritmo irregular, y revelaciones controversiales. Los aficionados son conmocionados cuando Brian Cashman critica a A-Rod por sus tuits, o Frank Thomas comparte su sentir de que los usuarios de sustancias para mejorar el rendimiento no debería permitírseles el manchar las instalaciones de Cooperstown. Luego, Yasiel Puig consigue cuatro imparables o un árbitro se equivoca en una marcación importante, y la atención del público se desvía hasta que la próxima gran noticia de la hormona del crecimiento humano sale a la luz, y comienzan las nuevas discusiones.

Los aficionados que se proclaman cansados del tema de los esteroides desafortunadamente tendrán que digerir más de eso en las próximas semanas y meses. Los resultados también serán monitoreados muy de cerca de los vestuarios de Grandes Ligas, donde los jugadores comparten más que la obligación de orinar periódicamente en un envase.

Desde el inicio de los entrenamientos primaverales, he hablado con varios ligamayoristas acerca de Biogénesis y el actual espectro de uso de sustancias para mejorar el rendimiento, y encontré que sus actitudes generalmente reflejan aquellas de los aficionados y la sociedad en general. La mayoría de los peloteros quieren un juego limpio, y están hartos de la suposición de que "todos hacen trampa". Todos no hacen trampa, y los jugadores de béisbol han demostrado su compromiso para incrementar el programa de análisis por aceptar modificaciones en medio de un contrato colectivo de trabajo vigente, y luego por ser los primeros atletas de cualquier deporte profesional importante que aceptan someterse a pruebas de sangre en plena temporada para detectar hormona de crecimiento humano.

Por supuesto, los análisis no son a prueba de errores, pero el béisbol está lidiando con los mismos problemas que han afectado a los Juegos Olímpicos, el ciclismo y otros deportes de conjunto. Los procedimientos de análisis vigentes simplemente no están al nivel de algunos atletas que están dispuestos a hacer todo lo posible para no ser detectados. Es más una pregunta de ciencia que de compromiso.

Aunque gran parte de la atención se ha enfocado en el legado de Bud Selig, la reputación de Braun y el futuro financiero a largo plazo de A-Rod, el desastre de Biogénesis representa un reto especial para la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas, que debe lidiar con dos responsabilidades distintas: Mientras proponen por un programa más fuerte de prevención de uso de sustancias por petición de sus miembros, la unión simultáneamente protege los derechos de los peloteros que quizá hayan o no intentado engañar al sistema. Cada vez que Grandes Ligas entrevista a un jugador sospechoso de violar las reglas, al menos un abogado de la Asociación de Peloteros está presente junto al abogado personal del pelotero.

"No hay duda, tenemos dos cosas que estamos intentando lograr" dijo Michael Weiner, el director ejecutivo de la Asociación. "Por un parte, estamos defendiendo a los jugadores que tienen una defensa. Por otra parte, tenemos una obligación de ejecutar el programa conjunto de antidopaje.
Si tenemos evidencia de que un jugador violó el programa, entonces debemos hacer algo al respecto. ¿Es eso un conflicto? Podría imaginar circunstancias donde eso sería un conflicto. Pero es lo que la asociación hace todo el tiempo, y es lo que hacemos aquí. No hay mucha diferencia con lo que hemos hecho en el pasado. Creo que solamente es de mayor perfil".

Una tónica que cambia

No necesitan remontarse mucho en el pasado para encontrar a una asociación que era, en el peor de los casos, obstructora, y cuando menos hacía oídos sordos a la percepción pública del tema de los análisis antidopaje. Rick Helling se ganó una mención especial en el libro de Joe Torre "The Yankee Years" ya que se ponía de pie en las reuniones y condenaba los males del uso de esteroides mientras sus compañeros se sentían impotentes para expresarse del tema, o eran intimidados para rendirse. Helling era un lanzador de rectas que se anticipó en su época a los demás.

Ahora, Helling trabaja para la asociación como asistente especial, y los jugadores se forman para opinar públicamente del tema. Matt Holliday, David Wright y Michael Cuddyer son algunos de los ligamayoristas prominentes que en semanas recientes se han manifestado a favor de castigos más fuertes para usuarios de sustancias para mejorar el rendimiento. Con cada voz que se agrega al coro, empieza a sonar como una cruzada.

"Todo mundo quiere condiciones iguales", dijo el lanzador Drew Storen, el representante de peloteros de los Nacionales de Washington. "No estamos en las juntas diciendo, 'Asegurémonos de que ellos no lo hagan'. Hemos discutido que se incrementen los castigos. Los jugadores son proactivos. Es fácil para los aficionados pensar, 'Ellos quieren salirse con la suya'. Pero ese no es el caso".

Sin duda, algunos jugadores se sintieron escépticos, resentidos o molestos en la primavera de 2012 cuando Braun apeló una suspensión de 50 juegos por niveles elevados de testosterona y luego, en una conferencia, cuestionó la integridad del responsable de recolectar sus muestras. ¿Acaso una cantidad sustancial de peloteros piensa que Braun encontró la forma de salir de lío y escapó gracias a uno o dos detalles técnicos? Absolutamente.

Pero los problemas con la queja de Braun tuvieron un efecto más directo cuando los jugadores los vieron con un punto de vista más personal. Weiner y los líderes de la unión le preguntaron a los jugadores, "Si fuera su muestra y hubiera una falla en el sistema que quizá contribuyera a un positivo falso, ¿no querrían asegurarse de que el sistema fuera hermético?". Grandes Ligas y la asociación, para darles mérito, trabajaron en conjunto para lidiar con el problema y apretaron muchos de los procedimientos de análisis cuestionados, para asegurarse que algunos de los problemas no ocurrieran de nuevo.

Sin embargo, hay cierto grado de confianza involucrado en cualquier programa antidopaje, y es puesto en riesgo cuando se filtran noticias que manchan a los jugadores sin importar cómo ocurran las cosas. Una vez que ESPN dio a conocer la noticia de la apelación de Braun por ese examen, previo a la temporada 2012, él nunca pudo recuperar completamente su reputación. Y ahora, la historia se repite multiplicada por 20, con las revelaciones de Biogénesis, que han eludido a los jugadores en cuestión desde que el diario Miami New Times tuvo la primicia de Tony Bosch y las actividades en su clínica antienvejecimiento en Coral Gables, Fla., en enero.

La fuente de las filtraciones sigue siendo un misterio, pero ante la ausencia de evidencia concreta, los jugadores serán escépticos. Otro problema irritante surgió recientemente cuando Porter Fischer, un ex socio de Bosch, le dijo al New Times que Grandes Ligas le pagó por evidencia. El abogado de A-Rod, David Cornwell, describió la conducta del béisbol como "despreciable, poco ética y potencialmente ilegal", en una entrevista con el diario USA Today. Rob Manfred, abogado principal de Grandes Ligas, respondió que el organismo recibe la oportunidad de presentar sus descubrimientos.

Blanco y negro con muchos grises

¿Es este el precio que Grandes Ligas necesita pagar para auto monitorearse ante la ausencia de resultados de exámenes reprobados? Quizá. Pero de entrada muchos jugadores tenían duda acerca de la información provista por Bosch, cuya reputación no es exactamente inmaculada. El béisbol deberá vigilar exhaustivamente cada registro telefónico o recibo aportado por Bosch si es que él no quedará en la historia junto Brian McNamee, el acusador de Roger Clemens , como solamente otra figura opaca con fines oscuros.

Una investigación justa e imparcial podría preparar el escenario para que se den cambios en los exámenes antidopaje. Muchos jugadores apoyan la idea de castigos más severos para usuarios de sustancias para mejorar el rendimiento, pero tienen dudas acerca de mezclar a aquellos que rompan las reglas con aquellos que no lean una etiqueta apropiadamente o compren un suplemento legal de forma descuidada. El jugador de cuadro de los Filis Freddy Galvis y el relevista de los Gigantes Guillermo Mota (en su segunda ofensa por sustancias para mejorar el rendimiento) son algunos de los jugadores que parecen estar en el segundo grupo. "Es un gran problema", dijo una persona familiar con la situación.

"Es un problema de blanco y negro, es lo mejor que puedes pedir", dijo Storen. "Pero hay muchas áreas de gris. Cuando todo se resuelva, debes confiar que Grandes Ligas y la asociación harán lo correcto".

Algunos peloteros inevitablemente saldrán ilesos o enfrentarán castigos menos severos porque una "i" no tenía un punto o la "t" no tenía la línea cruzada, pero ese es el precio de un sistema justo e imparcial. Esto es Estados Unidos, después de todo, y la sospecha de trampa con esteroides debe estar sujeta a la misma presunción de inocencia como todo lo demás en la sociedad. La responsabilidad de evidencias corresponde al béisbol, y el deporte tiene una enorme responsabilidad de mantener sus estándares muy altos.

"Es como el sistema judicial", dijo Jerry Hairston Jr, de los Dodgers. "Obviamente, habrá algunos que caigan. Pero tú preferirías ver a alguien salirse con la suya y no ver a alguien recibir un castigo por algo que no hizo. Ningún sistema será perfecto. La NFL no es perfecta. La NBA y los Juegos Olímpicos son perfectos, y el béisbol no es perfecto. Pero decir que nuestro sistema no funciona es incorrecto".

Hairston se remonta a su año de novato en 1999, cuando un cañonero musculoso tras otro pasaba por la jaula durante la práctica de bateo, y se pregunta cuánto ha cambiado el panorama. Sí, el béisbol continúa con un problema de percepción de esteroides. Pero Grandes Ligas también tiene con unos estándares extraordinariamente altos en comparación al baloncesto, hockey e incluso el fútbol americano, que es escrutado de forma más minuciosa por sus problemas de conmociones (y las conductas criminales de sus jugadores fuera del campo) que por el uso de sustancias para mejorar el rendimiento. La tradición es más profunda, los debates del Salón de la Fama tienen un mayor espíritu y los números son más sagrados en el béisbol que en otros deportes. Nosotros entendemos eso.

Sin embargo, algunas cosas no pueden ser medidas por el dinero, las estadísticas o la furia de las aficionados que llaman a los programas radiofónicos. Melky Cabrera obtuvo un contrato de dos años y $16 millones con Toronto en el receso de temporada tras usar una sustancia prohibida y formar parte de un esquema complejo para admitir el uso. Pero los ex compañeros de Cabrera en San Francisco tuvieron una opinión tan pobre de él que no lo quisieron de vuelta para los playoffs ni siquiera luego que su suspensión de 50 partidos expiró en octubre. La desaprobación interna en el vestuario es relativamente pequeña para afectar en el gran esquema de las cosas, pero Cabrera tendrá que lidiar con la humillación para siempre.

"Cuando estás en una fraternidad, no quieres tener un mal nombre o que te vean con una luz negativa", dijo Hairston. "No quieres estar en el lado negativo de otro jugador. Eso es mucho peor".

Frank Thomas quizá fantaseaba cuando recientemente sugirió que las consecuencias de Biogénesis producirán una mentalidad de "es suficiente", que deriven en castigos tan severos que erradiquen de forma definitiva el uso de sustancia para mejorar el rendimiento en el béisbol. Pero esto sí es claro: Mientras el sustento y legado de A-Rod, Braun y compañía dependan del veredicto de Biogénesis, sus compañeros peloteros también tienen algo que ver con el resultado. Les guste o no, están todos juntos en esto.

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