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Lo sencillo no es tan sencillo

Se acerca la fecha limite para realizar cambios sin necesidad de usar la vía de 'waivers'. Es buen momento para destacar algunos aspectos gerenciales que nos ayudarán a entender ese proceso y la posible actividad/inactividad en las Grandes Ligas:

1) Los dos comodines o 'wild cards': La incorporación de un segundo comodín crea la ilusión de llegar a los playoffs en muchos equipos. Hoy solo los Marlins, Houston, Cachorros, Medias Blancas y Cerveceros parecen fuera de carrera o al menos uno escucha a sus gerencias hablando francamente de la necesidad de cambios. El resto de las novenas guardan esperanzas y eso implica un mercado lleno de compradores y pocos vendedores. En esas circunstancias las negociaciones son muy difíciles y muchas veces el precio de la pieza necesaria es demasiado alto como para justificar el movimiento.

2) Lesiones: A estas alturas todos los equipos tienen jugadores clave en la lista de lesionados y su pronta activación es tratada como una especie de refuerzo para la segunda mitad. Muchos gerentes generales prefieren usar esa vía antes de entregar parte del futuro por un jugador alquilado.

3) Impacto en los fanáticos y negocio local: Una divisa que entrega toleteros importantes a estas alturas de la temporada envía un mensaje negativo a sus fanáticos y genera una disminución aún mayor en la asistencia a los juegos, ratings de TV, ventas e incluso la pasión por la divisa. El segundo comodín permite alimentar la esperanza en los fanáticos y gerentes generales, como lo mencionamos en el punto uno, por mucho más tiempo. Falta pelota por jugar y camisas por vender. Alex Anthopoulos, gerente general de los Azulejos, lo mencionó recientemente en una rueda de prensa: "a ciertos equipos no les gusta hacer cambios sustanciales para evitar crear inconformidad en sus fanáticos en un momento en donde todas las divisiones están abiertas".

4) Contratos: Existen contratos muy difíciles de transferir y eso es una ficha de tranque en muchas negociaciones. A veces no es cuestión de querer sino de poder y no son muchas las gerencias dispuestas a asumir deudas millonarias poco relacionadas con la productividad del pelotero. Esta realidad complica aún más el mercado al básicamente limitarlo a jugadores en su último año de contrato o veteranos sin altos sueldos.

5) La oferta calificada: Este es para mi el punto más importante y el motivo de muchas dudas en las gerencias. El nuevo sistema de oferta calificada funciona de la siguiente manera y sustituye a los agentes libres tipo A y tipo B: un equipo recibe una compensación en el draft o sorteo si mantiene al jugador en el roster todo el año, le extiende una oferta calificada por un año (el monto se determina al promediar los 125 mejores contratos en las mayores, en el 2012 fueron 13 millones de dólares) y este la rechaza y firma con otro equipo. Si los Azulejos transfieren una pieza como Josh Johnson en la mitad de la temporada ya no podrían recibir una compensación por él en el draft. Usando el ejemplo del lanzador, Toronto solo debe conformarse con la opciones disponibles del equipo comprador para cerrar la transacción y muchas veces no se incluye mucha calidad al ser básicamente un préstamo a muy corto plazo. Hay otros factores en juego, pero el nuevo sistema prácticamente le saca el aire a muchas de esas transacciones.

6) El draft o sorteo: Este punto está relacionado con el anterior pero merece una explicación aparte. No hace mucho las selecciones en el draft recibían poca atención hasta que Oakland, entre otros equipos, entendió su importancia. Un pelotero seleccionado en el draft normalmente tarda bastante tiempo para llegar a las mayores, con notables excepciones sobre todo recientemente, pero eso no debe ser excusa para despreciar el gran talento existente en el beisbol universitario y en los bachilleratos en los Estados Unidos. El resurgimiento de la pelota estudiantil y universitaria se debe en parte a la crisis por la que pasa el futbol americano debido a las lesiones cerebrales y el baloncesto universitario por el filtro natural de las condiciones físicas necesarias para poder resaltar en ese deporte. El beisbol no genera Parkinson en personas de 40 años ni requiere tener una altura de 2 metros para alinear, pero si ofrece remuneraciones importantes que terminan alimentando la participación de uste nuevo lote de prospectos. Por esta razón, perder una selección en el draft o dejar de obtenerla como es el caso de la oferta calificada no es una decisión fácil y requiere de mucho análisis.

En fin, el beisbol de las Grandes Ligas es un negocio complejo que requiere del análisis de muchos puntos de vistas antes de aprobar un movimiento hasta sencillo. Pero la pasión mucha veces llega a los mismos gerentes, quienes se olvidan de toda la teoría y le dan el visto bueno a movimientos poco racionales. Todos los gerentes quieren ganar y para hacerlo a veces se requiere de cierta irracionalidad. Ya veremos.