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Morales y Martín desde adentro

La dupla Morales-Martín ya lleva más de trece años de trabajo en conjunto ESPN

Noche a noche, se abren los micrófonos de ESPN y se desata un universo de imágenes, metáforas y emociones. El balón es la excusa. Y el mensaje se desparrama a todos los puntos de América Latina como un virus contagioso.

Álvaro Martín es la voz de la NBA. Carlos Morales es el maestro del juego. El fanático siente armonía al escucharlos y esa sensación de prolijidad se extiende al verlos: la elegancia en el vestir, el porte impoluto transmite no sólo un criterio estético acorde, sino que solidifica el standard de calidad prometido en la antesala.

Actualmente, Álvaro vive en New York y Carlos en Orlando. Álvaro, formado en ciencias políticas a nivel bachillerato, y en administración comercial en su maestría, comenzó en el mundo de los negocios con una empresa de peritaje de medios de comunicación en New York y luego de unos años se independizó: uno de sus clientes era la división internacional de ESPN.

"A fines de 1991, querían que hiciera un estudio de las operaciones internacionales que se estaban poniendo en marcha. El jefe, en aquel entonces, revisa mi currículum y se da cuenta que había hecho radio en castellano en la universidad. Él volvía una y otra vez a eso, pese a que el propósito de nuestro encuentro era otro. Finalmente me invitó a que pasara a una cabina de transmisión de un partido de fútbol americano universitario y cuando vamos a la pausa, el relator dice, leyendo mi nombre en un papel: 'nos acompaña el señor Álvaro Martín, sus opiniones de la primera mitad'. Ese fue mi debut. Me dijeron que era más valioso como relator que con lo que podía escribir en una hoja de papel", dice Álvaro.

"La dupla nació cuando Álvaro ya llevaba algo más de ocho años en la cadena. Yo comencé en febrero de 2000, sustituyendo en ese momento a Ricardo Ortiz. Recuerdo que no pude hacer las Finales NBA en aquel entonces porque trabajé en febrero y marzo en ESPN, y en abril tuve que reportarme a mi equipo de Puerto Rico para dirigir allí", señala Morales.

Álvaro parece un actor de cine disfrazado de relator deportivo. Puede desatarse la tormenta perfecta, pero sus facciones, su vestimenta y su cabello no sufren modificación alguna, como si disfrutase burlándose, a su manera, de las circunstancias que lo rodean. Su habilidad para encontrar analogías y juegos de palabras es innata, y trasciende las transmisiones para extenderse a las conversaciones fuera de micrófono. En sus cuerdas vocales se esconden conejos, mundos de colores, citas literarias. El meta-relato, la historia dentro de la historia.

"Nos conocimos años atrás en un partido del básquetbol universitario estadounidense. En ese momento teníamos las transmisiones de la Universidad de St.John's, con Felipe López y Ron Artest. El analista que tenía que trabajar conmigo no podía venir y me dijo: 'averigué que hay un coach que se llama Carlos Morales, que dirigió la selección de Puerto Rico, que está disponible'. Lo llamamos, lo conocí, le di un par de libros el día antes y al siguiente ya los había leído, estaba preparado y listo para la acción", dice Martín.

Carlos, en tanto, es la enciclopedia. Un Diderot del básquetbol. No sólo es un entrenador célebre, sino que ha desarrollado las capacidades para poder explicar todo ilustrando a sabihondos y aprendices. Un libro abierto que empuja al interlocutor a aprovechar todo lo que dice. No sólo está al tanto de lo que ocurre en la NBA, sino que las enseñanzas pueden extenderse a la Euroliga, a las ligas europeas, a las competencias latinoamericanas. Morales sabe absolutamente todo y regala conceptos con la valía de un profesor adiestrado.

"Lo había visto un par de veces en televisión, conocía su trayectoria pero no había tenido el placer de conocerlo personalmente. Honestamente, no sabía cómo sería como trabajador de la industria de la comunicación. Años más tarde debo decir que excedió toda la expectativa", agrega Martín.

La clave, sin embargo, no está en el mérito individual. Es la combinación la que despierta el escenario perfecto. La que desata el Aleph. No hay nada más importante en un equipo que comprender lo que cada uno debe hacer, pero es increíblemente difícil si ese comité grupal está formado sólo por dos personas. Martín dice A y Morales ejecuta B. Es una cosa simple, pero no una simpleza. Es una mezcla de virtuosismo, talento y trabajo para encontrar el acorde justo en la composición adecuada.

"Cuando empezamos, yo no conocía a Álvaro. Sí a su compañero Clemson Smith Muñíz, ya que ambos tenían un negocio en New York. Ellos tenían los derechos de la transmisión universitaria en la que St. John's era uno de los equipos invitados y Clemson fue quien hizo la llamada para que yo participe", dice Morales. "En un principio eran transmisiones radiales, no de televisión. Nuestro contacto fue, en primera instancia, sólo ese fin de semana: tres partidos de básquetbol universitario para el área neoyorquina".

En el cuarto piso del American Airlines Arena, Morales y Martín son requeridos por varios medios periodísticos de habla hispana. Mike Leonard, productor de ESPN, coordina las entrevistas mientras ellos acceden a las inquietudes de quienes se acercan. Varias horas antes, la plataforma está lista para que se enciendan las luces.

"Pasaron unos tres años desde aquel torneo universitario. Seguimos en contacto con frecuencia. Un día Álvaro va un poco más a fondo y me dice: '¿Te gustaría hacer este trabajo eventualmente, a tiempo completo?' En una primera instancia era imposible porque estaba dirigiendo la selección y también tenía otros trabajos en mente, pero tiempo después se abrió la vacante y ya no pude decir que no", agrega el 'Coach'.

"ESPN tuvo la luz de entender que se necesitaba una persona capacitada. Eso cambió la dinámica usual en América Latina, ya que siempre se incluía a dos locutores. La diferencia radical estuvo en tener entre nosotros a alguien que sepa. Ni más ni menos que eso", dice Martín.

UNO PARA EL OTRO

Cada frase y cada elemento de análisis encaja en la transmisión de Morales y Martín como la pieza perfecta de un puzzle complejo. Rara vez una voz se superpone a la otra porque cada uno comprende el momento ideal para entrar en acción. Álvaro es quien toma las riendas y Carlos, el que aplica con la hoja de ruta en sus manos.

"Yo de baloncesto no sabía nada hasta conocer a Carlos. Tenía en cuenta las tendencias, las estadísticas, pero no estaba capacitado para entender el por qué y el cómo de las eventualidades del deporte. Yo podía ver muchos videos pero no por eso comprendía lo que estaba pasando. Cuando llega él, es la respuesta a todas mis preguntas", señala Martín. "En mi caso, no sabía nada del medio de la televisión. No estudié comunicaciones ni periodismo deportivo, pero me dejaba llevar por todo lo que él me decía. 'Párate aquí, frente a la cámara. Sonríe. Ey, este cable no va por aquí, va por allá'. Me lo enseñó absolutamente todo", dice Morales.

El lenguaje utilizado por la dupla es lo que permite que el modelo sea exitoso. La utilización del neutro ayuda a que los aficionados de diferentes culturas puedan disfrutar de las transmisiones sin sentirse excluídos. Es un formato de inclusión en el que se ha descifrado el misterio del tono.

"No somos mexicanos, argentinos, chilenos ni venezolanos, pero tratamos de que no haya un filtro para un público que está acostumbrado a escuchar algo de una determinada manera. No le tiene que chocar. Es algo en lo que hemos trabajado mucho tiempo de una sola manera: escuchando y rodéandonos de diferentes personas", aporta Martín.

En muchas transmisiones se pueden escuchar discusiones entre relator y comentarista. No son acaloradas, pero sí convincentes; dentro de ese escenario, el televidente pasa a ser un tercero dentro de la mesa y se nutre de los comentarios y las enseñanzas.

"Siempre voy a dejar que Carlos tenga la última palabra. Aún cuando esté en desacuerdo, siempre cedo eso. Mi última palabra es el silencio. Muchas veces estamos de acuerdo en estar en desacuerdo, es una cuestión de aceptación y respeto. Cada vez que el Coach me corrige o me dice algo pienso lo siguiente: '¿Estoy seguro de esto? Oye, el Coach dice otra cosa...' Si luego de eso sigo pensando igual, insisto. Pero trato de no hacerlo mucho (risas)", dice Martin. "Álvaro dice que cuando yo llegué él no sabía nada de básquetbol. Eso no es así, tiene unas ideas bastante arraigadas del juego que, a veces coinciden con lo mío y a veces no. Creo que lo interesante de esto es que tenemos confianza. Honestamente sería difícil diferir como lo hacemos y seguir en una buena relación si no existiese eso. Es amistad. Él sabe de qué lado vengo yo cuando traigo una sugerencia y viceversa. Eso es fundamental", agrega Morales.

LAS FRASES DE ÁLVARO MARTÍN

Quizás uno de los puntos salientes de las transmisiones de básquetbol son las frases punzantes del relator. Uno puede reírse, motivarse y hasta enojarse con los juegos de palabras que salen del micrófono de ESPN.

"La única que verdaderamente tiene autor es el '¡Chas!'. Ese latiguillo viene de un relator puertorriqueño que en paz descanse: Manuel Rivera Morales, quien era un genio de la comunicación y la radio. Todavía se pueden ver algunos videos en YouTube. Él tenía muchas salidas y frases muy cómicas. El 'Chas' es en honor a él. Fue una época en la que Puerto Rico pasó de ser un país de béisbol a un país de baloncesto. Hubo varias razones y Manuel Rivera Morales, con su manera de relatar y entretener, fue una de ellas. Todo lo demás es espontáneo, no se trabaja previamente", dice Martín.

"Todas las frases de Álvaro me han sorprendido. Algunas ya son parte del folklore, pero en un principio me sorprendía la capacidad y velocidad de hacer analogías de lo que ocurre en la cancha con cosas que están fuera. Coincido que me transportaba a Manuel Rivera Morales, creo que él fue un formador de este estilo de narraciones", completa Morales.

LA PREPARACIÓN PARA LOS PARTIDOS

"Tienes que haber visto mucho baloncesto para llegar a un punto en el que evitas perder el tiempo. Hay que buscar cosas específicas y la ventaja de ver es que permite ya tener de antemano sistemas, estilos, por lo que si miras un video estás apuntando a un objetivo muy preciso. Además de todo, mucha lectura y una discusión previa a los partidos", dice Martín.
"No puedo pedir más de un compañero que se prepare. Me pone en un nivel de gracia y de ánimo elevado. Carlos no sólo reúne esas condiciones, sino que las supera con creces".

Antes de los juegos, Álvaro hace las veces de pitcher y le lanza varias ideas a Carlos, el receptor. Algunas son alocadas, otras bien racionales, y es Morales quien sube o baja el pulgar de las apreciaciones. A veces tienen disputas internas al ver un mismo objeto de análisis desde distintos ángulos, pero eso forma parte de la materia prima: en las transmisiones lo que se entrega a los televidentes es el producto ya elaborado y al haber desarrollado esa discusión previamente tanto relator como comentarista están preparados para la reacción inmediata.

"No tenemos necesariamente un libreto, pero sí una conversación profunda sobre las cosas. Una frase pequeña o una mirada nos permite conocer la ruta por la que vamos. En ESPN bromean con nuestra cena previa al partido, porque saben que allí discutiremos lo que luego se verá en pantalla. Es sagrada", agrega Morales.

El departamento de estadísticas de ESPN es una verdadera maravilla a la hora de nutrirse para los partidos. Envían correos diarios a los analistas de la empresa como así también solución a temas propuestos por los profesionales de la comunicación. Son tan certeros que pueden encontrar un grano de arena específico en una playa y desmenuzarlo hasta que ya no quede nada entre los dedos.

"Me cuesta pensar que haya alguien que lo use -o abuse, mejor dicho- más que yo. Imaginate que minutos antes de hablar contigo he enviado una nueva solicitud a los muchachos. Había leído algo en la prensa estadounidense y quería ver si estaban de acuerdo con eso en base a los números. Tener un grupo que puede hallar una conclusión a partir de un análisis profundo y sutil es una herramienta que no teníamos y hay que aprovechar al máximo. Es fundamental saber qué preguntar y cómo para que pueda encajar en la gráfica de la transmisión", señala Martín.
"Adicionalmente, tengo un archivo que, aparte de las notas principales de un partido, que ya son voluminosas, tengo archivos con información de dueños, gerente general, administración, cuerpo técnico, kinesiólogos, jugadores en orden de posición y ex alumnos, además de material que ya ha caducado. Para darte una idea, el archivo que yo tengo de San Antonio Spurs y Miami Heat es de 900 páginas", agrega. "Lo importante es evitar repetir anécdotas y comentarios de partido a partido".

LAS REDES SOCIALES MODIFICAN EL ESCENARIO

La aparición de Twitter y Facebook ha modificado por completo al mundo, y las transmisiones de ESPN no han sido la excepción. Se han roto las barreras, se forman comunidades de usuarios y los vínculos entre los periodistas y el público ya son directos. Es una distancia de 140 caracteres.

"Muchas veces utilizamos Twitter como guía de nuestras transmisiones. Solicitamos preguntas y muchas de esas inquietudes las contestamos al aire. Un ejemplo clásico: juegan San Antonio y Miami. Un fanático nos pregunta: ¿Qué piensas de Greivis Vásquez, se cambiará de equipo el año entrante? Ese tipo de preguntas no las podemos contestar porque no son pertinentes a la transmisión que estamos trabajando. Todo lo que tiene que ver con el juego en sí es bienvenido y enriquece nuestro trabajo", dice Morales.

La NBA está nutrida de fanáticos del básquetbol, pero también de un grupo enorme de personas que desconocen el juego y se acercan a vivir un espectáculo. En las televisaciones ocurre lo mismo y cada uno de esos fanáticos deben sentirse parte de lo que se está viviendo.

"A veces nos traen inquietudes que despiertan preguntas para nosotros. Sin dudas es algo positivo para nuestra preparación. Cada año mejora el nivel de sofisticación de la pregunta, pero nos interesa contestar también lo que traen aquellas personas que son nuevas en el básquetbol. Cuando aparecen las preguntas básicas las explicamos en la transmisión porque significa un fanático más para nuestro deporte", agrega Martín. "Por supuesto que en ese recorrido no descuidamos a quien ya está al tanto de todo lo que ocurre. Hay que encontrar un equilibrio", agrega Morales.

En ESPN.com, Morales y Martín tienen dos contenidos semanales que siguen de cerca: ESPiaNdo la NBA y el Webisodio NBA. Además, ambos poseen su sección individual: Alvaro, 'Números rojos' y Carlos, 'La mirada del coach'.

"El único deporte en ESPN que tiene transmisiones en hora tope, que no tiene un programa contextual del rubro, es el básquetbol. En estas Finales NBA tenemos antesala y espectáculo intermedio, eso es un gran logro y me halaga muchísimo. Los Webisodios es la manera de aglutinar ese público para entregarles lo que están esperando y despertar nuevas oportunidades", dice Martín. "Los Webisodios fueron idea de él (por Álvaro), porque veía la necesidad de hacer nuevas cosas para añadir a las transmisiones de básquetbol. Al principio hubo un poco de resistencia porque estábamos acostumbrados en la web a que más de dos minutos hacen que se pierda al televidente, sin embargo hemos aumentado ese caudal de tiempo y funciona. Eso ha sido un pase de avance".

Morales y Martín son una dupla que ya trasciende su propia actividad. Cuando las luces se apagan, no hay transformaciones ni cambios de personalidad: el básquetbol sigue siendo la vía de ejecución de dos personajes que han dejado una huella fantástica en la mente y el corazón de los aficionados.