Wallace Matthews 11y

Debieron poner en evidencia a A-Rod

Las cosas han empeorado tanto entre Alex Rodriguez y los Yankees que A-Rod ya no se siente seguro discutiendo una lesión en una pierna en teleconferencia con sus jefes al punto que necesita un abogado a su lado.

Eso nos dice todo lo que necesitamos saber sobre esta relación disfuncional, a la que todavía le quedan mas de 4 años y sobre $100 millones para desperdiciar.

Realmente no hay manera de ponerlo bonito: Ni ellos confían en él ni él en ellos. A duras penas pueden estar en la misma conversación telefónica, y mucho menos en el mismo cuarto.

Y sin embargo, tan imposible como podría ser el ver alguna vez la recuperación de la paz en este matrimonio entre los Yankees y su antesalista de $275 millones, es igual de difícil ver una salida a todo este asunto.

Nadie le va a quitar a A-Rod de las manos, y Hal Steinbrenner comería lava antes de tragarse lo que le resta por pagar del contrato de A-Rod.

Pero créanlo o no, hay una manera de que los Yankees se salgan de todo esto. Una manera tan simple que es difícil de creer que ninguna de las brillantes mentes que andan en su oficina central no se hayan dado cuenta de ello.

Todo lo que necesitan hacer es poner en evidencia a Alex Rodriguez.

Tan pronto como A-Rod le envió a Brian Cashman ese correo electrónico, o mensaje de texto, o señal de humo o semáforo o lo que sea que le hubiese enviado la otra noche diciendo que (A) Estoy listo para jugar y (B) Quiero jugar el viernes en la noche, Cashman debió haberle enviado uno inmediatamente en respuesta.

Uno que dijera, "Olvídate del viernes en la noche. Móntate en el próximo avión a Dallas. Vas a estar en la alineación del jueves en la noche ante los Vigilantes".

Con un solo tiro, Cashman habría deshecho la teoría de la conspiración de que los Yankees en alguna forma estában demorando el regreso de Rodríguez al equipo.

Y eso habría colocado la bola de nuevo en la cancha de A-Rod.

En vez de decirle "cállate", como hizo hace par de semanas, Cashman le habría dado a Rodríguez la oportunidad de demostrar lo que tiene o de callarse.

Y en ese punto, A-Rod no habría tenido otra alternativa que morder la carnada, o arriesgarse a violar su contrato por insubordinación y fallo en cumplir una orden del equipo.

Eso habría sido mucho más interesante, y definitivamente, una conclusion a un drama que se está comenzando a parecer a 35 temporadas de la telenovela "As the World Turns."

Habríamos conocido en un día lo que ahora nos tomará saber realmente un par de semanas -- ¿cuánto realmente quiere Alex Rodríguez jugar béisbol, y cuán apto está para hacerlo?

En lugar de eso, ahora tenemos lo que tuvimos el jueves, una miniseries en cinco capítulos, al estilo de él dijo/ella dijo en la que cada personaje dice lo suyo, en intérvalos regulares, y al final del asunto, nada se ha decidido.

Todo comenzó con A-Rod diciendo su propia segunda opinión sobre su propia y cuestonable estrategia de relaciones públicas el miércoles, cuando le dio permiso a un cirujano ortopédico que le gusta hablar llamado Michael Gross para que hablara con los medios sobre su opinión acerca de una lesión en el cuádriceps, que a juicio suyo, no era tal cosa.

Esa es una alegación bastante seria, con las consabidas implicaciones de falsificación de records medicos, fraude al seguro, y una organización grande, mala y mercenaria que trata de aprovecharse de un pobre e indefenso trabajador, aún cuando el afectado haya sido alguien que se gana unos míseros $28 millones por temporada.

Esa táctica no lució muy bien el jueves, especialmente cuando se reveló que ese buen doctor había sido amonestado por el estado de New Jersey por una variedad de faltas menores que desafortunadamente llevaban consigo la palabra que comienza con E -- de esteroides -- junto a ellas.

Así que A-Rod comenzó su día con unas declaraciones que sonaron casi como si estuviese pidiendo un reinicio del asunto.

" Creo que hubo un cortocircuito entre los Yanquis y yo", comenzó, y terminó con un llamado al mejor estilo del Jefe, "¡Ya basta de médicos. Vamos a jugar!"

Eso habría sido suficiente en la mayoría de los días, pero eso fue seguido por otro examen médico del famoso cuádriceps, por otro doctor (Dan Murphy) en Tampa, quien llegó a la misma conclusión que el médico del equipo de los Yankees, Chris Ahmad, dada a conocer a principios de semana -- un desgarre Grado 1.

Eso fue seguido por una conferencia telefónica con Cashman y el presidente del equipo Randy Levine, a la que A-Rod trajo a su abogado como si hubiese sido una confrontación entre las Cinco Familias.

Y entonces, fue Cashman el que habló a los escritores, como dando a entender al mundo que los Yankees habían retomado control de la situación y que A-Rod estaba nuevamente preparado para bailar a su ritmo.

Pero aún así, eso no era suficiente. Rodríguez decidió que tenía que tener la última palabra al hacer una entrevista con un programa radial de deportes en la que reconoció la autoridad de los Yankees -- "Al final del día, yo tengo unos jefes, y ellos tienen un plan y un protocolo" -- pero el momento más emocionante llegó cuando se le preguntó si "confiaba" en los Yankees.

"¡Mmm!, ¿sabes? Prefiero no hablar de eso", respondió. "Estoy sencillamente frustrado por no poder estar mañana en el terreno".

Así que en vez de un final a todo este asunto, tendremos otro día de declaraciones comedidas y pronunciamientos poco concluyentes.

Todo lo que sabemos es que, por ahora, Alex Rodríguez va a seguir algo que él y los Yankees tildan como un "plan de cinco días" de descanso y tratamiento, seguido de un juego de rehabilitación -- ya sea en liga menor o simulado -- pautado tentativamente para el 1 de agosto.

Y luego de eso, nadie saber con certeza cuantos juegos de rehabilitación necesitará Rodríguez, o cuando podría estar de vuelta con el equipo.

En el interín, la invisible mano de las Grandes Ligas se oculta en el trasfondo, lista para atacar a Rodríguez e imponerle una larga suspensión por su rol en el caso Biogenesis.

Mis amigos, esta es la definición más clara de un largo viaje a la nada.

Lo lastimoso de este asunto es que se pudo haber resuelto todo de manera rápida y sencilla si el patron le hubiese dicho al empleado: Si realmente estás listo para trabajar, entonces debes reportarte a la acción. Inmediatamente.

Después de todo, a pesar de todas las diferencias entre los Yankees y Rodríguez, hay un asunto en el que parecen estar de acuerdo.

Él ha dicho que quiere jugar. Y ellos han dicho que quieren que juegue.

Que mal que ellos perdieron la oportunidad perfecta para que ambos lo demostraran.

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