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Las fuerzas de Abner Mares

LOS ÁNGELES -- El Porsche Panamera color gris acarbonado, bonito y potente, circula por los freeways de Los Ángeles. A veces acelera y casi siempre se detiene en el típico tráfico del sur de California. Suena la música en el estéreo. Es un corrido, un estilo musical del norte de México. La pieza se la compusieron unos amigos al conductor del auto deportivo.

Él se llega a conmover cuando la letra de la canción menciona su tenacidad, sus raíces familiares y el ascenso al estrellato. Los lentes de sol impiden ver lo inminente. Está emocionado, detrás del volante y sobre las vestiduras escarlata de piel. Él es Abner Mares, el invicto campeón del mundo de boxeo, y en este justo momento algo ha tocado la fibra, con mucha más fuerza y efectos que los golpes de sus oponentes en el ring.

"Es el sentimiento que me llega de repente", diría algunas horas después, cuando se le pregunta sobre aquello que le puede arrancar de pronto una lágrima. "El estar aquí solo, el estar alejado de mi familia, de mis niñas, las extraño de momento".

Mares se refiere a su preparación, a su campamento, alejado de Emily, de 7 años, y Amber, de 2. Él desearía llevarlas al parque, pasar más tiempo con ellas y también con su esposa, Nathalie. Pero cuando se aproxima una pelea para alguien de su nivel en el boxeo, como la del 24 de agosto contra el también mexicano Jhonny González, prefiere evitar las distracciones al máximo. Es la fórmula de sacrificio que le ha pagado dividendos, la que le ha llevado a ser uno de los mejores del mundo libra por libra.

Son las 6 am cuando la actividad en la casa situada en Halifax Road, en la ciudad de El Monte, comienza. Abner Mares está de pie, sonriente, para un día más de campamento. Es la casa de Luis García, su preparador físico desde 2010. También se encuentran Sergio Thompson y Emmanuel Medina. Thompson, conocido como 'El Yeyo', es un contendiente al campeonato mundial de peso súper pluma. Medina, dando sus primeros pasos en el ring, es el hijo del entrenador de Mares, Clemente Medina. La música de banda ya está puesta. Los atletas, en ropa interior, se despabilan, toman algo energético y se preparan para salir a llenar sus pulmones de oxígeno.

Son las 7.30 am cuando Abner y sus compañeros de entrenamiento empiezan a trotar sobre la pista de tartán del parque Liberty en Cerritos. Las sesiones en la cancha de voleibol de playa son fuertes: sprints, zigzag, saltos, bola medicinal y otras rutinas sobre la siempre pesada arena de mar. Ellos se agotan y sudan en serio.

En el deporte de hoy, tan competitivo, todos buscan la manera de tener ventaja. Algunos, incluso, hacen trampa. Abner Mares tiene su manera de buscar ser superior que los rivales. Lo hace con un distinto tipo de preparación física, uno que él siente que ayudará a cambiar al boxeo.

"Es algo que le estamos metiendo diferente al boxeo", explica Mares. "El boxeo siempre ha sido entrenar la técnica y correr para la condición física, pero ha cambiado tanto que uno le tiene que meter un poco de más, por eso metemos pesas, arena, crossfit, algo diferente y hasta el momento me ha dado resultados. Me he sentido muy fuerte, habilidoso arriba del ring y vamos a seguir así para llevar esto del boxeo a otra liga, a otro nivel".

García, el preparador físico, ha cuajado una buena amistad con el boxeador de 27 años de edad y actual campeón mundial de peso pluma. A ellos les une el gusto por el boxeo y claro, el trabajo en equipo. Pero además, ambos nacieron en Guadalajara y los trajeron sus respectivos padres al área de Los Ángeles cuando eran niños.

"Abner está al máximo ahorita", afirma el preparador egresado de la universidad Cal Poly Pomona. "Es una persona que no toma mucho tiempo de descanso entre peleas. Lo quiso empezar (el campamento) más temprano de lo que yo recomendaba".

La relación de trabajo entre ellos inició antes de la pelea de Mares contra Vic Dachinyan en diciembre de 2010. Ese triunfo puso a Mares a las puertas de su primer título mundial, en peso gallo. García dice que lo que más le impresiona del peleador son sus ganas de aprender, que cuando la pelea ha quedado atrás se le acerca en el camerino y pregunta qué se puede hacer para seguir mejorando.

García también ha preparado a otros campeones del mundo de boxeo, a fisicoculturistas y peloteros de Ligas Mayores de Béisbol, cuyos nombres, dice, no puede revelar por contrato. Pero él no duda en indicar que Mares es su cliente más especial.

"Lo ve como una inversión en su carrera. Creo que es mi cliente más estimado porque hemos pasado mucho con él. Se queda en mi casa y hasta le doy mi cama y yo me voy a otro cuarto", revela García, a quien Mares molesta llamándole Clark Kent por lo de sus ojos claros y su musculatura.
En esta particular ocasión, el trabajo semanal en la cancha de voleibol de playa se ve recortado. Un guardia del lugar obliga al final prematuro debido a la presencia de la cámara de video.

CAMINO A SER HOMBRE

Son casi las 10 am y el Porsche está en las autopistas. A petición de ESPNDeportes, Abner improvisa y hace arreglos para ir por su familia a la vecina ciudad de Downey, donde recientemente compró una casa, y luego ir todos juntos a desayunar. Nathalie, dedicada últimamente a la decoración del nuevo hogar de los Mares, conduce esta vez.

Ellos se conocieron cuando Abner fue enviado por sus padres a la Ciudad de México a los 15 años de edad. Un primo de ella le había ayudado a entrar a trabajar en la federación de boxeo, en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM), el complejo deportivo que ha sido por décadas la casa del deporte olímpico de México. Ese primo entrenaba al joven Mares y un día los presentó.

Mientras Abner ordena omelette de claras de huevo con vegetales pero sin frijoles y un jugo de naranja, Nathalie elogia la sencillez de su esposo: "Es una persona muy humilde, cariñoso conmigo y con mis hijas. Sabe lo que quiere".
Cuando Abner apenas llegó a la capital mexicana, recuerda Nathalie, era un muchacho un poco desubicado. Ya se había destacado como boxeador amateur en Los Ángeles. Sus padres lograron convencerle de que en México podía encontrar un buen camino al éxito, alejado de las pandillas del barrio bravo de Hawaiian Gardens, donde creció, las cuales ya empezaban a rondarle.

En México, conforme fue viendo progreso como seleccionado nacional de México, también fue volviéndose más disciplinado. Nathalie dice que ella fue testigo del cambio. "Lo vi cómo se fue haciendo muy responsable. Me tocó ver el lado malo y cómo fue cambiando para bien, y sigue cambiando para bien".

El noviazgo fue secreto. Una relación romántica entre púgil y empleada de la federación no era permitida. Tras año y medio así, decidieron dar el paso y casarse.

Abner adora a sus niñas. Las abraza todo el tiempo, las carga, juega con ellas. Pero el encuentro termina rápido. Sin mucho reposo y alrededor del mediodía, él tiene que alistarse para ir al gimnasio.

LO ADMIRAN, LO IMITAN

Las fotografías de Abner Mares aparecen por todos lados en la Elite MMA Academy de Santa Fe Springs, otra ciudad en el sureste de Los Ángeles. Hay un letrero que dice, 'Respect All, Fear None', ('Respeta a todos, no le temas a nadie'). El gimnasio es espacioso y como su nombre lo indica, recibe a peleadores de artes marciales mixtas. Pero es mejor conocido desde hace algunos años por ser el lugar donde Abner entrena.

La palabra Mares está pintada, igual que unos pequeños guantes de boxeo, en el cajón de estacionamiento más cercano a la puerta del local. Allí va su Porsche. Algunos podrían creer que el auto ostentoso es una mala señal, y posiblemente estarían equivocados. Un monarca mundial en tres distintos pesos seguramente tiene el derecho de manejar una 'buena nave', como se le dice en México a los autos lujosos.

Son cerca de las 2 pm y el campeón suelta las manos arriba del cuadrilátero. Luis García supervisa la sesión y los demás compañeros de entrenamiento trabajan a la par. El entrenador Clemente Medina no se encuentra porque viajó a Cancún, donde otro púgil suyo estaba por entrar en acción. También se hace presente Frank Espinoza, el manejador de Mares, quien aprovecha para ver trabajar a otro de sus pupilos más interesantes, Carlos Molina, amigo de Mares desde la infancia.

"Es una gran persona, lo conozco desde que éramos morros, desde los 7 años. Nunca ha cambiado", asegura Molina, cuya única derrota como profesional la sufrió en diciembre ante el ex monarca mundial británico Amir Khan. "Lo que lo hace diferente (a Mares) es su trabajo. Trabaja bien duro y nos motiva a nosotros. Siempre nos da consejos. Gran persona, gran peleador".

Dice 'Yeyo' Thompson: "Abner es un gran ser humano, un gran amigo, con quien estoy agradecido. Estoy seguro de que con la estrategia y disciplina como la que tiene, va a llegar a más éxitos".

El peleador originario del estado mexicano de Quintana Roo estaba programado para ir por el campeonato de peso súper pluma el 17 de agosto en Cancún, una semana antes del pleito de Mares contra González. Su objetivo es hacer historia como el primer campeón mundial de boxeo de su estado y también ser uno de los primeros monarcas de nacionalidad beliceña, pues su padre nació en el pequeño país enclavado entre Quintana Roo y Guatemala.
Thompson revela que si gana el título se lo dedicará a su amigo Mares. Le está muy agradecido. La voz se ha corrido y la sorpresa tal vez se ha perdido. De todos modos, el gesto es muy noble.

Mares y Thompson se conocieron en Cancún, cuando el tapatío estuvo como comentarista invitado para un combate de 'Yeyo'. Surgió amistad y un día Mares lo invitó a trabajar con él en California, pues pensó que le faltaba mejor acondicionamiento físico para brincar al siguiente nivel como peleador.
"Si algo he aprendido aquí con él, es la disciplina", dice Thompson. "Si ya estoy cansado, dice, 'No, no, vamos, vamos'. Me jala. Abner ya hizo historia al ganar tres campeonatos del mundo en distintas divisiones y aún está invicto. Creo que nadie de los mexicanos lo había logrado" [en el boxeo mexicano, solamente Julio César Chávez llegó invicto a sus tres títulos en distintos pesos].

LA VOZ DE LAS SIRENAS

Mares se mueve en el ring por debajo de las sogas tensadas en forma de cruz, practica sus combinaciones, suelta las manos en las peras y hace abdominales, todo al ritmo de música de banda... siempre la música.

Mirando en el gimnasio, aunque un poco a la distancia, se deja ver un hombre literalmente familiar, que interactúa poco, como no queriendo llamar la atención. Es Ismael Mares, el padre del campeón. Él fue quien lo inició en el boxeo, con quien Abner creció viendo en televisión las peleas de J.C. Chávez -- el boxeador favorito de los dos -- y también quien le consiguió, mediante un acercamiento con el Consulado de México, que fuera aceptado en el CDOM para más tarde formar parte de la selección mexicana y representar al país en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

La historia de verdadero cuento relata que cuando Mares perdió de manera controversial en los Olímpicos, quedó tan triste y lloró tanto que la esposa de Óscar de la Hoya, la cantante y animadora Millie Corretjer, se conmovió al verlo por televisión. El propio Abner cuenta que Millie le comentó al 'Golden Boy' que era buena idea que contratara al prospecto olímpico. Así fue. Vaya gran acierto de la artista boricua.

De vuelta en el gimnasio de Santa Fe Springs, el padre de Abner habla de su admiración por el púgil.

"Mi pecho se hace grandote. Es un ejemplo", dice papá Mares, quien luego se refiere a lo que más le impresiona. "Su carácter, es un león, un guerrero indomable desde niño. A veces, cuando estaba en México, estaba llorando, pero decía, 'aquí me quedo'. El talento, claro, pero es su carácter".

Ismael fue boxeador. Dice que llegó a pelear contra Mario 'Azabache' Martínez, el hombre frente al que Chávez se coronó campeón mundial por primera vez, en el Olympic Auditorium angelino. Abner le preguntaba a su papá si podría llegar a ser campeón como Chávez y él le respondía que sí: "Tú vas a ser más grande".

El pasado abril, un mes antes de que Mares se enfrentara a Daniel Ponce de León por el campeonato de peso pluma, Ismael Mares sufrió un ataque al corazón. Su vida peligró. Abner, en plena preparación, dura como se puede apreciar, estuvo cerca de él. Hubo días que se alejó de su campamento para apoyar a su padre.

Afortunadamente, todo salió bien: Ismael se mejoró y Abner, más liberado, noqueó a Ponce de León para unirse al club exclusivo de los mexicanos con campeonatos en tres distintas divisiones, junto a Chávez, Erik Morales, Marco Antonio Barrera, Juan Manuel Márquez, Fernando Montiel y Jorge Arce.

Pero así como Ismael Mares admira el carácter y el talento de su hijo, no deja de ser padre y se sigue preocupando por situaciones que pudieran venir para Abner, ahora que se está volviendo un atleta tan destacado.

"Hasta ahorita no me ha defraudado, es muy responsable y respeta a su esposa", comenta Ismael, quien cree que los éxitos traen consigo fama, malos amigos y distracciones de un mundo que llama ficticio. Él simplemente espera que su hijo, uno de los 11 que tiene, no se vaya a marear.

"No me confío porque él está joven todavía y él sigue siendo muy inocente", advierte el papá de Abner. "Y hay gente que es muy aprovechada. Yo se lo he dicho, por si algún día pasara algo, él no vaya a decir, 'mi papá no me advirtió, no me dijo'. Yo puedo tener mi frente en alto".

Abner Mares parece bien ubicado. Todos hablan maravillas de él. Las adversidades que le tocaron vivir junto con su familia le hicieron una persona con los pies en la tierra. De todos modos y en una nota sin duda interesante, él tampoco canta victoria.

"A lo mejor nunca me he tomado el tiempo para pensar en eso... y por eso no me asusto", dice. "Es difícil. No voy a decir que jamás voy a caer, toco madera y espero que no. Tengo a mi alrededor gente muy positiva, de muy buenas vibras, que no está esperando nada del campeón y espero mantenerme así y no llegar a cambiar, no dejar que el dinero o la fama... o que el creerse que es uno invencible me llegue a la cabeza".

Queda la sensación de que Abner ha coqueteado antes con alguna situación que le da cierta vigencia al tema. No hay mayores detalles.

"Mentalmente yo soy fuerte pero hay momentos en que no va a faltar gente que va a llegar y me va a lavar el cerebro y va a decir, 'campeón, mira, te conviene irte para acá o con estos amigos'. No te creas, como que sí te deja pensando, y eso me puede ganar. Pero yo estoy pensando nada más en mi pelea; la fama llega sola. Yo me quiero hacer famoso pero no por otra cosa, sino por mi boxeo".

Antes de alejarse del gimnasio tras la práctica de su hijo, don Ismael platica brevemente de su otro hijo boxeador, Adán, de 24 años de edad.

"Tiene una vida de película", asegura. "Estuvo cinco años en la cárcel. Fue campeón en una olimpiada nacional (de México), pero se metió mucho en las 'gangas' (pandillas)".

Adán, tras dejar la prisión, decidió cambiar el rumbo de su vida y atinadamente ha utilizado al boxeo para ello. Lo entrena Rómulo Quirarte y va con marca de 9-0.
La esposa de Abner cuenta que su marido tiene una especial conexión con Adán, que lo ayudó el tiempo que estuvo en prisión y que constantemente trató de motivarlo a salir adelante.

"Muy orgulloso me siento", afirma Abner. "El cambio que hizo desde que salió, su modo de hablar, de vestir, de pensar y ser un muchacho de bien… va por muy buen camino. Siempre ha tenido las cualidades para esto y ahorita las está aprovechando. Quiere seguir el mismo camino de su hermano. Siempre me dice, 'voy a ser mejor que tú', y así debe de ser".

EL MÚSCULO INAGOTABLE

Era el padre de Abner quien solía decir en otros años que a su hijo le faltaba fuerza. De la inquietud de Abner y su gente por mejorar de manera sustancial en lo físico surgió su actual esquema de trabajo, demandante y apartado. Ya desde hace varias peleas él se ve poderoso. Y lo que antes era preocupación por su fragilidad, hoy es confianza total de un atleta total, como el preparador García lo llama.

García piensa que la preparación física en el boxeo se quedó a nivel de primaria. "Los campeones todavía no lo pueden asimilar. Son buenos en lo que hacen pero no son atletas totales", dice el especialista. "Mares ha evolucionado como atleta total".

Mares está tan contento con sus progresos recientes y el trabajo que realiza en sus campamentos que dice que dejará en manos de Luis García la decisión de hasta cuál división puede seguir subiendo. El brinco a las 130 libras o peso súper pluma, después del combate con González, es un hecho. Pero el campeón, aunque le seduce la idea, no se anima a decir que después seguirá subiendo, como ya lo había dicho en otras ocasiones.

Son las 5:30 pm y Abner está de regreso en la casa de El Monte. Ya se cambió y recostado dentro de su recámara intercambia mensajes de texto. En el comedor de la casa, Thompson y Medina hijo comen pollo rostizado, arroz y espinacas asadas que ha preparado García, a quien no le gusta dejar nada suelto y arriesgarse a un desaguisado, así que el llamado 'Clark Kent' también les cocina.

A continuación es tiempo de hablar de boxeo. Frente a la cámara. Relajado, visiblemente cansado de otro largo día. Abner menciona que le dan ganas de irse al cine para quitarse lo aburrido. Él es un tipo muy sonriente. Su mirada, sin embargo, refleja seriedad y hasta una pizca de tristeza.

Habla de los otros campeones mexicanos. Dice que quiere que 'Canelo' Álvarez gane su pelea contra Floyd Mayweather, pero no cree que tenga muchas posibilidades. Dice que Juan Manuel Márquez escogió a un rival (Timothy Bradley) muy difícil para la que podría ser su pelea final. Y dice que González, su rival del día 24, pega fuerte y que sólo con mucha pegada le podría quitar su campeonato y su condición de invicto.

Y luego llega una pregunta que, a diferencia de las otras, logra penetrar en Abner. La pregunta es, ¿quién ha sido su héroe?

Él menciona a Julio César Chávez, pero rápido lo salta para dedicar las palabras que más han valido la pena en casi 12 horas.

"Quiero decir que mi madre. Mi mamá es la que yo admiro, respeto", se suelta Abner, y sus ojos adquieren viveza, orgullo. "No hay nadie como mi mamá. Y no lo digo porque es mi madre, sino por todo lo que ha pasado, lo que ha hecho por nosotros.

"Cruzar la frontera con 7 hijos en ese entonces, ella sola (los padres de Abner estaban separados), tener que trabajar dos trabajos, día y noche para darnos algo de comer. No verla por semanas por estar trabajando ella... Y todavía, ahora cuida a mis niñas, a todos sus nietos. Es una súper mama, no sé de dónde saca las fuerzas. Yo sé de dónde saco las fuerzas, de ella".

Y así queda dicho y aclarado todo. Abner está fuerte por fuera y sobre todo por dentro.