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Dilemas de los ricos

EFE

BUENOS AIRES -- El debut de Gerardo Martino en la liga española fue un verdadero paseo. Barcelona demolió al Levante y, aunque es difícil que repita goleadas tan generosas, dio señales claras de que la maquinaria sigue intacta. Y la voracidad por ganar también.

El resultado es más que alentador, y una señal categórica para el resto de los equipos. Pero al mismo tiempo le plantea un dilema al flamante entrenador.

Ante un equipo que ha rotado poco sus jugadores fundamentales, que tiene sus desplazamientos afinados a la perfección, que ofrece espectáculos memorables y ha construido una identidad celebrada en el mundo entero, ¿dónde colocarse como DT?

¿Cómo introducir un pensamiento propio sin que suene discordante, invasivo? ¿Cómo dejar que las cosas sigan su curso natural, que el equipo desarrolle su bello libreto de memoria sin sentirse un mero espectador, alguien casi ajeno al proyecto?

Cuando se habla de que el Barcelona representa un enorme desafío para Martino y para cualquiera creo que se hace referencia a esta búsqueda de una posición desde el cual ejercer al menos una influencia simbólica.

Porque si algo confirma el partido frente al Levante es que el equipo catalán sólo necesita un técnico para que comande los entrenamientos.

Hombre inteligente y de nulo narcisismo, Martino dice que su participación, por el momento, se limitará a insistir con algunos movimientos que el equipo abandonó en los últimos tiempos. Es decir, pulir detalles. Tareas de puesta a punto, nada medular. Algo que podría dañar el ego de muchos de sus colegas.

Según los seguidores de la liga española, estos ajustes se notaron en la presión que el Barsa propuso como argumento defensivo, tan enérgica como en los tiempos de máxima gloria.

Martino no podrá evitar los problemas de los ricos. Deberá elegir (y acertar) en un plantel exuberante. Ya le dio un voto de confianza a Alexis Sánchez, quien no figura entre los preferidos del público, en un gesto que denota personalidad.

También se animó a cambiar a Messi, algo que no ocurrió en los últimos cien partidos del Barcelona. No parece que vaya a costarle imponer sus decisiones, aun en ese vestuario de súper estrellas.

Algunos sostienen que, más tarde o más temprano, la convivencia de Messi y Neymar provocará ruidos molestos. Dos jugadores de perfiles tan semejantes, aseguran, será una redundancia.

También recuerdan ciertos cortocircuitos del argentino con jugadores de área como Ibrahimovic y Villa. Y, por último, se mentan los previsibles conflictos de cartel.

La primera piedra la arrojó el gran Johan Cruyff, venerado en tierras catalanas. Con la llegada de Neymar, dijo el holandés, él se habría planteado "la posibilidad de vender a Messi".

Por lo pronto, la dirigencia respalda explícitamente a Messi como líder de la manada y joya máxima de la institución, mientras que el brasileño, muy diplomático, acepta públicamente y de buen grado su lugar subalterno. Y reconoce a Messi como el mejor del mundo.

Por ahora, Martino dosifica la presencia de Neymar. Ante el Levante, lo hizo jugar un rato, con el partido definido. Se va acostumbrando a nadar en la abundancia.