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Scola, un símbolo de Argentina

Luis Scola es el guía de la nueva camada de talento argentino en el baloncesto EFE

CARACAS -- El jugador argentino de Indiana Pacers, Luis Scola, está liderando al combinado nacional de Argentina con la levedad de un hombre renovado. Su salida de Phoenix Suns supuso una bomba de oxígeno para el veterano ala-pívot, un peso menos para su espalda de 33 años de edad.

Y es que después de una temporada en el conjunto de Arizona, el también ex integrante de Houston Rockets nunca imaginó que en el tramo final de su carrera acabaría recalando en un plantel al que considera "serio aspirante al título".

"Sí, tenía muchas ganas de estar en un equipo ganador. Tenía muchas ganas", incidió en una conversación con ESPNDeportes.com. "Veo posibilidades reales. Creo que tenemos un equipo que tiene chances reales de pelear por el campeonato", apuntó.

Scola lució sonrisa. Y no sólo fue por la apabullante victoria de la albiceleste ante Paraguay de la primera jornada del Campeonato FIBA Américas 2013, ni porque presenciara 'in situ' que la joven camada que sustituirá a lo que queda de la "Generación Dorada" viene con la garra de necesaria para triunfar. La media sonrisa que esboza el argentino es porque desde que partió de los Rockets, ha vuelto a recuperar la ilusión por hacerse con un anillo, o al menos, por pelear unos playoffs que no pudo jugar el año pasado con los Suns, ni en el tiempo en que estuvo con los Rockets, cuyo mejor balance fue de una Semifinal de Conferencia en la campaña 2007-2008.

INDIANÁPOLIS, CIUDAD CLAVE

Y en el horizonte, quién sabe si su retiro se producirá en la misma ciudad en la que logró la medalla de plata con Argentina en el Mundial del 2002. El destino ha querido que Scola pasee su levedad por Indianápolis, que se convierta en suplente de lujo para un plantel reforzado que tiene la moral por las nubes para competir al máximo nivel después de dos años de alegrías tras alcanzar las Semifinales de Conferencia en la campaña 2011-12 y la Final de Conferencia en la 2012-13.

"Me hubiera gustado muchísimo retirarme en Houston. Después, en Phoenix, me hubiese gustado que fuese mi último club y ahora llego a Indianápolis y me gustaría retirarme en Indiana, así que no sé que va a pasar", comentó entre risas.

Los Pacers han sido capaces de tambalear los cimientos de Miami Heat dos años al hilo y son uno de los planteles con más proyección de la liga. Paul George representa esa juventud y liderazgo necesarios para el éxito. Aunado a todos los ingredientes para convertirse en esa estrella de los exigentes cielos de la NBA. Fue el pilar de la campaña pasada con Danny Granger en el dique seco y un Roy Hibbert con altibajos, y para este año, no se espera otra cosa.

El equilibrio entre ataque y defensa quedará patente gracias también a la sintonía entre David West, George Hill y Lance Stephenson. Y por supuesto, atención a la banca de Indiana, allí mismo, en su profundidad de banquillo, residirá otra de las claves que hacen a este equipo estar entre los más fuertes de la NBA. Los refuerzos de C.J. Watson, Chris Copeland, Solomon Hill y el propio Scola son un lujo en su conjunto que completan un plantel al alcance de muy pocos.

Y ahí, en ese contexto de triunfalismo en potencia se mueve el argentino, que apura sus últimos años de carrera en un lugar inmejorable para competir y alargar su retirada lo máximo posible.

¿CAMBIO GENERACIONAL EN LA SELECCIÓN?

Pero a Luis le queda básquetbol para rato. Mientras aguarda el comienzo de la temporada regular, no dudó en comprometerse con la albiceleste y ser el único jugador de la NBA de su país en dar el 'sí quiero' al FIBA Américas 2013.

En Caracas, Scola busca junto a sus compañeros de selección un hueco en el Mundial de España 2014 y como buen baluarte argentino, peca de veterano y le puede la melancolía. Es entonces cuando hurga en el baúl de los recuerdos para comparar este Premundial con aquel Preolímpico de 1999 en el que hubo muchas bajas estelares y experimentadas que dejaron un hueco a los nuevos valores. Lo mismo que sucedió en el actual campeonato, pero esta vez, a él le toca ver la situación con ojos de sabio.

"Encuentro muchas similitudes en un torneo y el otro, salvo que yo antes tenía 19 y ahora tengo 33", esgrimió Scola. "Antes era el más joven y ahora soy el más viejo pero es un lindo torneo, me gusta y creo que es un desafío bonito. Creo que además tenemos un buen equipo. Creo que podemos competir y podemos estar a la altura".

Esa melancolía está más que justificada y cual tango de Carlos Gardel, Scola se abraza a los recuerdos, porque 14 años no son nada. Aquel Preolímpico fue la primera piedra que colocó una "Generación Dorada" del básquetbol argentino que acabó recogiendo sus primeros frutos en el Mundial de Estados Unidos del 2002 con aquella presea de plata en Indianápolis y en Atenas 2004, cuando ganaron la medalla de oro en los Juegos Olímpicos.

Carlos Delfino, Andrés Nocioni, Manu Ginóbili, Pablo Priggioni y el propio Luis Scola, por citar a los representantes de la NBA, quienes estuvieron perfectamente complementados por otros grandes de las ligas europeas y sudamericanas. Un lujo y una amenaza para cualquier selección a la que se enfrentaron y que está asentando las bases de la generación venidera.

Por las razones que sean, este Premundial de Caracas tan solo cuenta con la presencia de Scola. Y así, es inevitable pensar en que el cambio generacional total está próximo. La actual plantilla tiene una media de 25 años de edad y los pesos pesados de aquella Generación Dorada acumulan 33 años.

"Es tan amplio el tema del cambio generacional. ¿Qué es el cambio generacional? Por ejemplo si agarras el equipo de Indianápolis no queda casi nadie, si agarras el de Atenas la mitad del equipo no estaba. Un cambio generacional no es que se van 12 y vienen 12. Cada año se va agregando uno", argumentó Scola.

"El cambio generacional ya se viene haciendo hace años. Se empezó en Japón, se viene siguiendo en Las Vegas y así sucesivamente. No va a haber un día en el que habrá un cambio generacional, sino que ya se está haciendo".

Efectivamente, el cambio está en pleno proceso y quién sabe si se producirá completamente en el próximo Mundial de España 2014. Mientras tanto, Scola proyecta madurez y ganas a raudales; ilusión y triunfalismo argentino, indiano; pero sobre todo rezuma levedad, ésa que le mantendrá en una cúspide de la que nunca quiso bajar y de la que no desea marcharse sin sentir en sus carnes el tacto de los diamantes de un anillo de la NBA que luchará hasta el final.