Ricardo Mayorga 11y

El precio de los caprichos

MIAMI --
Y llegó Gareth Bale y saludó a cerca de 30 mil aficionados apostados en las gradas del Bernabéu y habló en español el discurso repetido de todos los que llegan al Madrid y debió oír el murmullo sin entenderlo seguro, de una grada que agradecía su llegada, pero reprochaba la salida de Mesut Özil... las curiosidades del fútbol que a veces pareciera que tiene que haber rey muerto para que aparezca un rey puesto.

Y se fue Mesut... exámenes médicos en Munich, diálogo con Wenger, mejoró su sueldo en 3 millones de euros por año y a vestirse de Gunner, a ver si allí le valoran como jugador y como ser humano.

La venta de Özil al Arsenal termina por pagar la mitad del pase de Gareth Bale y deja una sonrisa abierta en Florentino desde las finanzas, pero una herida igualmente abierta en los aficionados por la partida del alemán.

No fue quizá Özil el más regular jugador de la plantilla en los tres años que vistió la camisa del Madrid, pero las genialidades de su futbol y el marcado equilibrio que manejaba su estilo enamoraron a la fanaticada merengue que conocedora de fútbol, le perdonaba sus temporales "ausencias".

Exquisito con la pelota, poseedor de unos cambios de ritmo impecables, dueño de una especial música en su estilo, llegó al Madrid por 18 millones de euros luego de un notable mundial en Sudáfrica.

Hoy, para la feligresía blanca, Özil ya es pretérito e historia y todo producto de esta vorágine impresionante en la que se debate el fútbol de los poderosos y en la que Madrid montó su espectáculo de cada año con el objetivo de fichar al galéss del Tottenham, no importaba a qué precio ni qué duelos tuviera que librar con Daniel Levy para lograr su propósito.

Florentino es como aquellos viejos galanes de dudosa reputación cuando se empecinaban con cambiar de pareja... Flores, serenatas, promesas, regalos y dulzura por las buenas o a forzar la apuesta cuando la doncella se rehusaba.

El fútbol le ha dicho con los años al presidente del Madrid que la tradición y el sudor por la camisa de los viejos equipos ya es parte del museo y que hoy campea e impera el moderno mundo del marketing. Sin duda el dinero no es problema, aunque España entera viva crisis. Para el fútbol siempre habrá dinero y estos golpes mediáticos de jugadores importantes terminan por generar enormes ingresos a la Caja Blanca.

Cristiano se pagó solo en poco tiempo con la venta de sus camisas en el mercado asiático y lo mismo ocurrirá con Bale cuando los anuncios de su dorsal corran en publicidad acelerada por todos los mercados del mundo.

Así muchos se resistan a las nuevas tradiciones, esto es lo que manda en el mundo de hoy. Vivir del sentimiento es un adelantado paso a la quiebra económica en un planeta en donde los gustos deportivos han cambiado las viejas emociones por amores virtuales.

Crecimos con unos colores y en muchos casos ya no son los mismos, algo impensado hace todavía 20 años. No sabíamos entonces la fuerza que tomarían gracias a las comunicaciones y a la autopista virtual estos nuevos amores que nos llegaron por la Compu, por la tele y hasta por el teléfono.

Sí... el Madrid es grande, pero más grande es la tecnología que lo ha hecho crecer y con la que ha logrado enamorar a medio planeta. Se bien de muchos, que como a las escondidas amantes aun lo niegan, pero en cualquier momento y con cualquier gol se delatan en público.

Todos ellos, o nosotros, terminamos por aprobar esta increíble práctica de mercadeo que nos sigue cambiando los nombres de los ídolos cuando el caprichoso gusto de un presidente así lo decide. ¡Qué triste paso para un ser humano que termina convertido en un artículo que 20 poderosos personajes se intercambian para alimentar su ego y sonreír en la foto!

Bale no fue el primero y no será el último de los caprichos de Florentino, que al frente del Madrid ha montado los mejores shows, ha llevado los mayores ídolos, ha comprado y ha vendido, pero en su administración y como se esperaba no aparecen la avalancha de títulos.

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