Billy Russo 11y

Un año de pesadilla

CHICAGO -- Cuando llegó a Grandes Ligas, en el 2010, Starlin Castro hizo ver el bateo como algo fácil, debido a su producción ofensiva y a todo lo que es capaz de hacer con el madero.

El campocorto de los Cachorros de Chicago Cubs fue elevado rápido al rango de figura principal y promesa central en el futuro del equipo.

Castro ratificó esa calificación, al registrar en sus dos primeras temporadas completas en Grandes Ligas el mejor desempeño 'all-around' para un jugador de la organización, de la cual se convirtió incluso en el primer bateador en su historia en conectar 200 o más hits en una campaña, con menos 22 años de edad. Eso lo hizo en el 2011, con 21 años.

En este 2013, sin embargo, al dominicano le ha tocado enfrentarse con la realidad y encarar su primera temporada difícil en el máximo nivel.

Su ofensiva ha estado ausente, su producción no ha sido ni parecida a lo que había mostrado en sus primeras dos campañas y media en Grandes Ligas. Eso, en un equipo que se está reestructurando y que está contando con él para forjar un futuro prometedor, no ha pasado por debajo de la mesa, siendo consistentemente señalado como un pelotero desinteresado en el juego, recibiendo críticas -- que nunca han estado alejadas de él -- por no hacer esto o por dejar de hacer lo otro.

Lo cierto es que para Starlin este ha sido su peor año con el madero en las mayores y eso ha hecho de esta temporada una pesadilla para él, quien procura sacar lecciones y aspectos positivos de todo lo que ha le sucedido para utilizarlo positivamente en su desarrollo profesional, al fin y al cabo no se nos puede olvidar que estamos hablando de un pelotero de 23 años de edad.

"Ha sido una temporada que no era de esperarse, pero uno está trabajando fuerte para tratar de terminar fuerte por lo menos. Es difícil para mí, porque nunca me había pasado. Nunca había atravesado por un slump así tan grande, pero es tiempo de aprender de eso, que ya pasó. La próxima vez ya sé un poco mejor cómo llevarla, porque ya soy fuerte y no me va a afectar tanto", dijo Castro este miércoles, ante de conectar su noveno cuadrangular de la temporada, en el tercer y último encuentro de la serie de tres que los Cachorros disputaron en el Wrigley Field, ante los Marlins de Miami.

Antes de ese encuentro, el dominicano tenía promedio al bate de .243, con 29 dobles, dos triples, ocho jonrones, 37 carreras remolcadas y 54 anotadas, su porcentaje de embasado era de .283, su slugging de .342 y su OPS de .626.

Todos esos registros de Castro en este temporada muestran un descenso significativo con los alcanzados en sus primeras dos campañas y media en las mayores, en las que promedio .297 con el bate, además de .336 de OBP, .425 de slugging y .761 de OPS.

Ante esa deducción y frente a las dificultades que ha tenido con su ofensiva, el campocorto no puede identificar una falla en específica a la cual echarle la culpa de lo que le ha sucedido.

"Solo pienso que esto es una prueba para que uno se haga mejor pelotero y más fuerte mentalmente, porque uno trata de hacer las cosas bien y trabaja fuerte, pero las cosas no salen. Lo importante es mantenerse positivo y no bajar la cabeza", dijo Castro, quien estaba acostumbrado a obtener resultados positivos de forma natural, haciendo ver el bateo como algo sin dificultad. "Fácil no, porque este es un juego en el que uno siempre tiene sus altas y sus bajas. Pero lo veía como un juego normal, igual que en ligas menores, solo que aquí es más controlado. Como yo venía haciendo todo eso allá abajo cuando llegué aquí lo hice igual. Este año no me han salido las cosas como me habían salido antes, pero sé que el próximo año si comenzarán a salir igual. Sé que esta temporada se quedará atrás, solo falta un mes y tengo que enfocarme en terminar fuerte, dejar eso atrás y venir el próximo año con todo".

Y eso es lo que más desea el dominicano, que está temporada termine de pasar rápido y así la pueda dejar en el olvido.

Castro se ha desvelado y ha tenido un sinfín de pesadillas producto de la frustración de la cual se ha cargado en esta campaña, por ser incapaz de producir a los estándares a los que había estado acostumbrado y había malacostumbrado a la afición y a los medios de Chicago.

"A veces me he sentido frustrado, porque es difícil una temporada así en todos los aspectos. A veces ni dormir puedes, porque te vas para la casa a pensar y dices: "Wow, ese no soy yo. ¿Qué es lo que me pasa?". Es difícil, pero sigo con mi frente en alto y buscando terminar fuerte", expresó el campocorto, quien en esta parte final se muestra un poco más relajado. "Ya trato de no pensar en eso, porque hay un Dios en el cielo y él sabe cómo hace sus cosas. Yo sé y estoy consciente del tipo de pelotero que yo soy y de lo que puedo hacer".

La desatención con el juego, que ha sido uno de los aspectos que más se le ha criticado durante sus años en Grandes Ligas, ha sido otro de los factores que ha ayudado a que el nivel de frustración de Castro, así como la critica de los fanáticos y los medios se haya elevado en el transcurso de esta campaña, en la que ya ha tenido un par de episodios penosos en el terreno de juego.

Hace dos semanas se perdió del juego, en una acción defensiva, en la que tomó un elevado en el terreno corto del jardín izquierdo y se confió con la bola en la mano, permitiéndole al corredor que estaba en la tercera base entrar en carrera, costándole el juego a su equipo a la final.

Ese fallo no fue pasado por alto por el manager, Dale Sveum, quien al terminar ese episodio lo sacó del juego como reprimenda.

Castro explicó la acción de esa jugada y reconoció su error.

"Yo sabía los outs que habían, el motivo de esa jugada fue que como yo vi al umpire diciendo que había infield fly, me le quedé mirando y nunca pensé que el corredor se iba a mover. Entonces (Junior) Lake me habló y fue cuando tiré al home plate. Ese fue un error mío, no estoy poniendo ninguna excusa para eso, pero yo sí sabía cuántos outs había, porque si no lo hubiera sabido hubiese sido mucho mejor para mí, porque me hubiese ido al terreno y hubiera visto al corredor de frente. Pero lo que yo hice fue bajar la cabeza y cogerlo suave", detalló el dominicano, quien no ve otra forma de corregir su desatenciones con el juego que "concentrarme más, seguir concentrado en mi juego, esa es la única forma en la que puedo evitar que esas cosas pasen. Son tres horas que uno pasa en el juego y hay que estar concentrado en esas tres horas, más nada".

Esas fallas y la difícil campaña ofensiva han hecho que en el caso de Castro no se reconozca el progreso que, en medio de este año negativo, ha tenido con su defensa, una de las áreas de las que más se le criticaban.

Este año, el campocorto registra su total de errores más bajo en una campaña, con 17, y su mayor porcentaje de fildeo, con .970. Eso, sin embargo, no lo pone ni en sueños entre los aspirante para ganar un Guante de Oro, pero es un progreso en un aspecto de su juego en el que estaba atrasado, en relación a sus capacidades ofensivas.

A Castro no le molesta el que esa situación, esa mejoría no se reconozca, pues entiende que todo es parte de la misma dinámica del beisbol y del nivel de Grandes Ligas, en el que se debe hacer todo bien para brillar como una estrella.

El dominicano, sin embargo, sí destacó algunas de las claves que le han valido para mejorar con su guante.

"Trabajé en controlar el juego, en controlar la mente. El saber quién está corriendo y cosas así. Controlar el cuerpo y la mente es lo que más me ha ayudado este año en la defensa. Pero yo sigo trabajando, porque no controlo el no hacer errores, no controlo el tirar mal y eso. Lo único que yo controlo es trabajar duro y lo que pienso hacer es seguir trabajando duro para así seguir aprendiendo todos los días. Ahora voy tomo mis rollings y lanzo a primera sin ninguna preocupación, porque sé que nadie puede correr más que la pelota", aseguró.

Castro ya tiene un plan de acción para el off season, en el que tomará unos días de descanso para estar con su familia antes de comenzar su preparación con un trainer personal, junto a Wellington Castillo, en Miami, para la próxima campaña, en la que apuesta a volver por sus fueros y ser ese jugador productivo ofensivamente, que fue durante las dos primeras temporadas y media en Grandes Ligas y que le permitió mostrarse como la cara del futuro de los Cachorros.

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