LOS ÁNGELES -- El combate entre Rafael Márquez y Efraín Esquivias puede ser descrito de muchas maneras dadas las grandes diferencias entre ambos.
Sin embargo, lo que más sobresale de esta pelea es que será un duelo de motivaciones, ya que ambos tienen metas muy claras y, para alcanzarlas, necesitarán un triunfo el próximo 7 de septiembre en el Fantasy Springs Casino de la ciudad de Indio, California.
Esquivias, el retador, carga consigo el peso de una promesa sin cumplir, y es de ahí de donde salen sus ganas.
"Es algo que se lo prometí a mi padre antes que falleciera y aún no lo logré", dijo en referencia a lograr ese tan ansiado título mundial. "Me estoy acercando y con eso en la cabeza le sacaré todo el provecho".
El californiano tiene récord de 16 victorias, dos derrotas y un empate, pero no ha podido salir ganador en sus últimas tres peleas, entre ellas una ante Jhonatan Romero que era eliminatoria para el título mundial supergallo de la FIB.
En la esquina opuesta está alguien mucho más consagrado, pero que a los 38 años aún no ha decido concluir su leyenda.
El mexicano Márquez (41-8) ya ha sido monarca CMB en peso gallo y también ha tenido el cetro FIB en supergallo, pero aún dice mantener la motivación.
"La motivación siempre hay que tenerla y está detrás de ti", dijo. "Es levantarse temprano, ir a correr, ir a entrenar. Es lo que mi padre me ensenó y este deporte es una maravilla y me gusta".
El hermano de Juan Manuel reconoció que a veces ese deseo fluctúa pero que ha podido recuperarlo.
"De repente sí baja un poco, pero hay que renovarla y fortalecerla", explicó. "Me ha pasado a mí pero me siento muy bien y con Nacho Beristáin al lado aún más".
Márquez reconoció que su familia ha sido la mayor fuente de inspiración en su puja por consagrarse tricampeón.
"Volteo a ver a mis hijos y digo no", confesó. "Aquí tiene que ser. Fui campeón del mundo dos veces y lo quiero ser tres. Hay que trabajar y darle duro".