<
>

¿Hacia dónde va Floyd si gana?

Existen muchos observadores del boxeo dispuestos a darle a Canelo Álvarez por lo menos la oportunidad de hacer olas el sábado, propinándole a Mayweather Jr. su primera derrota.

Uno se vería complicado, sin embargo, para encontrar a alguien prediciendo una victoria para Canelo, lo cual es entendible considerando las ventajas de "Money" Mayweather en velocidad, destreza y experiencia.

Pero si Mayweather se agencia de una victoria limpia y libre de controversias, sin ninguna necesidad de una revancha inmediata, es totalmente natural el preguntarse qué es lo próximo en el panorama.

Con 36 años y un récord sin manchas de 45-0, ¿Cuál podría ser el mejor plan para el retiro de Mayweather, desde un punto de vista financiero y de legado? Aparte del evitar lesionarse y los efectos de movilidad más lenta que trae la edad, ¿qué tendría que hacer Mayweather para mantener su carrera victoriosa y permanecer invicto? Y, ¿vale la pena?

Primero debemos revisar cuidadosamente dónde Mayweather está posicionado históricamente para calcular el por qué seguir peleando -- aparte de cumplir con los requisitos del acuerdo de seis combates en 30 meses con Showtime/CBS que firmó en febrero- sería necesario.

Sin discusión alguna, Mayweather se ha establecido cómo uno de los mejores boxeadores defensivos y de contraataque en la historia, con muy pocos rivales en velocidad e inteligencia. También es uno de los grandes empresarios del deporte, el mejor boxeador de su era y el atleta más adinerado de su tiempo.

Pero un área gris emerge cuando el debate gira alrededor de la calidad de sus oponentes tras convertirse en una atracción de pague por ver; muchos han criticado, no solo el momento dado de la elección de sus rivales, sino también de aquellos con quienes convenientemente nunca peleó entre sabáticas de más de un año del cuadrilátero.

No es que Mayweather no tenga un resumé sólido -- de hecho, con 18 victorias sobre campeones mundiales, actuales o antiguos, incluyendo un número de futuros miembros del Salón de la Fama, cae en algún lugar entre lo muy bueno y lo excelente. Pero no es una excelencia de todos los tiempos, repleta de un tipo de grandes desafíos y retos a la par con su transcendente nivel de talento.

Es fácil para un boxeador dominante que no acumula nocauts el tener su habilidad dada por sentado cuando las conversaciones tras cada victoria se centran más en los oponentes no siendo tan buenos como promocionaron, en vez de por su propia genialidad.

El impacto de esa brecha -- la cual se siente como papel de lija contra sus propios reclamos incesantes de ser el mejor de todos los tiempos- hace difícil que lo coloquemos juntos a la limitada compañía de la azotea de la élite de la historia del deporte.

En su defensa, el tiempo tiene la costumbre de olvidarse de las circunstancias exactas de cuándo una pelea se llevó a cabo, otorgándole un mayor crédito a los nombres grandes como De La Hoya, Márquez, Mosley y Cotto en los últimos capítulos de la historia de Mayweather. Pero el tiempo a su vez no perdona cuando se trata de no pelear contra los mejores de tu era cuando tuviste la oportunidad (Manny Pacquiao).

El evitar a Álvarez del mismo modo hubiese destrozado la credibilidad de Mayweather, quien es más como un estudiante interesado en su propio lugar en la historia que lo que sus entrevistas admitirán. En vez, derrotar a los mismos opositores que sus críticos dijeron que no se enfrentaría, en una división en la cual no ha lucido a capacidad, ayudaría a Mayweather ganarse, no solo respeto, sino que también una especie de inmunidad temporaria si se enfrenta a una oposición más débil en sus próximos pleitos.

Aunque alguien crea o no que Mayweather fue presionado a aceptar el combate contra Álvarez después de las decepcionantes ventas por su combate contra Robert Guerrero cuestionaran la relevancia de su marca, una escenario similar es poco probable que se desenvuelva, especialmente si la pelea alcanza nuevos récord de pague por ver. Mayweather tiene demasiado control sobre su carrera -- se puede argumentar que ese es su mejor logro considerando el historial del deporte de no perdonar a sus participantes -- y se ha ganado bien la vida no preocupándose acerca de quiénes sus críticos prefieren que se enfrente.

Álvarez no es una amenaza para Mayweather -- y para ser honestos, nadie lo es hasta que "Money" se acerque a sus 40 años. Pero considerando que no veremos a Mayweather en combates con pesos acordados contra boxeadores como los campeones de peso mediano Sergio Martínez y Gennady Golovkin, Álvarez es extremadamente raro entre los rivales realísticos de Mayweather por el verdadero peligro que Álvarez presenta por su juventud, tamaño y poder.

Mayweather sabe mejor que nadie que una corrida mercadeable para mejorar el celebrado logro de Rocky Marciano de retirarse con un récord de 49-0 (en el caso de Marciano, como campeón de peso completo) es un emprendimiento que se vende por sí solo. Y una victoria así de grande sobre Álvarez, en solo la segunda pelea del acuerdo de Mayweather con Showtime, le daría a "Money" el trampolín perfecto para una corrida hacia la perfección.

Para un boxeador de tanta substancia, Mayweather se ha recostado en su personalidad de villano y la jactancia de su estatus de invicto como herramientas de mercadeo para eclipsar su escasez de emoción dentro del ring. La fanaticada ha comprado sus combates tanto como para verlo perder como para maravillarse ante su habilidad unilateral.

Aún así el suspenso de ver a Mayweather manejar las realidades de la edad contra un puñado de oponentes más jóvenes puede comenzar a finalmente hacerse querer por los críticos. Siendo justo o no, lo mejor que puede hacer para ensanchar su legado en lugar de aceptar mayores desafíos es ser forzado a sobrepasar la adversidad en el escenario público. Es el elemento humano y vulnerable lo que ha estado escaso en su impecable carrera.
Es fácil para un boxeador dominante que no acumula nocauts el tener su habilidad dada por sentado cuando las conversaciones tras cada victoria se centran más en los oponentes no siendo tan buenos como promocionaron, en vez de por su propia genialidad. Y si Mayweather sigue peleando a finales de sus 30's a dos peleas por año, una verdadera adversidad inevitablemente encontrará su camino hacia el cuadrilátero con él.

Aunque usted posiblemente no esté de acuerdo con los reclamos de Mayweather de ser el mejor de todos los tiempos, pudiera inclusive irle peor si quiere seguir hasta el final con esa línea de testimonio intentando convencer a los demás al tratar de eclipsar un récord celebrado tan venerado como el de Marciano para rematar su argumento.

Ganando cinco peleas más no será fácil, sin embargo, tampoco el resistir los castigos de permanecer tan activo. Pero la oportunidad de hacerlo está ahí para un boxeador de la perspicacia de Mayweather. Puede apoyarse en su inteligencia, estilo defensivo e impecable técnica mientras su velocidad y aptitud atlética se van esfumando al igual que Bernard Hopkins -- quien vive un estilo de vida espartano similar -- se ha preservado.

También hay un número de igualmente débiles y mercadeables opciones para las cuatro peleas finales del acuerdo de Mayweather con Showtime, desde los ganadores entre Devon Alexander-Amir Khan y Danny García-Lucas Matthysse a cualquier boxeador de Golden Boy que esté saliendo de una gran victoria en el momento, similarmente a como Víctor Ortiz y Guerrero se ganaron sus oportunidades.

Pero si Mayweather llega tan lejos, lo divertido será buscarle rival para su climático combate número 50, cuando un Mayweather agente libre se lance al mercado abierto para buscar al mayor postor. Quizás nos sorprenda a todos al tomar el dinero del récord para pelear en televisión por cadena en una bonanza de ratings. O quizás finalmente se suba al cuadrilátero con el boxeador por el cual ha absorbido la mayor cantidad de críticas por nunca haberlo enfrentado: Pacquiao.

Sería muy irónico, ¿no lo creen? Al igual que un boxeador que reclama el haber superado todos los récords en el boxeo el apasionadamente ir tras la marca de Marciano, la cual realmente no es un récord en lo absoluto.

Haciendo una corrida para retirarse invicto ciertamente no es un reemplazo auténtico para los agujeros percibidos en su resumé. Pero sí representa el clímax perfecto para un boxeador que ha trabajado duro para controlar su lugar auto narrado en la historia.