Nicolás Baier 11y

La tranquilidad del deber cumplido

BUENOS AIRES -- Ya está. Se terminó. Objetivo cumplido. Esta vez no hizo falta afinar el lápiz ni usar demasiado la calculadora. Tampoco fue necesario apelar a la épica bajo un diluvio, ni a un gol salvador que evite el repechaje.

La selección argentina se metió en el Mundial 2014 sin pasar sobresaltos. La ausencia de Brasil, anfitrión del certamen, no le quita méritos al hecho de haber abrochado el pasaje dos fechas antes de la finalización de unas Eliminatorias, según Leo Messi, "muy jodidas".

No faltará el que diga que "era obligación de Argentina clasificarse" porque "tenemos los mejores jugadores" y bla bla bla. A ese argumento se lo refuta rápidamente con el archivo: hace apenas cuatro años, con cinco jugadores de la base de esta Selección (incluido Messi), la Albiceleste penó hasta último momento para jugar en Sudáfrica 2010.

¿Qué cambio desde entonces? Básicamente se logró equilibrio. La llegada de Alejandro Sabella produjo estabilidad. La Selección pasó a ser noticia por su fútbol y no por sus escándalos. Y claro, ayudaron los resultados. 8 triunfos, 5 empates y 1 derrota hasta el momento en Eliminatorias, con 30 goles a favor y 11 en contra. En amistosos, 9 victorias, 2 empates y 2 caídas, con 26 tantos a favor y 14 en contra.

Coincidiremos en que no todo se explica desde los números. Si hablamos estrictamente de juego, el equipo generalmente intentó ser protagonista, supo adaptarse a condiciones adversas y en pocas ocasiones fue ampliamente superado por su rival. También es cierto que en Eliminatorias nunca mantuvo la valla invicta como visitante y justamente su defensa está lejos de brindar seguridad.

El entrenador lo sabe. Pero no es su estilo mandar al frente a los jugadores. El ex DT de Estudiantes dice que "hay que buscar variantes" y admite con cierta autocrítica: "Tenemos que mejorar todos, empezando por mí". Cree que el mensaje y el ejemplo se bajan de arriba hacia abajo. No parece ser una pose ni una declaración de ocasión. Seguramente le dé vueltas por la cabeza la inseguridad del fondo.

Otro tema recurrente es la elección de los futbolistas. En el país de los 40 millones de técnicos, se critica a Palacio, se ningunea a Campagnaro, Rojo y Basanta, y/o se reclama a Tevez, que no tiene chances de ser citado. A 274 días del Mundial, todo parece indicar que ya están definidos al menos 20 jugadores. Por mucho que pueda patalearse, hay que entender que todos los técnicos bancaron, bancan y seguirán bancando a sus muchachos. Y es lógico que así suceda.

EL FACTOR HUMANO
"Se armó un grupo muy bueno, que se lleva muy bien afuera y lo demuestra adentro". La frase de Sabella post clasificación en Asunción no es nueva. El técnico siempre remarcó la paz que reina en el equipo que dirige.

Eso sí, no basta con unidad para ser campeón del mundo. Amigos que comen asados todas las semanas, veranean juntos y juegan un intercountries no llegan al Mundial de Clubes. Además, sobran ejemplos de planteles divididos que han ganado todo. Pero es innegable que el buen clima suma. Contagia. Es más sencillo encontrar compromiso y solidaridad cuando hay respeto por el compañero.

Es mérito de Sabella haber conformado un grupo así. Más allá de eso, la principal virtud del entrenador fue haber propiciado la mejor versión de Messi, hoy capitán, figura y ovacionado por la gente. El mejor futbolista del mundo es clave en su equipo, en su Selección y hasta en un picado informal con amigos en Rosario. Pero aunque no parezca, es humano. Y debe estar bien rodeado. Gago y Agüero son socios ideales y piezas insustituibles.

Sería un error depositar todas las esperanzas en el poderío ofensivo de Di María, Messi, Agüero e Higuaín. El equilibrio que se encontró afuera hay que trasladarlo al campo. "Para ser campeones del mundo nos faltan cosas", opina Leo. Es positivo que ni siquiera el mejor pierda la exigencia y la humildad.

Aunque falta muchísimo para junio de 2014, España, Alemania (todavía no clasificados) y Brasil, al que nunca se puede subestimar, pintan como candidatos. Mientras tanto, sin la intención de hacer tanto ruido, Argentina ya se sacó un peso de encima y, aún con mucho trabajo por delante, se anota en la lista para dar pelea. Sin caer en triunfalismos, ¿quién se anima a cortar la ilusión?

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