Gordon Edes 10y

El inusual viaje de Uehara

BOSTON -- El destino de los Medias Rojas en octubre quizás esté en manos de un lanzador que:

• Fue jardinero en la secundaria;

• Pasó un año trabajando como guardia de seguridad en una construcción porque no pasó su examen de entrada a la universidad;

• Tuvo una meta en su vida de convertirse en maestro de educación física para chicos de secundaria;

• Se convirtió en lanzador en la Universidad luego que su coach le dijera a sus jugadores que escogieran la posición que más les gustara;

• Le da crédito al libro de Nolan Ryan "La Biblia del Pitcheo" por haberlo ayudado a convertirse en lo que es hoy;

• Nunca se imaginó que se ganaría la vida jugando béisbol;

• Uitliza el No. 19 para recordarse a sí mismo donde estaba a los 19 años, y lo lejos que ha llegado;

Y los Medias Rojas no pueden estar más contentos con él.

El béisbol siempre ha estado lleno de historias improbables. El juego acaba de celebrar una de las mejores de esa categoría, el hijo de un capitán de un bote de pesca quien intentó ser pescador y falló, jugó como campocorto en un equipo aficionado en Panamá, y fue descubierto por accidente, durante un juego de atrapadas temprano en su carrera, el pitcheo que lo convertiría en el mejor cerrador de la historia. Los chicos de las escuelas del Bronx pueden recitar la historia de Mariano Rivera.

Pero afuera de Japón, ¿quién sabía que en la escala de los cuentos fantásticos, la saga de Koji Uehara suena como algo que Miyazaki, el maestro del anime, quizás haya podido inventar?

Los mejores jugadores de béisbol de escuela secundaria en Japón son venerados, usualmente por sus hazañas heróicas en el torneo nacional, Koshien, cuya penetración en la imaginación de los japoneses es exponencialmente mayor que la Locura de Marzo en EEUU. Daisuke Matsuzaka era un nombre conocido como adolescente gracias al Koshien, y eso le aseguró ser cortejado por varios equipos profesionales en su país.

¿Y Koji Uehara? "Yo nunca participé en el Koshien", dijo a través de su traductor C.J. Matsumoto.

El mejor lanzador de la Secundaria Gyosei de la Universidad Tokai en Osaka no era Uehara. Era Yoshinori Tateyama, quien se encuentra ahora en la organización de los Yankees luego de algunas apariciones esporádicas con otros equipos de las Mayores. Uehara era jardinero.

Japón tiene un sistema riguroso para los estudiantes entrantes a la Universidad. Uehara no pasó dicho examen. Se pasó todo el año siguiente estudiando por adelantado para poder tomar de nuevo la prueba. "Fue un año muy difícil", dijo, "porque tenía que estudiar todo el tiempo".

Para poder cubrir sus necesidades, dijo a través de Matsumoto, aceptó un empleo como guardia de seguridad. ¿Y el béisbol? "En ese punto ni siquiera estaba jugando", dijo. "Mi sueño era enseñar".

Pero sí se leyó la "biblia" de Ryan, y de ella aprendió algunas técnicas de ejercicios con pesas que le rindieron fruto al añadirle peso muscular cuando entró al curso de Ciencias de la Salud y el Deporte de la Universidad de Osaka, y volvió a jugar.

"Mi Universidad realmente no era una escuela de béisbol", dijo Uehara, "así que el manager nos dijo que escogiéramos la posición que quisiéramos jugar. El último año en la secundaria, lancé cinco entradas, y pensé que era divertido. Pensé que el ser lanzador podia ser divertido".

Se sorprendió agradablemente al notar que su aumento en masa muscular había resultado en una mejoría en su velocidad. En su penúltimo año de Universidad, según dijo, los escuchas comenzaron a notarlo -- no solo en Japón, sino también en EEUU. Los Angelinos hablaron con él sobre la posibilidad de firmarlo.

"El escucha me dijo que yo tenía que estar absolutamente seguro de que iba a tener éxito", dijo. "En ese punto, no habían muchos jugadores japoneses".

"O un personal para ayudarlo como yo", añadió Matsumoto.

"Yo sabía", siguió diciendo Uehara, "que la comunicación iba a ser algo muy importante, y yo tenía algunas dudas sobre si sería capaz de poder comunicarme".

Así que firmó con el equipo japonés que lo seleccionó en el sorteo, los poderosos Yomiuri Giants, y en su año de novato en 1999 logró ganar 20 partidos y fue seleccionado como ganador del premio Sawamura como el mejor lanzador profesional de Japón, el equivalente al premio Cy Young.

¿Fue su caso uno de haber llenado las expectativas o de haberlas sobrepasado?

"Probablemente más de lo que ellos esperaban", dijo Uehara, quien riéndose añadió, "Igual que este año".

¿Acaso su recta de dedos separados se ha convertido en su mejor lanzamiento aquí?

"Era algo que yo tiraba y que tenía algo de movimiento", dijo, "pero no sabía dónde iba a terminar. Comencé con ella alrededor del 2002, y desde el inició la sentía bien".

Ese fue el año en que ganó su segundo premio Sawamura, y parte de una corrida en la que fue nombrado al Todos Estrellas en Japón por siete temporadas seguidas, y en ocho de sus 10 temporadas en la Tierra del Sol Naciente.

El escucha de los Medias Rojas Jon Deeble, el australiano que trabaja en el Pacífico para Boston, dijo que Uehara era observado con interés.

"Sí, él estaba en el radar", escribió Deeble en un correo electrónico, "pero él estuvo lesionado bastante en sus últimos años en Japón, principalmente en la ingle y las piernas. Fue movido [por su equipo de Yomiuri] de ser abridor al bullpen, pero ha vuelto realmente fuerte y ha hecho un trabajo sorprendente".

Los contornos del resto de esta historia, si han estado prestando atención, deben resultar bastante familiars, aunque no sin un par de arrugas.

En el 2009, él firmó con los Orioles, pero solo luego de dejar en claro que vendría a Baltimore como abridor, no como relevista, Luego de una década de éxitos en Japón, dijo, la decisión llegó mucho más fácil que cuando comenzó a pensarlo.

"No fue tan duro", dijo. "Yo quería ir por el reto que me presentaba MLB".

Uehara tuvo algo de éxito como abridor con los Orioles, pero tuvo que ir dos veces a la lista de lesionados -- la primera vez con un problema en la corva; la segunda vez por una dolencia en el codo que lo marginó por los últimos tres meses de la temporada. En el 2010, Buck Showalter lo movió al bullpen y eventualmente al puesto de cerrador, donde logró 13 salvamentos en 15 oportunidades para un equipo que perdió 96 juegos, lo que no atrajo mucha atención.

De nuevo fue preparador en el 2011, con resultados parecidos a los que obtuvo con los Medias Rojas esta temporada, pero ante el desespero de los Vigilantes por conseguir ayuda en el bullpen, los Orioles enviaron a Uehara a Texas en un cambio en la fecha límite de cambios que les trajo al toletero Chris Davis, quien se ha transformado en un campeón de cuadrangulares.

A pesar del éxito de Uehara en Baltimore, no pudo igualarlo en su primera oportunidad con Texas. Permitió cuadrangulares en tres apariciones consecutivas en el postemporada (el primer lanzador en sufrir algo así), permitió cinco hits en total en las 1 1/3 entradas que laboró, y fue dejado fuera del roster de los Vigilantes para la Serie Mundial. En una rara coincidencia, su viejo compañero de secundaria Tateyama, quien también estaba con los Vigilantes en ese momento, también fue dejado fuera del roster de la Serie.

La pasada temporada, Uehara volvió a su vieja forma con los Vigilantes, con efectividad de 1.75, pero hizo apenas 27 apariciones, perdiéndose casi la mitad de la temporada por un tirón en un músculo lateral. Los Medias Rojas lo firmaron como agente libre en un acuerdo que no atrajo mucha atención; Boston también había adquirido un nuevo cerrador en Joel Hanrahan, y el ex cerrador Andrew Bailey fue identificado por el manager John Farrell como su hombre para la octava entrada.

Pero entonces llegaron las lesiones que acabaron con las temporadas de Hanrahan, Bailey y el poderoso zurdo Andrew Miller, y Uehara a sus 38 años fue el seleccionado por Farrell para cerrar. En un verano de suerte, nada se compara con esa decisión.

"Lo que él ha estado haciendo es fenomenal", dijo Farrell. "Está teniendo un año histórico.

"Pienso en los brazos de poder en la postemporada. La habilidad de sacar gente dentro de la zona de strike es clave. La actuación de Koji es poder. Uno mira su tasa de ponches a boletos, y si no conoces a Koji, uno pensaría, 'Wow, este tipo tiene que tener un repertorio increíble'. Y en su propio modo, lo tiene".

La recta de Uehara anda en las 90 millas por hora. A su edad, y con su historial de lesiones y la velocidad promedio de su recta, había un alto grado de escepticismo sobre si podría cumplir con el rol.

"Yo pienso que eso no ha cambiado", dijo Uehara. "El escepticismo sigue ahí, porque no lanzo duro. Yo siempre tengo el deseo de revertir ese tipo de pensamiento. No es sobre la velocidad; yo quiero cambia rese concepto. Quisiera revertir ese viejo pensamiento que dicta que la velocidad lo es todo".

El ponchar a 101 contrarios en 74 1/3 entradas -- 12.2 ponches por cada nueve entradas trabajadas -- mientras otorgaba apenas nueve boletos ayuda en gran medida a cambiar las mentalidades. Los bateadores tienen menos suerte bateando su recta de dedos separados que una recta de alto octanaje.

¿Dijimos recta de dedos separados? Quizás existan dos o tres tipos diferentes de rectas de dedos separados. Alterando el agarre aquí, aplica un poco de más o menos presión en la pelota allá, y uno consigue lanzamentos que se parecen solo en el nombre.

"Afuera para un zurdo, afuera para un derecho, directamente hacia abajo", dijo Farrell, al describir el movimiento. Cuando Uehara lanza una recta de dedos separados en su primer pitcheo a un derecho, uno puede ver su mano casi en el lado de la pelota, haciendo que parezca que va a lanzar un slider.

"Queremos verlo más, para podernos maravillar con eso", dijo Farrell, "pero no se si él es mejor que lo que fue en Baltimore."

Uehara quizás admitirá lanzar dos rectas de dedos separados. Si hay una tercera, es "por accidente". Pero si los bateadores quieren pensar que tiene tres tipos diferentes de rectas de dedos separados, eso está bien con él.

Al igual que está bien para él que la gente piense que la presión de lanzar en Boston podría afectarle.

"Por favor entiendan que esta es la manera correcta", dijo, "pero para mí no es sobre lanzar para cierto equipo, sea Yomiuri o los Medias Rojas. Yo lanzo para mí. Si yo lanzo para mí, yo voy a contribuir con el equipo. No necesito ir más allá que eso".

Uehara no debería preocuparse por ser malinterpretado. No cuando ha demostrado la mayor cantidad de choques de manos en la centenaria historia de los Medias Rojas. Los Medias Rojas lo adoran por su entusiasmo; el novato Drake Britton, en la noche en que los Medias Rojas aseguraron el banderín divisional, dijo que Uehara era la "persona más cool que he conocido".

¿Qué un texano con tatuajes, que es más de una década más joven que Uehara, vea a Koji como el epítome de lo que es cool? ¿Cómo puede ser eso posible?

"Porque yo siempre soy cool", respondió Uehara rápidamente. "Mientras estoy jugando béisbol, podría volverme algo loco. Pero en los demás aspectos, soy bastante cool. Igual que como me ves ahora mismo".

¿Acaso hay alguien en Boston que se atreva a no estar de acuerdo con esto?

No lo creo.

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