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La pantera, entre sueños y pesadillas

Farías está invicta y logró 20 defensas exitosas Ramón Cairo

BUENOS AIRES -- Le dicen La Pantera, y lo parece por sus movimientos felinos y elásticos, por su actitud de ataque con zarpazos llenos de malas intenciones. Eso cuando está en el ring, claro, y con los guantes puestos, ya que en la vida de todos los días es una mujer dulce y cálida.

Érica Farías nació en Virreyes, provincia de Buenos Aires, el 18 de julio de 1984. Como amateur efectuó 20 peleas con 2 derrotas y fue integrante del seleccionado nacional. En 2006 se consagró campeona panamericana en Caseros, Buenos Aires. Y ese mismo año logró la medalla plateada en el Mundial de la India. De la mano del promotor José Ferraro, hizo su primera pelea profesional el 25 de julio de 2009, cuando venció a Betina Viñas en el estadio de la Federación Argentina de Box. La mendocina Viñas es, hoy, campeona mundial plata del WBC.

Ahora, a los 29 años, Farías totaliza 18 combates, todos ganados, de los cuales definió 9 antes del límite. Es campeona mundial de la categoría ligero, WBC. El 8 de mayo de 2010 venció por nocaut en 8 a Darys Esther Pardo, de Colombia, en Pacheco, Buenos Aires, por el título Interino. Y el 8 de junio de 2011, en Comodoro Rivadavia, derrotó por decisión técnica en 9 (choque de cabezas) a la norteamericana Ann Saccurato y unificó la corona, consagrándose campeona regular del Concejo.

En estos años, ya defendió diez veces la corona incluyendo su triunfo del viernes 4 de octubre, cuando en Rosario, Santa Fe, le ganó por puntos a la norteamericana de 27 años Mary McGee (20-3-0, 11 KO). La que parecía una de sus rivales más complicadas en la teoría, terminó perdiendo casi todos los asaltos.

"Fue complicada, sí, pero más que por su estilo de boxeo, porque se agarraba mucho. Así que cuando le tomé la distancia, ni siquiera fue peligrosa. Se desesperó al final, buscando una mano para definir por nocaut y entonces ahí me di cuenta de que yo puedo controlar mucho más mi temperamento y pensar la pelea, y eso es muy bueno", dijo.

Pero detrás de la boxeadora, hay una historia. Hace ya un tiempo, Farías le confesó al ex boxeador y escritor Eduardo Zalazar, algunos detalles de su vida, en una nota que se publicó en la revista especializada Ring Side. "Fue hace mucho. Yo todavía no era boxeadora profesional. Conocí en el gimnasio a un muchacho, que también era boxeador -relató-. Y empezamos a salir. Me hizo mucho daño. Me alejó de mi familia, me hizo sentir que yo no valía nada, me... no sé cómo decirlo... me humillaba, llegó a pegarme varias veces. Un día, me tomó de las manos y me dijo que me iba a cortar los nudillos con una hoja de afeitar, bien profundo, para que ni siquiera pudiera pegarle a la bolsa. Él quería que no boxeara porque era un fracasado. Un día me ahorcó tan fuerte que pensé que me moría y me dejó unas marcas que no le pude ocultar a mi familia y tuve que contarles".

Farías se aferró como nunca al boxeo y fue el boxeo la que la ayudó a salir de semejante situación.

De aquella época, en la que no solamente se escapó de su concentración con el Seleccionado Nacional, sino que llegó a limpiar pisos para sobrevivir, solamente quedan recuerdos, como cicatrices.

Hoy, como ella afirma, "todo eso ya pasó". "Y le agradezco mucho al boxeo. Hoy vivo todo el tiempo para esta actividad y solamente quisiera tener alguna oportunidad importante en el extranjero, contra quien sea, pero eso está en manos de mi representante, Osvaldo Rivero. Quiero probarme con las mejores...", asegura.

Ya anduvo por Japón, interviniendo en un reality show y conquistó una gran popularidad, lo que no sorprende a nadie, ya que posee un carisma muy especial.

El boxeo femenino suele ser complicado en muchas ocasiones por la falta de competitividad de algunas profesionales. La Pantera ha tenido, afortunadamente para ella, algunas rivales interesantes, que la pusieron a prueba, como Victoria Noelia Bustos, quien a pesar de sus pocas peleas -venía invicta en 6 presentaciones- le dio muchísimo trabajo el 17 de noviembre de 2012 en San Fernando, Buenos Aires. Fue, aquella, una de sus producciones más bajas y tal vez le haya servido como experiencia. Es que, luego de breve radicación en Mendoza, volvió a su equipo de trabajo, encabezado por quien fue su primer técnico, Daniel "Pachorra" Moreno -por entonces ella practicaba full box para bajar de peso, porque se sentía muy gordita- y se la nota más madura y segura de sus movimientos.

Aquella pesadilla quedó atrás y, cuando le comentamos la posibilidad de ofrecer charlas o asesoramiento a mujeres que hayan pasado por ese mismo problema, la idea le encantó. "No se me había ocurrido, pero me gustaría mucho ayudar, aconsejar... Es un tema del que muchas veces, no se habla, pero que existe más de lo que parece".

El 10 de julio de 2010 murió su madre, Beatriz Silvia Carrasco, a los 54 años. "Ella y mi papá, Luis, tuvieron seis hijos y cuando mi mamá se enteró de que quería boxear no quiso saber nada. Me queda el consuelo de que, al menos, me vio consagrada como campeona mundial". De un hogar muy humilde, esta mujer que admira a Maravilla Martínez -luce, en la espalda, un tatuaje dedicado a él- y que es obsesiva por las cábalas, es una de las más atractivas boxeadoras del concierto argentino, sobre todo por su actitud en el ring, en donde busca siempre la pelea, dentro de una línea ordenada de boxeo.

Cuando sube al ring y brilla bajo las luces, levantando sus brazos en gesto triunfal también está aquella chica golpeada y descalificada que, un día, logró salir del cautiverio para lograr una nueva vida.
La pesadilla quedó atrás y hoy, La Pantera sueña con el futuro.