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CUBA también se llevó el duelo en las tribunas

ProFocus / Valle-Izaguirre

BUENOS AIRES -- 43 años pasaron para que CUBA vuelva a festejar un campeonato de la URBA, el décimo cuarto en su historial. Por eso la euforia, por eso 24 micros salieron desde el anexo de Villa de Mayo con destino al CASI para acompañar a un equipo que hace dos temporadas gritaba "campeón", pero en Reubicación. Por eso, el jueves previo al partido, casi 200 personas participaron del habitual asado en el club. Pelucas, banderas, pintura, bombos y toda la familia universitaria acompañando al primer equipo.

"CUBA ya salió campeón, CUBA ya salió campeón, se lo dedicamo' a todos la re p… que los re parió", aturdía desde la tribuna de cemento mientras Lucas Piña levantaba la copa que los consagraba como el mejor del torneo de Buenos Aires. Una multitud dentro de la cancha que invadió el campo apenas concluyó el match, pero cuyo delirio se había iniciado segundos antes cuando Bautista Güemes convirtió el penal que le dio el triunfo por 11 a 9.

El estadio lució completo, de punta a punta con alrededor de 10 mil personas, y la primera ovación acompañada de una torrencial lluvia de papelitos se dio con la salida de los equipos, y enseguida, detrás de una de las haches, apareció el tradicional elefante de Hindú, ese que venía invicto y que aparece sólo en las definiciones. Montado sobre una grúa y con dos banderas sobre su lomo, el animal observó todo el encuentro desde aquella posición.

El primer penal de Güemes fue premonitorio, porque además de transformarse en los puntos que abrieron el partido, la pelota dio contra la chapa que tenía el nombre de Hindú y se soltó una de sus puntas. Fue la primera caída de los de Don Torcuato en la tarde.

Durante el match se repartieron nerviosismos. En la primera etapa, la hinchada de Hindú fue la más eufórica. En el complemento respondieron los cubanos, con unos muy buenos quince minutos finales, el equipo tomó la iniciativa y contagió al público al grito de "para ser campeón, hoy hay que ganar".

El ritmo del partido fue frenético y a falta de cinco minutos, hasta el árbitro sufrió una contractura. Iparraguirre paró el reloj, elongó unos segundos y se dispuso a afrontar los minutos finales. Güemes falló un drop cuando quedaba poco, pero tuvo revancha un minuto después y desató la locura del pueblo de Villa de Mayo.

"No puedo parar de llorar", le decía un ex jugador del club a otro, quien no superaba los 45 años de edad. Seguramente en su memoria no había ningún recuerdo del último campeonato. Para CUBA fue la primera final desde que en 1998 empezó a utilizarse el sistema de playoffs. Para Hindú, fue la séptima definición y por primera vez no ganó esa instancia. "Los festejos van a seguir en el club, lo que no sé es cuando terminan", dijo el capitán. No era para menos, y segundos después tuvo su reconocimiento desde las gradas: "…que de la mano, de Lucas Piña, toda la vuelta vamos a dar".