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De reyes y reinados

Sebastian Vettel y Adrian Newey, jefe técnico de Red Bull, una sociedad que funciona Getty Images

BUENOS AIRES -- Desde el arranque mismo, cuando la Fórmula Uno tomó formato de Campeonato Mundial en 1950, hubo una marca que dominó al resto. Así como Alfa Romeo pisó fuerte en el inicio de la segunda mitad del siglo pasado, Red Bull somete a la competencia en la segunda década de la nueva centuria. La historia muestra huellas de supremacías forjadas al amparo de descubrimientos técnicos, hombres adelantados a su tiempo y pilotos con etiqueta de héroes.

En el primero de los 894 Grandes Premios puntuables hasta ahora, aquel del 13 de mayo de 1950 en la vieja base aérea de Silverstone, Inglaterra, ganó Alfa Romeo. La formación italiana tenía al argentino Juan Manuel Fangio y a los italianos Giuseppe Farina y Luigi Fagioli al volante de las Alfetta. El reinado de ese modelo, que logró el primer título con Farina y nueve victorias seguidas en Europa, duró hasta el 14 de julio de 1951, cuando otro argentino, José Froilán González, le dio a Ferrari el primer triunfo de la historia mundialista, también en Silverstone.

Sin Alfa Romeo en la competencia, las temporadas de 1952 y 1953 fueron del italiano Alberto Ascari y Ferrari. El campeonato de marcas aún no existía pero el Cavallino Rampante venció en 14 carreras consecutivas sin tomar en cuenta las 500 Millas de Indianápolis, que en esa época formaban parte del calendario de Fórmula Uno pero no eran frecuentadas por equipos ni pilotos europeos. El gran Ascari, muerto en una prueba en 1955, continúa como el único italiano que logró consagrarse campeón con el Cavallino Rampante.

La primera estadía de Mercedes-Benz en el Campeonato Mundial resultó breve pero arrasadora. El debut oficial fue en el Gran Premio de Francia de 1954, cuarta fecha de aquel ejercicio, y el retiro se produjo al final de la temporada de 1955. El estreno, en Reims, fue con doblete: Fangio ganó escoltado por Karl Kling. Las Flechas de Plata cosecharon nueve victorias, ocho pole positions y nueve récords de vuelta en un lapso de 12 carreras, y el Chueco logró los títulos de 1954 y 1955.

El motor Ford Cosworth DFV, V8 con tres litros de cilindrada, también se transformó en hegemónico como pieza central en distintos modelos a través de una década y media. Desde su aparición, en 1967, marcó el pulso de los 70 y reinó hasta entrados los 80. En 15 temporadas, desde 1968 hasta 1982 incluido, el producto pensado por Mike Costin y Keith Duckworth logró 12 títulos de pilotos en 15 campeonatos (Ferrari obtuvo los otros tres, en 1975, 1977 y 1979) y 152 victorias. Esa versión de Ford -luego sustituida por el Zetec- colectó apenas tres títulos de pilotos menos que Ferrari en toda su historia. Con el Cosworth DFV fueron campeones nueve corredores distintos con seis marcas diferentes.

En la era siguiente, la de motores turbo, McLaren cosechó consecutivamente los títulos de 1984, 1985 y 1986. En los dos primeros años, la marca logró ocho victorias seguidas que incluyeron las siete últimas carreras del 84 y la inicial de la temporada siguiente. El austríaco Niki Lauda, que había sido bicampeón con Ferrari en 1975 y 1977, se coronó en 1984. El francés Alain Prost obtuvo el título en los otros dos años, aunque ajustadamente en el 86, cuando le tocó pelear con el inglés Nigel Mansell y su Williams.

La conformación en 1988 de la dupla Prost-Ayrton Senna le dio a McLaren su año más exitoso en el Mundial. El francés y el brasileño ganaron 15 de las 16 carreras esa temporada, las primeras 11 de manera consecutiva, Senna fue campeón por primera vez en su campaña y McLaren anotó la cuarta de sus ocho Copas de Constructores y la primera de la seguidilla de cuatro que marcaron su consistencia como equipo hasta 1991. En ese período y con motores Honda en las entrañas, la casa fundada por Bruce McLaren ganó 39 de los 64 Grandes Premios corridos.

La resurrección de McLaren -ya equipado con impulsores Mercedes- a finales de los 90, con el bicampeonato de Mika Häkkinen en 1998 y 1999, el Mundial de marcas en el primer año y con 16 triunfos en 32 competencias, fue mucho más corta. Así resultaron también los últimos reinados de Williams, en 1992 y 1993, tiempos de Mansell primero y Prost después, cuando mandaban las suspensiones activas y las ayudas electrónicas, y en 1996 y 1997, cuando Damon Hill y Jacques Villeneuve ganaron 12 carreras el primer año y aportaron un título de pilotos cada uno y los dos de marcas. Aquel 1992 del León Mansell dejó récords que luego fueron igualados o mejorados por Michael Schumacher. El inglés ganó las primeras cinco carreras de su temporada consagratoria, venció en nueve competencias ese año y se coronó anticipadamente en la 11ª de las 16 fechas, con el 68,7% de las carreras corridas. Williams contaba, desde el comienzo de los 90, con el ingeniero inglés Adrian Newey, quien había sido reclutado por Patrick Head.

La era Ferrari se inició en 1999, cuando obtuvo el primero de sus seis campeonatos de constructores consecutivos. Aquella fue la temporada en la que Schumacher se perdió seis carreras por la fractura de la pierna derecha en Silverstone, lo cual lo quitó de la pelea por el título de conductores que Ferrari no ganaba desde 1979. En un período de 101 Grandes Premios hasta el final de 2004, la casa de Maranello venció en 63. Las temporadas 2002 y 2004 quedaron marcadas con el sello de la efectividad. Schumi y Rubens Barrichello vencieron en 15 de las 17 competencias en el primer año y se llevaron 15 -13 triunfos del alemán y dos del brasileño- de las 18 en 2004. Schumacher, se recuerda, consiguió cinco coronas consecutivas en el certamen de pilotos.

Con Newey como eje central en la concepción de los autos Red Bull y Sebastian Vettel como el más hábil brazo ejecutor, la marca de las bebidas energizantes devenida constructor de Fórmula Uno edificó su propio imperio en el segundo decenio del siglo XXI. La combinación Red Bull-Renault con sus modelos RB6, RB7, RB8 y RB9 se alzó con los títulos de pilotos y de equipos desde 2010 hasta la fecha. En los últimos cuatro años, hasta ahora 74 carreras, los coches de Newey obtuvieron 38 triunfos (31 gracias a Vettel y otros siete aportados por Mark Webber) y 79 podios. Es decir, ganaron más de la mitad de las competencias. La modificación de las reglas para 2014, que impone el regreso de los impulsores turbo, obligará a barajar y dar de nuevo. Quién sabe cuánto cambiará el juego para que peligre este reinado.