Gonzalo Aguirregomezcorta 10y

DH12, renovación de gigante inocente

LOS ÁNGELES -- Da la sensación que con 27 años de edad, Dwight Howard sigue siendo el mismo pequeño gran hombre que cuando estaba en Los Angeles Lakers y Orlando Magic. Un gigante con mirada de niño al que le gusta ser el centro de atención de una manera comedida, que disfruta hablando y escuchando a los periodistas mientras se cambia en el vestuario una hora y media antes de los partidos. Cuesta creer que haya inocencia en un jugador que no ha sabido ganarse a su público después de cambiar de aires en dos ocasiones, pero que nadie se engañe, porque la hay.

Su retorno a Los Ángeles para medirse a Los Angeles Clippers despertó sensaciones dormidas para muchos de los que cubrimos el día a día de los Lakers. Parecía como si el tiempo no hubiera pasado. Llegó a las instalaciones como siempre, acompañado por su guardaespaldas, ése que le ayudó a tomar la decisión más importante de su carrera al elegir a Houston Rockets, el mismo que discutió con un Policía cuando un aficionado lanzó con mala fe un balón de los Lakers a Howard al finalizar el partido del lunes.

DH12 saludó a los periodistas estrechando su mano y bromeando. Había cuentas pendientes con Howard y todos deseaban una porción de su espacio y tiempo con él, aunque algunos lo mostraran más que otros.

Sin embargo, aunque la estampa nos trasladara a los no tan lejanos tiempos en los que Howard vestía de púrpura y oro, han cambiado muchas cosas en él como individuo más allá del color de la camiseta: la temporada pasada recorría las entrañas del Staples Center con el peso de la infelicidad; en esta ocasión lo hizo con la levedad de la felicidad.

"Ahora soy feliz", confesó Howard con los ojos bien abiertos. Claro, conciso y sin necesidad de hablar en demasía.

"Me quité un peso de encima al tomar la decisión de ir a Houston. Ya no tengo a todo el mundo preguntándome cada día sobre dónde jugaré", afirmó tratando de poner punto y final al tema.

"Mira, está acabado. Ya estoy fuera de ahí. No hay razón para seguir hablando sobre lo que los Lakers podrían haber hecho. Tomé mi decisión y estoy viviendo con ella. Estoy feliz en el lugar donde estoy. Estoy en un gran lugar".

Sus palabras se sostienen a base de números. En cuatro citas con Houston, ha mostrado una dominancia en la pintura que de seguir así será difícil que pase desapercibida. Acumula una media de 15.0 rebotes en 32.3 minutos por cita, una cifra mayor que la lograda en los Lakers (12.4 rebotes en 35.8 minutos), en su mejor año en Orlando y la última ocasión de las tres en las que fue Jugador Defensivo del Año (14.5 en 38.3 en la campaña 2010/11) y en el cómputo general de su carrera (12.9 rebotes en 36.1 minutos).

"Creo que todo el mundo debería seguir hacia adelante. Esta es mi vida. No me importa a quién no le guste", afirmó categórico.

Y seguir adelante significa dejar muchas cosas atrás. Mientras el jugador confesó que mantiene contacto con muchos de sus excompañeros, lo cierto es que no ha vuelto a hablar con Kobe Bryant. El mismo que insistió en que eligiera los Lakers durante los próximos cinco años y al que visitó cuando la Mamba Negra se partió el tendón de Aquiles.

"Tengo buena relación con Jodie (Meeks), Jordan (Hill) y (Robert) Sacre, así que hablo mucho con ellos. Estoy deseando verles de nuevo", señaló Howard.

¿Pero qué pasa con Kobe? ¿Llegó a hablar con él después de tomar su decisión?

"No, no hablé con Kobe", declaró parpadeando más de lo habitual.

Este jueves, Howard verá a muchos de los compañeros que dejó atrás cuando los Lakers visiten su nuevo hogar. Kobe no estará sobre la duela, veremos si Steve Nash, otro de sus defensores a ultranza, se recupera de sus problemas físicos; si Pau Gasol se resarce de la suplencia obligada por la presencia del centro, si Mike D´Antoni le mira con los mismos ojos con los que le miraba hace poco tiempo y si Mitch Kupchak es capaz de comerse un orgullo mermado tras el enorme cartel que colocó en Los Ángeles donde el rostro de Howard se combinó con un 'Quédate'.

El resto de sus amigos laguneros le saludarán con los brazos abiertos.

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