Michael Wilbon 10y

Una noche que hacía falta

CHICAGO -- En sus más grandes fantasías, quizá lo mejor que puede anhelar el Final Four es una secuela pasable. El último fin de semana del básquetbol colegial simplemente no tendrá al número 1, 2, 4 y 5. Y es poco probable que estrellas tan grandes como Jabari Parker, Julius Randle y Andrew Wiggins hayan sobrevivido todos para reunirse de nuevo al final de la temporada. Lo único erróneo con el Champions Classic el martes en Chicago, es que solamente hay uno.

Cada vez que ustedes puedan ver a Jabari Parker de Duke y a Julius Randle de Kentucky, la misma noche –en dos partidos diferentes, nada menos—ustedes han sido bendecidos. Miren, Randle, con sus 6 pies 9 pulgadas y sus 250 libras, es un antílope joven. Él puede controlar los juegos universitarios a 12 pies de la canasta. Él dominará un doble equipo cada vez que toque la pelota para, digamos, el Día de Año Nuevo o algo así.

Pero Parker es el mejor jugador del básquetbol; no el mejor jugador de primer año, el mejor jugador en general. Toda la gente que se bajaron de la carroza de Parker cuando se lesionó el pie el año pasado y sus números se desplomaron y su peso corporal (presuntamente) se incrementó, necesitan solicitar espacio de nuevo en dicha carroza. Esto no se trata del marcador final, que Kansas ganó el partido, venciendo 94-83 a Duke. No en noviembre. Se trata de las primeras impresiones y preguntarse acerca de si serán impresiones que perdurarán. No hay nada que Parker no haga realmente bien. Él puede jugar las posiciones al frente de la cancha, y tirar el triple como si fuera un escolta. El absolutamente comanda el doble equipo defensivamente, y encuentra a sus compañeros con facilidad. Él puede jugar por encima del aro, pero tiene los fundamentos de un muchacho que está adherido al piso. Hey, Andrew Wiggins es la máquina que genera escenas para el resumen deportivo, y él mejorará jugando para él mismo, tal y como lo hizo el martes después del medio tiempo. Pero si me preguntan, después de lo que hemos visto hasta el momento, quién es el mejor entre Wiggins y Parker, les diré que es Parker de forma aplastante. Y abundaremos más acerca del señor Jabari Parker en un momento.

Pero volvamos a la razón por la que la doble cartelera del martes en Chicago fue tan importante para el básquetbol universitario. De forma creciente, el básquetbol universitario ya no importa tanto a nivel nacional en noviembre como lo hacía antes. Ni en diciembre. Ni en enero.

La NFL se ha convertido en un carnicero. Devora todas las formas de deporte/entretenimiento que se atrevan a cruzarse en su camino. Los playoffs tienen lo que equivale a un periodo exclusivo. Y ya que el Super Bowl no se juega sino hasta el primer domingo de febrero, el básquetbol colegial es puesto en una espera muy larga. Y ya que la NBA y sus pequeños melodramas han tenido una especie de renacimiento en la temporada regular, los equipos profesionales también han adquirido mayor importancia. Entonces, el fin de semana del Juego de Estrellas NBA retrasa al básquetbol colegial una semana más en febrero. Los coaches lo saben. Al igual que mis jefes en ESPN. La temporada del básquetbol colegial, que incluye jugadores de primer año desconocidos, prácticamente ha sido reducida a una campaña de seis semanas, desde mediados de febrero hasta la primera semana de abril. Está en riesgo de convertirse en un deporte con un demográfico específico, como Wimbledon en junio/julio o el U.S. Open en septiembre.

Digger Phelps, quien puede recordar cuando de hecho había una temporada completa de básquetbol universitario, ha estado a favor de alejar al básquetbol universitario de la NFL, alejarlo de los 35 tazones colegiales. "Te levantas un día y alguien te grita, 'La Semana de Campeonato está a tres semanas de distancia', y la gente realmente no ha disfrutado un producto extraordinario", señala Phelps.

Entonces, aquí estaba el básquetbol universitario a principios de noviembre, y no en Alaska o Hawaii, pero en tierra firme, a la mitad de Estados Unidos, con cuatro de los cinco mejores equipos del país (exceptuando al tercer clasificado Louisville), escuelas con un gran peso en la historia del básquetbol universitario, con tres de los mejores jugadores de primer años, con 12 o 15 jugadores proyectados para ser reclutados en la primera ronda (dependiendo con cuáles scouts de la NBA se hablara), y media docena de futuras selecciones de lotería.

La única persona que objetó a este procedimiento fue el coach de Kentucky, John Calipari, quien dijo que era injusto que sus pequeños nenes tuvieran que jugar contra los machacadores de Michigan State, todos ellos que no se marchan automáticamente del campus para la NBA a la primera oportunidad que tengan. Lo que tuvimos, en realidad, fue un caso de Cal hablándole a su equipo, esperando que se enojaran y dieran un esfuerzo de otro mundo ante Michigan State. Cal estaba más que dispuesto a aceptar las críticas; un pajarito me dijo antes del juego que a Cal le encanta formar parte de estas extravaganzas, porque él conoce la diferencia entre el fútbol americano universitario y el básquetbol universitario: los equipos de basquetbol, particularmente los jóvenes, siempre están mejor por haberse involucrado en este tipo de batallas, aún y cuando el resultado sea una derrota.

Se hizo una gran lista de asuntos pendientes, y con toda razón, con los aproximadamente 70 ejecutivos de la NBA y scouts que llegaron a Chicago, esencialmente para determinar quiénes serán los prospectos principales para el draft 2014. Un gerente general con el que platiqué dijo que él pensaba que 25 de los 30 equipos en la liga tenían a sus gerentes generales presentes. Algunos equipos tuvieron a su gerente general, su gerente general asistente y a su scout principal. Una enorme razón por la que esta doble cartelera fue tan grande para la temporada del básquetbol universitario es por los tres jugadores de primer año identificables: Randle, Wiggins y Parker. Mientras la cosecha de la lotería 2013 luce muy patética (Alex Lin, Nerlens Noel y Otto Porter todavía no juegan en un partido), los equipos han intentado durante años el canjear para la lotería de 2014.

Mi colega Jalen Rose dijo, "Imaginen al básquetbol colegial, usualmente un deporte definido por los coaches, teniendo una doble cartelera como ésta definida por los jugadores...".

Y los scouts ya tienen a sus favoritos, aunque es una carrera de purasangres cuyo líder seguramente cambiará conforme pasen los juegos, basados en su rendimiento. Ahorita, por mis conversaciones con los scouts, parece que son Parker y Randle. Es una ley del básquetbol que cada prospecto legítimo tiene que recordarte a alguien, y aunque ha habido una especulación salvaje de que Randle le recuerda a la gente a LeBron (no señor, por ningún motivo), yo observé a Randle y miré a Zach Randolph, el veterano ala-pívot de la NBA que es incontenible a 10 pies de la canasta. OK, Randle es mucho más atlético de lo que Randolph jamás haya sido, pero es la forma como Randle da en el blanco, su habilidad para conseguir disparos con los defensores envolviéndolo, que me hace pensar acerca de ZeBo. Cuando Randle metió sus primeros siete disparos en la segunda mitad, ustedes podían ver a la gente asintiendo con la cabeza y diciendo, "Sí, él es de verdad". No importó que Randle luciera perdido en la primera mitad, solamente que él exigió el balón como un profesional en la segunda mitad, un profesional de la vieja escuela que de alguna forma sabe cómo jugar dándole la espalda a la canasta.

Fue una actuación de dame-el-balón-ya en la segunda mitad, donde el jovencito metió 8 de 9. Todo mundo en un equipo defensivamente duro, dirigido por Tom Izzo, sabía que Randle tendría el balón y nadie pudo hacer nada al respecto.

La diferencia entre lo que ha sido el básquetbol universitario durante décadas y lo que es cada vez más en lo más alto de la pirámide es Michigan State y Kentucky, respectivamente… excepto que Izzo todavía construye grandes equipos sin reclutar a jugadores que llegan de la preparatoria considerados como los más talentosos.

Los 27 puntos y 13 rebotes de Randle, en la mayoría de las noches, lo hubieran convertido en la estrella principal. Pero no el martes. Parker -por la forma en cómo se ha visto hasta el momento- tiene una oportunidad para ser un jugador trascendente. De entrada, él sabe cómo jugar, en el mismo sentido como Steph Curry y Klay Thompson saben cómo jugar. Lo que ellos tienen en común es que todos son hijos de jugadores de básquetbol profesionales Nunca olvidaré la noche hace casi cuatro años, cuando Derrick Rose, quien precedió a Parker en la preparatoria Simeon High en Chicago, me dijo que necesitaba ir al Lado Sur para observar a Parker, "porque es mejor de lo que yo soy", señaló Rose esa noche. Yo le dije a Rose que estaba loco, y el joven base de los Bulls dijo, "Tienes que verlo. Puede hacer todo".

No pude evitar pensar acerca de esa charla durante el juego Duke-Kansas. Recuerden, este es un partido donde 10 jugadores pueden actuar en un nivel muy alto. Kansas tiene a Perry Ellis, Wayne Selden, Naadir Tharpe y Wiggins. Duke tiene a Parker, al base Quinn Cook, a Amile Jefferson y a un muchacho llamado Rodney Hood, quien también posee talentos ofensivos de alto nivel. Ellos realmente lucen como cuatro de los cinco o seis mejores equipos del país. Y los jugadores de primer año, especialmente luego que Wiggins se recuperó tras el medio tiempo, lucieron como tres de los mejores jugadores del país. Ellos son estrellas identificables y con muchas habilidades que la gente querrá ver… tan pronto y termine la temporada de NFL.

Ustedes sintonizan para ver a estos tres jóvenes jugadores, o a estos cuatro equipos, e inevitablemente descubrirán otros jugadores y equipos con los que se enamorarán –lo que significa que la doble cartelera habrá atraído a mucha gente al básquetbol colegial mucho antes de febrero o marzo. Quizá lo que se necesite es otro cuarteto como este para la primera semana de enero, uno puesto por las personas que arman el calendario y por ESPN o quien quiera que desee televisarlo. No siempre será tan fascinante como Kentucky-Michigan State o Duke-Kansas, y no siempre tendrá a las estrellas jóvenes buscadas por la gente para echarles un vistazo antes de que brinquen a la NBA en un año. Pero claramente esto es algo para saborear, algo para esperar sin importar qué más ocurra en el mundo de los deportes.

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