Enrique Rojas, Escritor Senior ESPN Digital 10y

David Ortiz en sus propias palabras

BOSTON -- El pitcheo de los Medias Rojas de Boston limitó a los Cardenales de San Luis a cuatro carreras --tres limpias-- en las últimas 27 entradas del año para ganar tres partidos consecutivos y coronarse campeón de la Serie Mundial por tercera vez en la última década, el segundo mejor tramo en la historia para la popular franquicia de la Liga Americana.

El bateador designado David Ortiz bateó .688 (16-11) con dos jonrones, seis impulsadas y ocho boletos en 25 viajes al plato para ser declarado el Jugador Más Valioso del clásico de otoño. Ese desempeño ya es parte de una extensa serie de acciones heroicas de Ortiz desde que llegó a Boston en el 2003.

Con Ortiz de protagonista fijo, los Medias Rojas ganaron la Serie Mundial en 2004, 2007 y 2013, después de no haber celebrado ninguna desde 1918. El único otro mejor tramo en los 113 años de existencia de la franquicia de Nueva Inglaterra fue cuando ganaron cuatro veces en un lapso de siete temporadas, entre 1912 y 1918.

Sin embargo, fue un batazo del "Big Papi" dominicano en la Serie de Campeonato de la Liga Americana contra los Tigres de Detroit el que realmente regresó a los Medias Rojas al camino correcto hacía el Trofeo del Comisionado. El puntillazo que hizo posibles todos los otros puntillazos que apuntalaron el triunfo.

El 13 de octubre, Detroit derrotaba 4-1 a Boston en la octava entrada del segundo partido de la final del joven circuito. El derecho Max Scherzer, favorito al premio Cy Young de la liga, había ponchado a 13 Medias Rojas en los primeros siete innings. La noche anterior, el pitcheo de los Tigres, encabezado por el venezolano Aníbal Sánchez blanqueó a Boston y anestesió a 17 bateadores por la vía del tercer strike en ruta a un triunfo 1-0.

El pitcheo de Detroit tenía 31 ponches y una carrera permitida en 16.2 innings cuando Ortiz vino al plato con las bases llenas contra su compatriota Joaquín Benoit, el cerrador de los Tigres, en una noche fría y mojada en el Fenway Park. Los Tigres estaban a cuatro outs de ponerse 2-0 antes de marcharse a casa, el Comerica Park, en búsqueda de dos triunfos en tres oportunidades. Un panorama sumamente favorable.

"Benoit es mi pana, mi hermano del alma, pero cuando uno entra al terreno trata de hacer lo que mejor pueda", dijo Ortiz en una entrevista especial que ofreció a "SportsCenter" de ESPN esta semana. "El último turno que tuve contra él en la temporada se me quedó ahí", dijo Ortiz señalando su cabeza.

Benoit, uno de los mejores relevistas intermedios de las últimas cuatro temporadas, emergió como el cerrador de los Tigres luego de una serie de calamidades, que comenzaron cuando el jovencito venezolano Bruce Rondón no pudo ganarse el puesto en los entrenamientos primaverales. Benoit tuvo efectividad de 2.01 y convirtió 24 de 26 oportunidades desde que asumió el rol en junio.

Pero esa noche y en esa situación, Benoit no parecía la mejor opción contra Ortiz, especialmente con el zurdo Phil Coke listo para salir del bullpen. El manager de Detroit, Jim Leyland, había desperdiciado a Drew Smyly, su mejor relevista zurdo, en Jacoby Ellsbury momentos antes del turno de Big Papi.

"Me sorprendí cuando lo vi a él porque vi un zurdo calentando, pero faltaban cuatro outs para terminar el juego y ya es normal que el manager acuda al cerrador para cuatro outs. Se habla de que Leyland comentió un error por no traer el zurdo, pero no hablarían de eso si Benoit me sacaba de out", dijo Ortiz.

El antesalista Will Middlebrooks comenzó el rally con un doble contra el relevista dominicano Jose Veras, después de un out. Smyly relevó a Veras y caminó a Ellsbury en seis lanzamientos. El dominicano Alberto Alburquerque relevó a Smyly y ponchó a Shane Victorino, pero Dustin Pedroia conectó sencillo para llenar las bases. Leyland no lo pensó dos veces y llamó a su cerrador.

"Detroit nos estaba comenzando con pitcheos lentos y luego aceleraban la velocidad. La última vez que me enfrenté a Benoit, en la serie regular, me trabajó mucho con el ´split´ y me ponchó", dijo Ortiz.

"Desde que lo ví saliendo del bullpen, más como Detroit nos estaba lanzando, salí a buscar ese pitcheo y me lo puso ahí, en la zona de strike, y lo pude batear", agregó.

Ortiz mandó el primer lanzamiento de Benoit al bullpen de los Medias Rojas en el jardín derecho y pese al gran esfuerzo de Torii Hunter, quien aterrizó de cabeza cerca de uno de los catchers de calentamiento, fue un jonrón de bases llenas que empató el juego 5-5.

La imagen de Hunter cayendo y el oficial Steve Horgan, un veterano de 27 años en la policía de Boston, levantando los brazos en señal de triunfo, es parte de la historia.

En el cierre de la novena entrada, Jonny Gomes se embasó por hit al cuadro, avanzó a segunda por error en tiro del torpedero José Iglesias y anotó por sencillo del catcher Jarrod Saltalamacchia para que Boston ganara 6-5, dejando en el terreno a los Tigres, y empatara 1-1 la serie.

"Diría que ese turno cambió la serie", dijo Ortiz. "Nos fjuimos empatados a Detroit, jugamos bien allá y regresamos la serie a casa para enfrentar a Scherzer y terminamos ganando", dijo.

En realidad, el jonrón de bases llenas de Ortiz-- uno de apenas dos hits que bateó en 22 turnos en la final de la Liga Americana-- cambió toda la postemporada para los Medias Rojas, que desde entonces ganaron siete de sus próximos 10 partidos para coronarse campeones de Grandes Ligas en el 2013.

De no haber ocurrido el jonrón contra Benoit, las probabilidades de que Boston llegara a la Serie Mundial habrían sido extremadamente mínimas y al mismo tiempo el extraordinario desempeño de Big Papi contra San Luis.

"Yo diria que el pitcheo de Detroit tuvo mejor coordinación que el de San Luis. El pitcheo de Detroit me hizo hacer ajustes para la próxima serie. Es normal que eso pase", dijo Ortiz.

"El pitcheo de Detroit tiene más expriencia que el de San Luis. El de San Luis es bueno, pero los pitchers de Detroit te tiran cualquier pitcheo en cualquier conteo. Era diferente", dijo Ortiz.

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