Tomás Rodríguez Couto 10y

Un lugar, de privilegio, en el mundo

BUENOS AIRES -- Con una excentricidad justificada a partir del nivel mostrado en cancha, hoy no existe persona que domine su actividad deportiva como lo hace Serena Williams, la próxima visita ilustre en Buenos Aires, en compañia de su hermana Venus. Su porcentaje de victorias en 2013 solo fue superado, en una o más temporadas, por Martina Navratilova, Steffi Graf y Margaret Court. Además, lleva 13 partidos y nueve años sin perder ante Maria Sharapova, número 2 del mundo en 2013, mientras las lesiones se lo permitieron.

La psicología le sugería a ellas un alto perfil para no quedar recluidas, luego de crecer en torneos en donde los padres de sus rivales no toleraban una derrota ante una tenista de raza negra.

Por aquellos años, la NBA llamaba la atención mediáticamente con jugadores afroamericanos brillando ante el mundo entero, aunque comandados por entrenadores blancos, balanzas que se fueron equiparando año tras año para que, hoy, uno de cada tres entrenadores y menos del 80% de los jugadores sean negros, en parte gracias a la bienvenida a las figuras FIBA.

Venus, la primera en quedar expuesta, y Serena, más extrovertida, nunca aspiraron a pasar desapercibidas. Como no pudieron hacerlo sus ascendientes, importados desde la África subsahariana hacia las Américas, como mano de obra esclavizada por poseer mayor resistencia física.

Tommie Smith y John Carlos protestaban ante la falta de derechos en los Juegos Olímpicos México 1968 tras hacer el "1-2" en los 200 metros. Levantaron sus puños mientras sonaba el himno estadounidense, representando el "Black Power", a meses del fallecimiento de Martin Luther King. Inmediatamente fueron expulsados de la capital azteca y, por años, ellos y sus familiares sufrieron las consecuencias.

Hoy lo reedita Jennifer Lawrence en los Juegos del Hambre, en un filme que tiene menos ficción de lo que se cree de antemano.

Cuando aquel suceso daba la vuelta al mundo, Arthur Ashe ganaba su único US Open y Richard Williams, con 26 años, desarrollaba un carácter que luego heredarían sus hijas Venus y Serena. El padre de las criaturas convirtió a dos niñas del ghetto en leyendas en un deporte que se jactaba de ser exclusivo. Como el golf... con protagonismo de Tiger Woods durante ya casi dos décadas.

El reparto geográfico caprichoso de los europeos para con África iba perdiendo efecto, aunque dejando secuelas irreparables, y los fondistas de Etiopia y Kenia ya pasaban a ser los dominadores absolutos en pruebas de largo aliento. Aun cuando, penosamente, el Apartheid sudafricano gozaría de buena salud por varias décadas.

Seguirá esta evolución en la sociedad reflejada en el deporte. Por lo pronto, no hay sponsor del Comité Olímpico Internacional que pueda tolerar una ausencia de Usain Bolt en Río 2016, mientras que Serena aspira a dominar el circuito WTA por tres años más, intentando llegar en el más alto nivel al compromiso más universal del deporte.

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