Ignacio Serrano 10y

La última batalla del Samurái

Alex Cabrera recibió un cálido aplauso de la afición, el domingo, tras llegar a 18 jonrones esta temporada en el béisbol profesional venezolano.

No debería ser noticia. Se trata de uno de los peloteros más conocidos en la tierra de Luis Aparicio, dueño en este momento de la Triple Corona del bateo y protagonista de una insólita carrera hacia varios de los principales registros de todos los tiempos en este país.

La rareza del aplauso es que ocurrió en el estadio José Bernardo Pérez de Valencia, la casa de los Navegantes del Magallanes.

Cabrera juega para los Tiburones de La Guaira. Jamás ha vestido los colores de los bucaneros.

La afición venezolana está cautivada por la cosecha del Samurái, quien hasta esta temporada fue copropietario del tope de cuadrangulares en Japón por más de una década.

Una parte de la fanaticada aplaude y se admira por el toletero, que ha bateado sobre .400 durante casi toda la campaña y sumó la insólita cifra de 17 vuelacercas en noviembre, una nueva marca en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional.

"Estoy viviendo un gran momento", señala Cabrera. "Si le doy adelante, la bola va a salir".

Otra parte de la legión de seguidores de este deporte levanta una ceja en señal de sospecha. El monaguense cumplirá 42 años de nacido el 24 de diciembre. Al paso actual, conseguiría 60 bambinazos en un calendario similar al de grandes ligas, a una edad en la que la mayoría de sus colegas ya se han retirado.

RUMORES Y ANTIDÓPING

Cabrera descarta los rumores que hablan de dopaje.

"La gente no sabe que yo hago pesas a medianoche, cuando los demás duermen", dice.

El control antidóping en Venezuela está normado por una ley, que confiere al ministerio del Deporte la potestad y obligación de realizar exámenes periódicamente.

Desde 2008 han sido descubiertos 45 criollos en el uso de sustancias prohibidas en las menores o la gran carpa, pero el último positivo en la LVBP fue Wiklenman González, en 2005.

Dos autoridades de la pelota profesional en este país señalan que no ha habido más de dos rondas de despistajes, a lo sumo, en las últimas dos temporadas.

Según directivos de la liga y autoridades del departamento médico del Instituto Nacional de Deportes, hubo varios positivos antes de 2012, incluyendo a un grandeliga, pero no se revelaron nombres ni hubo sanciones.

En lugar de revelar quiénes fueron los infractores, se prefirió "instruir a los involucrados con charlas de orientación, para evitar que ocurriera una injusticia en algunos de los casos", de acuerdo con un ejecutivo, que pidió mantener su nombre en reserva.

Cabrera se ha visto señalado por cosas así, en el pasado. Fue el único entre sus compatriotas con una mención en el Reporte Mitchell, debido a un paquete que llegó a su nombre al Chase Field, en 2000, conteniendo una vía con el esteroide winstrol.

El monaguense ha dicho que nunca ordenó ese paquete y que su arribo al parque de los Diamantes de Arizona no es una prueba de que compró sustancias ilegales. No hubo sanción ni llamado de atención en su contra.

Cabrera no dio jonrones en octubre, lo que aumenta el asombro por su cosecha actual. En cambio, bateó para .446/.558/1.096 con 17 cuadrangulares en noviembre y saludó diciembre con otro cuadrangular, el domingo, en Valencia.

La marca anterior en un mes era 10. Pertenecía a Eliézer Alfonzo.

"El récord de Baudilio es difícil, pero ahora es difícil dar 17 jonrones en un mes", afirma Cabrera.

Baudilio Díaz sacó 20 pelotas en la temporada 1979-1980. Disputó 66 juegos en un calendario de 70.

Cabrera tiene 18 en 43 choques. El calendario en la 2013-2014 es de 63 compromisos.

Queda casi un mes para completar la tarea. Un mes para dar los tres estacazos que le faltan, llegar a 21 e implantar un hito.

"Si doy el 21, no haré nada", asegura el slugger. "Pero por dentro sentiría una satisfacción conmigo mismo. Después de tantos años diciendo que quería batir el récord, a estas alturas nadie pensaba que lo podría hacer".

Cabrera protagonizó otra polémica hace un año, cuando se sacó la camisa al llegar al home, después de otro vuelacercas, y se la entregó a su hijo Ramón, receptor de los Leones del Caracas. Fue, dijo, un gesto simbólico ante su inminente retiro del beisbol. Tenía 40 años de edad y batallaba contra las lesiones.

Aquel gesto disgustó al Caracas. La directiva pidió una amonestación contra el toletero y la tribuna de la izquierda en el estadioUniversitario le dedicó una silbatina.

Ramón lo convenció de seguir en acción. Por eso, hoy el padre dedica al vástago todos sus logros.

"Él es quien me motivó a trabajar y jugar este año", asevera el veterano. "Me motivó a hacer lo que estoy haciendo".

Cabrera pasó todo el verano boreal preparándose en Estados Unidos. Para algunos, sacó provecho de sus enormes capacidades y musculatura. Para otros, pudo haber hecho trampa, aprovechando su receso en el beisbol japonés.

Él tiene su propia explicación: "Tengo ganas de jugar, de ganar, de mostrar que todavía queda Samurái para rato. Todos los días me concentro en el bateo y trabajo las pesas. Lo que pasa es que nadie se entera".

Sí se enteran. Por eso los aficionados debaten. Por eso unos piden que se apliquen los controles que al menos permitan dar realce a esta hazaña en ciernes y otros se preparan a verle quebrar el récord de un pelotero que es leyenda en Venezuela.

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