Jim Caple 10y

Cerca de la cima de la Aguja Espacial

SEATTLE -- Luego que se reportara el viernes la firma de Robinson Canó, la tienda de los Marineros de Seattle en el Safeco Field ya tenía tres paredes con camisas con el 24 disponible. Por supuesto, esas eran camisas de Ken Griffey Jr., y las mismas superaban en número al resto de las camisas en despliegue con la excepción de las de Félix Hernández.

Mientras tanto, un estante circular cercano tenía camisetas de Michael Morse (fuera del equipo mediante cambio en agosto), Chone Figgins (su último juego con los Marineros fue en 2012), Mike Sweeney (último juego fue en 2010) and Casey Kotchman (último juego fue en 2010) disponibles a un 25 por ciento de descuento respecto a su precio regular ($89-$115).

El hecho de que los Marineros todavía estuviesen ofreciendo las camisas de esos tres jugadores que ya no son parte del equipo -- ¿Figgins? ¿En serio? -- sirve como una buena explicación de la razón por la que Seattle firmó a Canó por una cantidad reportada de $240 millones por 10 años el viernes.

Hubo un tiempo en el que los Marineros eran el equipo en esta ciudad. Atrajeron 3.5 millones de fanáticos al estadio en el 2001 cuando ganaron un total de 116 juegos, empatando la marca de MLB. Pero esos días se fueron hace tiempo. Los Marineros no han llegado a la postemporada en 12 años y han terminado en el sótano del Oeste de la Americana en siete de las pasadas 10 campañas. La asistencia el año pasado fue de 1.76 millones, la más baja para una temporada completa desde 1992, cuando Seattle todavía jugaba en el Kingdome.
Ahora probablemente los Marineros son el tercer o incluso cuarto equipo más popular en la ciudad -- y eso aún con la ausencia de los Sonics. Los Seahawks son tan increíblemente populares que practicamente todo, desde los trenes de Washington state hasta la planta Boeing despliegan orgullosamente el logo del 12º hombre. Los Huskies de la Universidad de Washington son tan populares como siempre, y el equipo de fútbol FC Seattle Sounders atrajo casi la mitad de los fanáticos que fueron a ver a los Marineros (819,363) a pesar de jugar apenas una cuarta parte de juegos locales (19).

Por ende, los Marineros necesitaban desesperadamente hace algo para restaurar sus seguidores locales, incluso si eso significaba sobrepagarle a Canó.

¿Acaso el contrato de $240 millones eventualmente se verá como un mal acuerdo? Quizás. Los contratos de más de seis años de duración en ocasiones lucen mal al final (Barry Zito, Mike Hampton, el segundo acuerdo de A-Rod), especialmente cuando el acuerdo se extiende hasta que el jugador llegue a los 40 años. Canó tendrá 41 cuando termine el contrato, pero él va a ayudar al equipo a corto plazo. Desde que se convirtió en jugador a tiempo completo en el 2007, ha promediado 160 juegos, promedio de .307 con slugging de .508, OPS de .866, 25 jonrones, 97 remolcadas y 94 anotadas. Ha sido electo cinco veces a Juegos de Estrellas, y ha terminado tercero, cuarto, quinto y sexto en la contienda por el premio de JMV los pasados cuatro años.

Además, Seattle tenía que hacer algo. El Rey Félix lució excelente como siempre la pasada temporada, al igual que Hisashi Iwakuma. Pero, aparte del antesalista Kyle Seager, el resto del equipo fue practicamente un desastre. Dustin Ackley, Justin Smoak y Michael Saunders demostraron pocas razones para pensar que finalmente se van a desarrollar en estrellas, y los novatos Nick Franklin (una segunda mitad terrible) y el campocorto Brad Miller (fildeo) también tienen interrogantes. El bullpen tuvo problemas, y los jardines son un desastre.

Además, los Marineros tienen el dinero -- incluso al añadir a Canó, ya que sus actuales compromisos de presupuesto siguen en los $65 millones para el 2014. El arbitraje salarial va a elevar esa cifra, al igual que otras firmas, pero todavía se espera que la nómina esté por debajo de los $100 millones, quizás significamente por debajo. Y firmar a Canó hace de Seattle un destino más atractivo para otros agentes libres.

¿La firma de Canó finalmente hará que los Marineros se transformen? Ya veremos. Pero Canó definitivamente debe ayudar más que traer de vuelta a Willie Bloomquist.

"La noticia ha emocionado a la ciudad", dijo el veterano fanático Ron Beck, quien estaba almorzando en el Pyramid Alehouse al cruzar la calle del Safeco Field. "Ellos han sido una historia triste por muchos años. Todos recordamos la temporada 1995 con Griffey, y esos fueron momentos divertidos. Y recordamos el 2001, cuando ganamos 116 juegos.

"Pero ultimamente ha sido duro. Ellos siguen hablando de conseguir bateadores para el equipo, y nosotros necesitamos bateadores con poder que puedan batear en el momento clave y que puedan traer corredores al plato".

Esta fue una gran semana para las noticias deportivas en Seattle. Los Seahawks aplastaron a los New Orleans Saints en el "Monday Night Football," y Steve Sarkisian se fue de los Huskies para ser coach en USC. Entonces, el Viernes, los Marineros llegaron a un acuerdo con Canó y Washington contrato al coach de Boise State Chris Petersen para reemplazar a Sarkisian.

Y, gracias a las firmas de Canó y Petersen, los Seahawks lucieron como un pensamiento secundario en la radio deportiva local el viernes. Por primera vez en mucho tiempo, la gente estaba hablando de béisbol y de los Marineros más que de football y los Seahawks.

Quizás la única noticia que habría emocionado más a los fanáticos locales era si los Marineros firmaban al mariscal de campo de los Seahawks y ex jugador del cuadro de liga menor Russell Wilson para jugar en cambio la segunda base.

Beck se echó a reir ante tal sugerencia antes de decir, "Dejemos a Russell Wilson donde está". Los fanáticos están muy contentos de tener a Canó.

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