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Balance de una temporada con muchas expectativas

Regatas festejó un título muy perseguido Ligateunafoto.com

BUENOS AIRES -- Si algo generó este 2013 en el básquetbol argentino fueron expectativas. El calendario se cierra con realidades a las se le pueden conceder ilusiones de buenos tiempos por disfrutar en un futuro cercano. Y esto se puede extender a casi todos los ámbitos, en la Liga Nacional, con los argentinos que actúan en la NBA y a la misma selección nacional.

Este año ofreció un nuevo campeón de la LNB, Regatas Corrientes, que rompió con el claro dominio de Peñarol en las tres campañas anteriores y que amenazaba con quitarle atractivo al torneo.

Los correntinos vieron concretado un largo proceso que los llevó a ser protagonistas de la competencia, pero al que le faltaba la coronación del título argentino. Y lo hizo de manera contundente, barriendo en la definición a Lanús por 4-0.

Los campeones tuvieron en el tirador Paolo Quinteros al jugador desequilibrante, pero lo rodearon con la calidad de Federico Kammerichs, quien sorpresivamente decidió su retiro tras ganar el título, del paraguayo Javier Martínez y los norteamericanos Tony Washam y Jerome Meyinse.

La temporada 2013-14 de la Liga Nacional se inició envuelta en polémica por la decisión de la mayoría de los clubes que quitar los dos descensos tradicionales durante dos años. La medida, absurda por varias razones desde lo deportivo, está relacionada con la lucha de poder interna en la Asociación de Clubes, en la cual 13 de los 16 equipos, pretenden desplazar a la actual conducción de la entidad.

La movida política solo se justifica porque varios de los actuales dirigentes de la AdC demostraron una incapacidad comprobada que atenta contra el progreso de la Liga. Pero además alienta la probabilidad de un cambio en el modelo de gestión de la competencia, algo que se necesita imperiosamente para romper con formas e intereses anquilosados, todo lo contrario a lo que requiere hoy un torneo profesional que, más allá de un buen nivel de juego, debe aspirar a tornar en redituables las altas inversiones que realizan sus clubes.

Lo único que dispara ilusiones para esta temporada en la Liga Nacional es que varios equipos les dieron oportunidades a jugadores jóvenes, que de a poco empiezan a mostrar sus condiciones, en un medio necesitado de sangre nueva.

Aún cuando se trata de jugadores veteranos, los argentinos que actúan en la NBA también renovaron expectativas en este 2013. Tras una primera mitad con demasiadas lesiones, Emanuel Ginóbili logró acceder con San Antonio a la última final del torneo, donde cayó de forma increíble ante Miami, en una definición que entró en la historia por su increíble desarrollo y dramática definición.

El escolta curó su físico y se preparó de manera especial para cumplir en los dos años de contrato que renovó. A los 36 años mantiene un nivel destacado y un protagonismo sin fecha de vencimiento, del que los Spurs se nutren en su búsqueda de llegar otra vez a la final.

Luis Scola sufrió durante un año el haber recalado en un equipo en reconstrucción como Phoenix. Sin embargo, su profesionalismo y entrega tuvieron su premio, ya que fue traspasado a un equipo con aspiraciones de campeón como Indiana.

El cambio parece un negocio redondo para el ala-pivote: se ubica primero en la Conferencia del Este y él está haciendo un valioso aporte en su nuevo rol de hombre de recambio.

Pablo Prigioni sorprendió al llegar, con 35 años, a la NBA con la camiseta de los populares New York Knicks. No dejó de asombrar con su rendimiento más que aceptable y dio la nota con su renovación de contrato por tres años más.

En un equipo que se armó para pelear entre los mejores y que hasta ahora lleva un pálido récord, Prigioni muestra un buen rendimiento, más allá de la lesión sufrida días atrás, por la que todavía tiene para10 días de inactividad.

No tendrá nada bueno para recordar Carlos Delfino en una temporada que marcaba su regreso a Milwaukee. Una nueva operación en el escafoides de un pie para favorecer la recuperación de una fractura, lo hará perderse el resto de la temporada y le ofrecerá, como mayor estímulo y con mucha suerte, la chance de estar en el Mundial de España de 2014.

El evento máximo de 2014 nos obliga a analizar lo que fue este año para la selección nacional, a la que finalmente le llegó el momento de empezar ese recambio generacional tan temido. Luego de más de una década de gloria provocada por la Generación Dorada hubo que empezar la tarea de renovación, al mismo tiempo que se peleaba la clasificación para el Mundial.

Y de esa gestión se salió doblemente bien parado, ya que además de la clasificación para España 2014 (Argentina terminó tercera en el Premundial), se comprobó que hay algunos valores jóvenes, que bien acompañados por el puñado de veteranos que transcurren los últimos tramos de su carrera profesional, se puede conformar un plantel que puede seguir teniendo protagonismo internacional.

La aparición de Campazzo y Laprovíttola como bases y de Delía y Bortolín como pivotes invitan a depositar en ellos la esperanza de seguir perteneciendo a la élite del básquetbol mundial.

En este 2013 hubo cambios, ausencias, retiros y decisiones polémicas. Algo diferente se puede estar gestando. Por eso, es natural que se muchos pongamos expectativas allí. El tiempo, tal vez a partir de 2014, nos mostrará si estas ilusiones tenían fundamento y si logran concretarse.