Jorge Morejón 10y

Biogénesis, la mancha negra

Desde el mismo mes de enero hasta diciembre, una palabra ha sonado en el mundo del béisbol tanto como outs, bolas, strikes o jonrón: Biogénesis.

Durante los 12 meses del 2013, la sombra del escándalo de la clínica Biogénesis de las Américas, con sede en Coral Gables, se apoderó de las Grandes Ligas y generó el mayor escándalo hasta ahora en relación con el uso de sustancias prohibidas para mejorar el rendimiento deportivo.

Todo comenzó con un artículo del semanario Miami New Times, que destapó el caso, luego de que Porter Fischer, ex empleado de Biogénesis, filtrara documentos confidenciales al periodista Tim Elfrink, en venganza contra el fundador de la clínica, Anthony Bosch, quien supuestamente le debía 4,000 dólares.

El artículo de Elfrink menciona a Alex Rodríguez (New York Yankees), Ryan Braun (Cerveceros de Milwaukee), Yasmani Grandal (Padres de San Diego), Melky Cabrera (Azulejos de Toronto), Bartolo Colón (Atléticos de Oakland) y Nelson Cruz (Vigilantes de Texas) entre los clientes de la clínica, junto al boxeador Yuriorkis Gamboa y el tenista Wayne Odesnik.

El semanario citó incluso los nombres en clave con que se registraban los clientes de Biogénesis, algunos como Al Capone, el Cacique, Samurai, Yukon, Mohamad, Felix Cat y D.R.

En declaraciones al programa de ESPN Outside The Lines (OTL), Fischer reveló que el suministro de sustancias prohibidas por parte de Biogénesis iba más allá de los peloteros de Grandes Ligas y alcanzaba a deportistas de universidades y secundarias.

Al mismo tiempo, denunció haber recibido amenazas de muerte y ser víctima de persecuciones en su auto.

En febrero, el comisionado Bud Selig envió entonces al sur de la Florida a Rob Manfred y Pat Courtney, dos de los principales ejecutivos de las Grandes Ligas, para negociar con Miami New Times la obtención de los documentos de Biogénesis, aunque el periódico declinó hacerlo.

Ante la negativa y en un intento por llegar hasta el fondo del asunto, las Grandes Ligas presentan una demanda contra seis personas relacionadas con Biogénesis, entre ellas su fundador, Anthony Bosch.

La demanda por daños al deporte por proveer de sustancias ilegales a atletas incluyó también a Juan Carlos Núñez, ex empleado de los agentes deportivos Sam y Seth Levinson, Carlos Acevedo y Ricardo Martínez, funcionarios de Biogénesis, el autoproclamado farmaceuta Paulo Da Silveira y el ex lanzador de la Universidad de Miami Marcelo Albir.

En abril el diario The New York Times reporta que Alex Rodríguez trató de comprar comprometedores documentos de Biogénesis para tratar de destruir evidencias de la investigación.

El diario también informa que un ex empleado de Biogénesis vendió a las Grandes Ligas documentos que demuestran el vínculo de la clínica con el suministro de sustancias prohibidas a peloteros.

Para tratar de salir lo más limpio posible entre tanto lodo, Anthony Bosch, fundador de la clínica Biogénesis of América, llega a un acuerdo con las Grandes Ligas para cooperar con la investigación.

En junio, las Grandes Ligas anuncian su intención de suspender a al menos 20 peloteros presuntamente relacionados con el escándalo. Además de A-Rod, Braun, Grandal, Cabrera, Colón y Cruz, salen a la luz otros nombres como Francisco Cervelli (Yankees), Jesús Montero (Marineros de Seattle), Jhonny Peralta (Tigres de Detroit) y Everth Cabrera (Padres).

El 22 de julio, Braun llega a un acuerdo con las Grandes Ligas y acepta una suspensión por 65 juegos, equivalentes al resto de la temporada del 2013.

Una semana después, un magistrado del sur de la Florida da luz verde a las Grandes Ligas para que utilicen todo el sistema judicial para tratar de llegar al fondo del escándalo.

La decisión del juez Donald Dresnick le permite a MLB citar para rendir declaración obligatoria a cualquier persona natural que estime pertinente, sin que necesariamente esté vinculada al sistema del béisbol.

Al mismo tiempo, las Grandes Ligas anuncian la posibilidad de suspender de por vida a A-Rod, cuyos abogados prometen apelar y luchar con todos los recursos, en tanto otros presuntos implicados recibirían castigos de 50 partidos.

Dos días más tarde, MLB cambia de parecer y las partes comienzan a negociar un castigo prolongado, pero no definitivo, que incluiría el resto de la temporada 2013 y toda la campaña del 2014.

Después de varios días de negociación, la oficina del comisionado anuncia las suspensiones.

Todos, con excepción de Rodríguez, son castigados por medio centenar de partidos, mientras que el antesalista de los Yankees es finalmente suspendido por 211 juegos por violar el acuerdo conjunto de antidopaje, pero apela inmediatamente y regresa a jugar mientras se ventila la apelación, que decidirá un árbitro.

El equipo legal de Rodríguez contraataca y entabla demandas contra las Grandes Ligas y contra el propio equipo de los Yankees.

Termina el 2013 y aún no ha llegado a su final el escándalo, pues el árbitro Horowitz anunció que se pronunciaría en enero del 2014.

Su decisión es inapelable, pero a A-Rod cierra el 2013 con declaraciones optimistas en las que asegura que en abril estará en la alineación titular de los Yankees.

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