Enrique Rojas, Escritor Senior ESPN Digital 10y

Se reinvindican en 2013

ORLANDO -- Cuatro años después de ser el hazmerreír del planeta beisbolero, República Dominicana llegó al Clásico Mundial decidida a dar un ejemplo contundente y limpiar la afrenta del 2009 ¡Y vaya que lo consiguió!

Liderada por el juego superior del intermedista Robinson Canó y un singular arquero monticular , la selección quisqueyana aplastó a todos sus oponentes para convertirse en el primer campeón invicto de la mayor competencia internacional de pelota. De paso, destronó a Japón, que había ganado las primeras dos ediciones, en 2006 y 2009.

Canó, quien bateó .469 (32-15) con cuatro dobles, dos jonrones, seis impulsadas, seis anotadas y 25 bases alcanzadas en ocho partidos, fue el Jugador Más Valioso del torneo, así como también de las primeras dos rondas.

Incluyendo sus dos encuentros de exhibición contra Filis de Filadelfia y Yankees de Nueva York, República Dominicana tuvo marca de 10-0 en el proceso de coronarse campeona de un torneo que por primera vez nombró un campeón mundial. El pitcheo, que limitó a los rivales a 14 carreras y 42 hits en 72 innings, fue la principal fortaleza de la selección tricolor en el Clásico Mundial.

El cerrador Fernando Rodney estableció un récord del torneo con siete salvamentos y lanzó en todos los partidos de su equipo, mientras que el abridor Samuel Deduno ganó la final ante Puerto Rico y terminó la competición con 2-0, efectividad de 0.69 y 17 ponches en 13 entradas.

La imagen de Rodney apuntando al cielo mientras imitaba el lanzamiento de una flecha al final de cada partido se convirtió en uno de los simbolos del torneo.

"Desde el primer día que nos juntamos nos prometimos trabajar duro para llevar la corona al país. Nos dijimos que bastaba de pasar verguenza", dijo Tony Peña, el manager de República Dominicana.

"Los dominicanos comemos y respiramos béisbol. Para nosotros, ganar el Clásico Mundial era cuestión de honor. Un asunto de estado, de nación", dijo el gerente general Moisés Alou, quien participó en los dos primeros clásicos como jugador.

República Dominicana, el mayor productor de peloteros por kilómetro cuadrado del mundo, logró una actuación destacada en el clásico inaugural, en 2006, cuando alcanzó las semifinales y fue eliminada por Cuba en un partidazo que terminó 3-1 en el Petco Park de San Diego.

Sin embargo, los quisqueyanos resbalaron a un profundo abismo en el 2009, cuando fueron derrotados dos veces y eliminados por Holanda en la primera ronda en San Juan, Puerto Rico.

La temprana partida, aunque mucho más la categoría mundialista del verdugo, sacudieron los cimientos de una isla acostumbrada a brillar cuando importa.

Un equipo que, entre otros, incluía a Canó, Miguel Tejada, José Guillén, Hanley Ramirez, José Reyes, David Ortiz, Nelson Cruz, Pedro Martínez, Ubaldo Jiménez, Johnny Cueto y Edinson Vólquez, solamente ganó un partido. La principal excusa: La poca preparación de la mayoría de estrellas de Grandes Ligas en marzo, cuando tradicionalmente los clubes realizan sus entrenamientos para la temporada.

"Lo que pasó en Puerto Rico hace cuatro años nos obligó a cambiar la forma de enfrentar el torneo. No estar en forma o la fecha del Clásico Mundial era una excusa válida hace siete años, pero ya no más. Todo el mundo sabe que el torneo es en marzo y si quieres ganarlo, tienes que estar listo en marzo", dijo Ramírez. "El torneo es como es. Es en marzo", dijo Reyes.

Desde el primer día se pudo ver una gran diferencia en enfoque y determinación en el equipo dominicano, que estableció su campamento de praparación en Tampa, Florida, antes de viajar a Puerto Rico.

Los representantes del "Platano Power" pegaron 28 hits y aplastaron 15-2 al zurdo Cole Hamels y Filadeldia en su primer juego de exhibición en Clearwater y luego sonaron 13 cohetazos para doblegar 8-2 a los Yankees en Tampa antes de ir a jugar la primera ronda.

"Lo siento por los lanzadores que enfrentarán a Dominicana en el Clásico Mundial. Ellos lucen como que están en una misión", dijo Hamels, luego de permitir 12 hits y ocho carreras en 2.2 entradas ante la artillería dominicana. Ni Isaías o Jeremías pudieron haber sido más proféticos que Hamels acerca del futuro del Clásico Mundial.

República Dominicana blanqueó 3-0 a Puerto Rico, su gran rival deportivo, en una fría noche en el AT&T Park de San Francisco en la gran final caribeña del torneo. Deduno y cuatro relevistas se combinaron para limitar a los boricuas a tres hits, ponchar 10 bateadores y lanzar de strike 85 de 135 lanzamientos.

Mientras la ofensiva dominicana se combinó para superar a sus rivales en carreras (36-14) y hits (76-42), el pitcheo colectivo tuvo un promedio de carreras limpias de 1.75 y el bullpen apenas permitió siete carreras en 39.1 IL (1.60 de efectividad) y no permitió anotaciones en los últimos cinco juegos (20.2 IL).

Precisamente el equipo boricua fue la gran sorpresa en este Clásico Mundial. Eran pocos los expertos, por no decir casi ninguno, que le daban oportunidades a los puertorriqueños de ni siquiera pasar de la primera ronda, la que se llevó a cabo en su estadio local, el Hiram Bithorn, en San Juan.

El combinado boricua, encabezado por figuras como Yadier Molina, Carlos Beltrán, Ángel Pagán, Alexis Ríos y otras estrellas, se alzó con sonados triunfos sobre potencias mundiales como Venezuela, Estados Unidos y al bicampeón Japón, a quienes sacó de paso en su ruta a la gran final.

La nota sobresaliente fue el pitcheo boricua, que siempre ha sido una interrogante para estos torneos, pero volvió a sacar la cara con demostraciones para recordar de Nelson Figueroa (ante Estados Unidos), de Mario Santiago (frente a Japón), de Hiram Burgos (contra Italia) y de Juan Carlos Romero (vs. Estados Unidos).

Por su hazaña, el equipo de béisbol de República Dominicana fue seleccionado como la selección más destacada de América en el 2013, por encima de la seleccones masculinas de fútbol de Brasil y Colombia, por la Federación de Periodistas Deportivos de América (AIPS, por sus siglas en inglés).

El triunfo en el Clásico Mundial no solamente sirvió para pagar deudas pendientes y curar viejas heridas, sino que además funcionó como bálsamo para el pueblo, golpeado en ese momento por una necesaria reforma fiscal que aprobó el nuevo presidente Danilo Medina.

Pese a que cuando el partido por el campeonato concluyó en República Dominicana eran cerca de las dos de la madrugada, el mandatario se comunicó con el equipo durante las celebraciones en San Francisco.

"Nos felicitó, aunque con esta emoción no se habla mucho. Fue importante porque no esperó mañana para poner un mensaje en el periódico, sino que lo hizo personal y lo agradecemos mucho", dijo Canó. "Nos dijo que todo el país estaba emocionado", dijo Reyes sobre la conversación con el presidente de su país.

Ocho meses después del triunfo, el presidente dominicano recibió a los monarcas del Clásico Mundial para entregar por primera vez en la historia del evento anillos de campeones, que fueron pagados por el país caribeño a un costo superior a los $100 mil dólares. La celebración incluyó un desfile por Santo Domingo y una fiesta en el estadio Quisqueya, el principal estadio de la isla.

"La victoria del Clásico le dio esperanza a la República Dominicana, exaltó los valores y nos dio optimismo. Gracias por hacer eso", dijo el presidente Medina a los jugadores en el Palacio Nacional en un caluroso mediodía de noviembre.

Igual de importante. Ganar el Clásico Mundial otorgó a República Dominicana un trofeo para reinvindicar su lugar entre los mejores del béisbol del planeta.

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