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Martino ganó respeto en el vestuario

BARCELONA -- Futbolista antes que entrenador, Gerardo Martino demostró el sábado a todo el mundo el control que tiene de un vestuario. Y que maneja los códigos de una plantilla a la perfección. No sólo reservó a Messi en el partido cumbre, sino que a través de ello se ganó, si no lo había hecho antes, el respeto del grupo.

Siete victorias consecutivas acumulaba el Barça desde que enlazó las dos únicas derrotas del curso. Todo ello sin Leo. Asentado en los resultados y crecido en la autoestima, el equipo respondió a la exigencia del Tata con solvencia y encontró en el Calderón el agradecimiento público de su entrenador, quien no dudó en reservar al crack y ofrecer el protagonismo al colectivo.

Martino puede despertar tantas dudas en el entorno como confianza inspira en el vestuario. A base de constancia y trabajo se ganó a un plantel al que supo adaptarse más pronto de lo que cabría suponer y que descubrió su personalidad a través de decisiones tomadas con guante de seda.

De entrada, en verano, descartó la llegada de refuerzos, en un guiño a los suyos, a los que ha ido, con contadísimas excepciones, rotando en el once, y en invierno, con la apertura del mercado, se ha mantenido firme en el discurso. Enfrentado a "una crisis semanal" en cada rueda de prensa en la que le tocaba lidiar con preguntas más incómodas cada vez, la firmeza del argentino ha sumado adeptos en la medida que ha crecido el equipo.

Acabada la primera vuelta es una certeza que el Tata ya se ha ganado a los suyo. A todos. Sin necesidad de señalar a nadie, ha dado alas a los méritos de sus futbolistas y la presencia en el banquillo del Calderón de Messi y Neymar publicitó su mando indiscutible.

A mediados de octubre vivió el técnico de Rosario sus días más difíciles en Barcelona. Desde que venció 0-4 en Vallecas el 21 de septiembre y contempló cómo el entorno ponía en primer plano la 'posesión', entendió a lo que se enfrentaba. Si no bastaba con ganar, a la que enlazó los empates en Pamplona y Milán se vio rodeado de discursos antagónicos en ese entorno envenenado que rodea al Barça. Y sobrevivió. Ha sobrevivido con nota.

UNIDAD ANTE LA CRÍTICA

Encontró el discurso de sus jugadores, que defendieron a capa y espada el trabajo del cuerpo técnico y sin perder la calma fue capeando un temporal que alcanzó el cénit cuando el 1 de diciembre, ya sin Messi, cayó en San Mamés. Para entonces, cuando ya habían surgido los rumores que apuntaban a su salida en junio, o cuando poco después apareció el nombre de Scolari como sucesor tras el Mundial, Martino manejaba la situación con calma.

Si no la había perdido entonces, debieron pensar sus allegados, ya no iba a suceder en el futuro. Y en estas ha alcanzado el ecuador de la Liga con la tercera mejor puntuación de la historia del club, palabras mayores para un técnico presentado por muchos como 'recurso' y que ha recibido un apoyo tan cierto como poco contundente desde los despachos, donde nadie ha parecido estar dispuesto a dar la cara por él con la contundencia que sí lo ha hecho el vestuario.

Martino ha recuperado con sus decisiones la mejor versión de Pedro, ha dado alas a Alexis, catapultado a Cesc y mantenido a un Iniesta al que este curso le ha costado no poco arrancar. En el Calderón defendió el liderato dando protagonismo a quienes durante los últimos tiempos mantuvieron arriba al equipo y no tembló a la hora de mantener en segundo plano a Messi o Neymar.

Habrá quien piense que su decisión le aleja de Leo y quien considerará su decisión como un riesgo asumible a la vista de que el '10' está aún en tránsito tras la lesión. También se podrá poner la vista en la pérdida de ascendente del brasileño, apartado de los focos el día en que estaría llamado a marcar las diferencias, pero, con el once que presentó en Madrid dejó claro que tiene el mando.

El Tata fue, más que nunca, justo con sus hombres en el campo y volvió a restarse méritos en la sala de prensa. "Cualquier entrenador hubiera hecho lo que yo, me pareció lo mejor dejarles en el banquillo. Messi y Neymar no estaban para empezar", resumió tras el choque del Calderón el técnico para no tomar protagonismo. Un dato a tener también muy en cuenta. Y que sus jugadores, el plantel, debieron agradecer.