Nicolás Baier 10y

Todo el año es carnaval

MAR DEL PLATA (Enviado especial) -- La frase "año nuevo, vida nueva", que solemos repetir hasta el hartazgo alrededor del 31 de diciembre, rara vez tiene un efecto positivo. O al menos inmediato.

Racing e Independiente lo confirmaron en Mar del Plata. Para la Academia, su debut en 2014 fue una continuidad del festejo que inició desde el descenso de su máximo rival, el 15 de junio pasado. Para el Rojo, el dolor latente de ya no ser de Primera y el duro trance de tener que sufrir las cargadas cara a cara frente a su vecino, por primera vez desde su llegada a la B Nacional.

Un clima tremendo en el estadio Minella. Con cantos, con el folklore y el color que, por medidas de seguridad, dejaron de tener los partidos de Primera división. En el medio, un partido de verano. Aunque en los papeles formara parte de los "amistosos", por el contexto antes comentado estaba claro que iba a jugarse como si fuera por los puntos.

Y así salieron a disputarlo. Nada de "vida nueva". Rápidamente se repitieron patrones de años anteriores. En apenas 46 segundos, Hauche volvió a convertirse en verdugo de Independiente, al que ya le marcó 4 goles. Saja sacó largo, el pique complicó a Velázquez y el Demonio ensayó una chilena, como si estuviera en la playa Bristol, para vulnerar a Diego Rodríguez.

A los 5 minutos, otro deja vu. Un planchazo infernal de Morel Rodríguez sobre Villar que los sacó a los dos de la cancha. Uno lesionado, el otro expulsado por Lunati. El defensor, que calentó la previa con una declaración, ya había visto la roja en el clásico del Inicial 2012. De Felippe ni lo miró cuando se iba al vestuario...

Si bien tenía todo a favor, el equipo de Merlo mostraba poquito. Saja le recriminaba a los centrales por revolearla, Ortiz retaba a Gómez por demorar los laterales y Mostaza lo volvía loco a indicaciones a Hauche. Se apelaba a las contras. Más prolijo Independiente en la posesión, con Pisano como jugador más claro.

Hasta que llegó otro impacto. Pase de Vietto a la derecha, gambeta y penal de Diego Rodríguez a Hauche. Fusilamiento habitual del Chino Saja y 2-0. A los 39, otro mazazo para el Rojo: tiro libre pasado de De Paul por izquierda y cabezazo cruzado de Ortiz para que Viola se meta con pelota y todo. 3-0 en los primeros 45 minutos, impensado.

Quedaba clarísimo que no era la noche de Independiente. En el inicio del segundo tiempo, la voz del estadio hasta le pidió al chofer del micro que lo corra de lugar "de inmediato". El complemento prácticamente estuvo de más. O fue un pacto de no agresión, o se quedó sin nafta, lo cierto es que Racing no hizo más daño. Se permitió un toqueteo incesante, aunque más por lo devastado que estaba su adversario que por virtudes propias.

La fiesta seguía estando afuera del campo. Los hinchas de Racing, desplegando un cotillón similar al utilizado aquella noche frente a Unión. El humo negro, la B y los fantasmas. Los de Independiente, gozando por la paternidad y cantando por los colores, confirmando el sentimiento en las malas. Un amor que no desciende de categoría.

El partido se rompió a los 5 minutos, cuando Morel Rodríguez casi lo rompe a Villar. En plena pretemporada, ambos saben que tienen que mejorar mucho. Uno para dar pelea en el Final y mejorar el pésimo Inicial 2013 (16 puntos). El otro para lograr una de las tres plazas de ascenso.

La noche de Mar del Plata, con público de los dos equipos, deja otra reflexión. Lo mal que tenemos que estar para privarnos de un espectáculo único en el mundo del fútbol. Los partidos oficiales seguirán jugándose sin visitantes porque en términos de violencia, lamentablemente seguimos sin comprobar que "año nuevo, vida nueva".

Una verdadera pena.

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