Howard Bryant 10y

Se avecina un conflicto laboral

La rama investigativa de las Grandes Ligas, la única consecuencia concreta que se derivó del "Reporte Mitchell" en el 2007, obtuvo su victoria más grande hasta ahora con su derribo colectivo de Alex Rodríguez y del resto de los peloteros asociados con Biogénesis. Esto sucedió gracias a justicia con la chequera (pagando por los documentos robados que utilizó como evidencia contra Rodríguez y para luego castigar a Rodríguez por intentar utilizar la misma táctica), con intimidación (demandando al "testigo clave", Tony Bosch, para persuadirlo a cooperar y acabar con Rodríguez) y a la fuerza (forzando a Ryan Braun, Nelson Cruz, Jhonny Peralta, Everth Cabrera y otros sospechosos relacionados con Biogenesis a aceptar suspensiones en vez de arriesgarse a ser sancionados de forma más severa al utilizar sus derechos de defenderse a si mismos con todos los recursos posibles).

Rodriguez fue el único que eligió seguir con el proceso hasta el final, y pagó un precio altísimo por ello. El árbitro decidió que él debe ser suspendido "solamente" por toda la temporada 2014 en vez de por los 211 juegos originalmente dictaminados por las Grandes Ligas, aunque el resultado fue considerado como una victoria para la MLB.

Sin embargo, esto en realidad fue una victoria pírrica, ya que cuando Rodríguez arrastró al béisbol hacia esta pelea callejera, este rebajó sus estándares y se comportó de la misma manera en que después critica a sus jugadores por hacerlo. El deporte no se ve mejor por su recelo necesariamente. Es más, se ve peor en varias maneras. Tanto el béisbol como sus jugadores, su reputación y el Salón de la Fama se han visto disminuidos por la era de los esteroides, sin lugar a dudas. Esto no es una buena política para cualquier deporte, derribando a sus jugadores y luego bailando en la zona de anotación por televisión en "60 Minutes" inmediatamente después de hacerlo.

La saga de Biogénesis ha dejado a una cosa bien clara: La rama investigativa es el arma más eficaz y poderosa que las Grandes Ligas ha tenido en su poder durante la era de los esteroides. Por extensión, eso significa que es la mejor arma que los dueños han podido utilizar contra la asociación de jugadores en décadas. La retórica de la suspensión de Rodríguez como prueba de la eficacia del sistema antidoping de la liga es solamente humo de relaciones públicas, ya que el sistema antidoping no fue el que lo atrapó. La relativamente nueva rama investigativa hizo eso.

El verdadero poder del béisbol, en este contexto, se basa en la libertad de acción que le provee el Acuerdo Conjunto Antidopaje, permitiéndole a su unidad investigativa ser muy agresiva. El hecho de que ninguno de los jugadores falló una prueba antidoping -- un punto de vista utilizado por simpatizantes para criticar a la cobertura periodística de sospechosos como Lance Armstrong, Barry Bonds, Roger Clemens y, especialmente,Mark McGwire -- ya no significa nada. Si los dirigentes de las Grandes Ligas creen que tienen la información suficiente, aun sin una prueba positiva en su poder, entonces ellos tienen la potestad necesaria para suspender a un jugador por una temporada entera o todavía más tiempo. La nueva posición del béisbol de las Grandes Ligas es similar a la de USADA, WADA y los Juegos Olímpicos.

Las tácticas utilizadas por el béisbol para reunir información podrían ser utilizadas cuestionables o poco éticas, pero también ha expuesto a otra verdad sin dudarlo: En un negocio sucio, el metodo sucio podría ser el único método.

El sistema antidopaje ya es obsoleto de por sí para aquel usuario inteligente y precavido en un mundo de testosterona utilizada en dosis pequeñas y fácil de absorber. Los usuarios más tontos como Braun, Bartolo Colón y Melky Cabrera son expuestos y atrapados. Los más inteligentes, como Rodríguez, no lo son. Las pastillas de testosterona u otras sustancias que se puedan ingerir probablemente pueden desaparecer para no ser detectadas antes de que el jugador sea examinado.

El sistema antidopaje está enfrentándose a drogas sofisticadas y no va a atrapar a nadie que no sea descuidado, lo que deja al béisbol sin alternativa más que utilizar caminos que no sean analíticos: Caminos como la recopilación de datos, mensajes de texto, documentación de uso y calendarios que detallan el uso están logrando lo que los análisis de sangre no han podido hacer.

El béisbol de las Grandes Ligas ha decidido que si necesita bajar hacia la alcantarilla para encontrar oro, lo hará. En el caso de Rodríguez, decidió confraternizar con un delincuente convicto y fraude profesional (el doctor que no lo era) y rebajar sus estándares para hacerlo. Las Grandes Ligas bajaron por la alcantarilla y concluyeron, al igual que el árbitro Frederic Horowitz, que la información obtenida de parte de Bosch es oro, sin importar de donde haya provenido. Esta es, en varias maneras, la misma actitud que tienen los fiscales federales en todo el país. Esto no fue un elogio.

Rodriguez podría llegar a jugar nuevamente en las Grandes Ligas con los Yankees o algún otro equipo, pero la verdad es que él está fuera de consideración de cualquier manera. Él se ha roto a si mismo de manera tal que le será imposible estar entero otra vez, si es que alguna vez lo estuvo.

Así que el béisbol ganó la batalla contra el hombre que alguna vez se suponía que iba a ser la cara de ese deporte. Rodriguez era la esperanza, el elegido. Él había jugado en las Grandes Ligas por poco más de dos temporadas cuando Billy Beane, el nuevo manager de los Atléticos de Oakland, lo nombró el mejor campocorto de la historia, mejor que Ripken, mejor que Banks o Wagner o Jeter. Gran parte del rencor de parte del béisbol hacia Bonds estaba contenido por la esperanza de que no tendría al récord de Henry Aaron en sus manos por mucho tiempo ya que Rodríguez se lo usurparía. Rodríguez volvería a escribir una nueva página del libro del record por mayor número de cuadrangulares de todos los tiempos y limpiarlo por el bien del béisbol.

Sin embargo, las Grandes Ligas podrían haber perdido la guerra, ya que la forma en que se derribó a Rodríguez seguro que enojó a la asociación de jugadores. El espíritu de cooperación entre ambas partes que parecía posible durante la gestión de Michael Weiner, quien sustituyó a Donald Fehr, como director ejecutivo podría terminar siendo el precio del triunfo, y la animosidad que existió durante casi 30 años antes de la huelga de 1994 podría haber vuelto a existir. A nadie le gusta perder, y la alegría de las Grandes Ligas por el resultado del caso de Rodríguez no será olvidado por la asociación durante la próxima negociación por el acuerdo contractual colectivo. El acuerdo actual vence después de la temporada del 2016.

Al dar su vuelta olímpica, el béisbol también le ofreció pistas a sus jugadores sobre cómo no ser atrapados. Ahora los jugadores saben que no deben lidiar directamente con sus proveedores. Ellos saben que no deben mandar mensajes de texto o dinero directamente a nadie que los pueda ligar a las drogas. No es ningún accidente que los jugadores que han sido atrapados fueron los que lidiaron con los amateurs ubicados al nivel más bajo, recibiendo sustancias prohibidas de parte de locales como BALCO y Biogénesis.

El deporte ha regresado a su conflicto central durante toda la discordia generada por las sustancias prohibidas: los dueños contra los jugadores. Es absurdo que se fanfarronee sobre la caída de Biogénesis como resultado de un sistema de pruebas antidopaje que solo atrapó a un puñado de jugadores. Sin embargo, lo que esto si comprueba es que la rama investigativa de las Grandes Ligas fue muy efectiva, más allá de su ética cuestionable y todo lo demás. El béisbol podría ser aplaudido por comprometerse a librar a su deporte de las drogas de una vez por todas, y quizás deba serlo -- excepto por el presentimiento de que su motivación era derrotar a la asociación de jugadores tanto como el tener un juego limpio. La única entidad que ha pagado un precio alto por su reputación en todo este asunto han sido los jugadores, algo que hay que recordar mientras Tony La Russa -- cuyo total de victorias como manager fue inflado por los jugadores que utilizaban sustancias prohibidas y a los que él defendía consistentemente -- sonríe mientras sostiene a su placa de exaltación al Salón de la Fama este verano.

En ese sentido, la era de los esteroides fue simplemente otra página de la historia de este deporte, y es solo cuestión de tiempo para que el béisbol regrese a sus raíces de huelgas, cierres patronales y negociaciones. Marvin Miller sabía esto mejor que nadie. Durante los últimos años de su vida, cuando los totales de cuadrangulares se volvían estratosféricos y los jugadores le mentían tanto al público como al Congreso que demandaba respuestas, Miller, varias veces considerado como alguien avanzado en edad y sin tacto, se mantuvo fiel a sus viejas costumbres, sus viejos principios. Él le imploró a su vieja asociación que no vuelvan a abrir al acuerdo colectivo para satisfacer las demandas del Congreso, ya que él sabía que eso le devolvería el balance de poder a los dueños, quienes no dudarían en atacar.

Hoy en día, con el béisbol abriendo su pico en "60 Minutes", puede ser que Miller jamás haya parecido más inteligente.

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